A pesar del frío que se ceba con Barcelona, en la sala Hangar 05 “arde la calle al sol de poniente”. El ritmo de los ochenta es recuperado por los integrantes de Xaiques Band, un grupo conformado por seis hombres -todos ellos Mossos d'Esquadra, por cierto- que reviven la banda sonora de su adolescencia mezclando canciones en castellano, catalán o inglés. Pero todas ellas interpretadas en lengua de signos.
A los seis policías se les une en el escenario Anna Armadà, una intérprete que, sin mediar una sola palabra, encarna la chulería del líder de los Radio Futura cuando interpretaba 'Escuela de calor'. Las manos de esta joven son un instrumento más; no se limita a traducir la letra de la canción con el rictus impasible de las intérpretes que podemos ver en telenoticias o sesiones del Congreso. Esta joven baila con las manos: de sus movimientos se adivina el ritmo de la música y la cadencia de las palabras.
Con sus gestos, su cuerpo y su cara -que también se contonean según lo que cuenta la canción- Armadà consigue que la música se vea. Y que sea inclusiva para las personas sordas. Esta intérprete profesional empezó a signar música con quince años. Sus inicios fueron con canciones infantiles y siguió con el góspel. Hoy trabaja para la asociación ENCANTADES, que se dedica a organizar conciertos como el de Xaiques Band y a asegurarse de que todo el evento es inclusivo. Un trabajo que sigue siendo minoritario.
Actualmente hay diversos artistas que, como Rozalén, han hecho de las intérpretes una más de la banda y otros que, como Eminem, han llevado la música signada a escenarios como el de la Super Bowl. Esta apuesta inclusiva ha ido creciendo con el tiempo y las personas sordas gozan de mucha más oferta que hace unas décadas, pero sigue sin ser la costumbre. Por un lado porque no hay muchos intérpretes y los que quieren seguir este camino son aún menos. Y por otro porque, “tanto para los artistas como para los intérpretes implica mucho trabajo”, asegura Armadà