Un museo en clase contra la segregación: una vía para combatir las diferencias entre colegios públicos

Llegó un momento en que en el parque del barrio las familias empezaron a hablar del colegio Josep Maria Sagarra. Y no para otorgarles la etiqueta de la escuela de los pobres o los inmigrantes, como venía sucediendo durante años, sino para valorar lo que hacían en clase. Así, poco a poco, fueron rompiendo con la dinámica de segregación que sufrían. ¿Cómo ocurrió? Todo empezó con una alianza con el museo de arte contemporáneo de Barcelona, el MACBA, que transformó la forma de trabajar del colegio y la visión que de él tenían los vecinos.

El suyo es uno de los cinco programas piloto del programa Alianzas Magnet, empezados en 2012 en Catalunya, para explorar si a través de un proyecto educativo sólido y la colaboración con instituciones del entorno se puede combatir la segregación escolar, uno de los mayores problemas que sufre el sistema educativo. En Barcelona, sin ir más lejos, existen barrios en los que hay colegios públicos con un 25% de alumnado extranjero, otros con un porcentaje inferior al 10%, y concertadas que no llegan al 3%, según datos del Síndic de Greuges. Lo mismo ocurre si se calcula el número de alumnado con beca comedor.

La iniciativa Alianzas Magnet, liderada por la Fundació Jaume Bofill y que se amplía a 45 centros hasta 2020 con la colaboración de la Generalitat y la Diputación de Barcelona, trata de reducir estas desigualdades por la vía de la atracción de las familias. “Estas escuelas pueden hacer y hacen un gran trabajo, proyectos potentes que sin embargo no llegan a todas las familias de su entorno por culpa de los prejuicios”, explica Roser Argemí, coordinadora del proyecto.

“Nosotros nunca llenábamos el P-3 en la época de matrículas, tampoco venía nadie a las jornadas de puertas abiertas, pero ahora el centro ya tiene una demanda parecida a otros del barrio”, comenta la directora Isabel Corral. Con ello, han pasado de tener un porcentaje de alumnado de padres extranjeros superior al 80%, a reducirlo por debajo del 50%. Lo mismo ha ocurrido, estiman, con el porcentaje de alumnado con dificultades económicas que escolarizan.

Con todo, la apuesta tiene sus límites, según reconocen tanto sus impulsores como los expertos. Fortalecer el proyecto educativo y motivar al claustro de profesores es solo una vía para atacar la segregación. Pero no suele ser suficiente. Y desde luego no lo es para acabar con las desigualdades del sistema entero. “Los colegios solos no podemos luchar contra la segregación, porque el día a día con los alumnos ya está repleto de dificultades”, expresa Corral.

El sociólogo Jordi Collet, de la Universitat de Vic, valora este programa porque trata de reducir los altos niveles de segregación mediante las actuales “reglas del juego”, pero considera que lo más efectivo sería cambiarlas. Es decir, que las Administraciones replantearan políticas que tienen que ver con cómo las familias escogen la escuela, cómo se reparte el alumnado con dificultades de aprendizaje entre los distintos centros, cómo se consigue que los centros concertados no pongan barreras económicas o qué recursos se dan a los colegios más desfavorecidos.

¿En qué consiste la alianza?

“A principio de curso fuimos al MACBA a ver una exposición sobre Joan Brossa y decidimos que haríamos una instalación de poemas-objeto”, comenta Èlia, alumna de Quinto del Sagarra, en una de las aulas de investigación artística que tiene el colegio. “Al final hicimos un bufete y la gente podía tocar los poemas”, explica esta chica.

El reto de hacer una instalación de poemas-objeto inspirados en este poeta y artista catalán se lo llevaron los alumnos del Sagarra de una visita que hicieron al MACBA. “Cada año vamos a principio de curso al museo y ellos nos hacen propuestas de trabajo”, explica la directora. “Luego, a lo largo del curso, relación que tenemos con ellos es constante”, apunta.

En el MACBA, como en las demás instituciones que participan en Alianzas Magnet, tienen un técnico que hace de enlace con el colegio y les asesora en sus proyectos. También realizan formación al profesorado. Una de las cosas que más valoran en esta escuela barcelonesa es cómo les han “educado la mirada”. “Los primeros días vinieron los del museo a pasear por el colegio y nos demostraron que hay mil formas de exponer un trabajo artístico más allá del clásico mural”, explica Corral.

Lo mismo les ocurrió al descubrir nuevos lenguajes artísticos aparte de la pintura y el collage. Audiovisuales, e-mails, sombras chinas… “Cuando empezamos, hace seis años, éramos un claustro de maestros con ganas de cambiar cosas, y esta colaboración nos dio un gran impulso”, sostiene. Para estas alianzas, la Fundació Jaume Bofill ha conseguido la participación de instituciones como el Instituto Catalán de Paleontología, el Museu del Cine, el Museo de la Ciencia y la Técnica de Catalunya, la Filmoteca de Catalunya, el Centro de Investigación Matemática o el museo de ciencia CosmoCaixa en distintos municipios de Catalunya.

El modelo magnet (imán, en su traducción al castellano) tiene su origen en los Estados Unidos, para combatir los elevados niveles de segregación que sufren muchas de sus escuelas públicas. En su aplicación en Catalunya tiene sin embargo algunas diferencias. “Los directores de colegios no pueden contratar directamente a profesores y no tienen dotación económica adicional, tal como sí sucede allí”, expone Argemí.

¿Cómo acabar con la segregación escolar?

Con las Alianzas Magnet se reducen los niveles de segregación de algunos colegios, pero no se acabará con las diferencias de alumnado que presentan los centros en todo el sistema educativo, ni se pueden solucionar por completo las condiciones de las llamadas 'escuelas gueto' (las que acumulan un porcentaje de alumnado extranjero o de familias pobres muy superior al del mismo barrio en el que se encuentran). Esto lo saben incluso los impulsores de la iniciativa, que piden acompañar el programa con medidas de carácter administrativo.

Una de las más evidentes, según Argemí, sería evitar que los mismos centros se queden siempre los alumnos que llegan de fuera a lo largo del curso. Es la llamada “matrícula viva”, un concepto desconocido por la ciudadanía pero que trae de cabeza a los docentes. Como los centros estigmatizados son los que a menudo empiezan el curso con vacantes (puesto que las familias no los solicitan), se acaban quedando siempre las matrículas de los que llegan a lo largo del curso, cosa que añade dificultad a su ya de por si complicada tarea diaria.

Repartir a este alumnado de forma equilibrada es una de las medidas que recomiendan los expertos, como lo puede ser también que todos los colegios, públicos y concertados, reserven un porcentaje de plazas para alumnos con problemas de aprendizaje. “Esto lo prevé la Ley de Educación de Catalunya pero nunca se ha llegado a desplegar”, expone Collet.

Algunos municipios, que ostentan competencias a la hora de distribuir al alumnado según la oferta y la demanda, tienen políticas activas para equilibrar el tipo de estudiantes en los centros, pero no siempre consiguen consolidar estas medidas. “Conozco alcaldes valientes que han acabado perdiendo votos por ello, porque si a la clase media le dices que a su colegio irán más extranjeros, o que no pueden entrar al colegio que ellos quieren, te acaban retirando el voto”, relata este sociólogo, que ha asesorado a algunos ayuntamientos en este sentido.

De cara a las preinscripciones, cuyo período se ha abierto en Catalunya esta semana, la Generalitat ha anunciado algunas medidas para combatir la segregación, como la que tiene que ver con repartir la matrícula viva, establecer incentivos para ir a determinados colegios o ofrecer orientación a las familias, pero todavía no se ha entrado al detalle de cómo se hará.

Las entidades lamentan que mientras tanto esté paralizado el Pacto Nacional contra la Segregación, impulsado por el Síndic de Greuges en conversación con entidades educativas y con el departamento de Enseñanza. La aplicación del artículo 155, sobre todo por lo que respecta al cese de la anterior consellera, ha frenado la iniciativa por falta de liderazgo político, según fuentes conocedoras de la negociación.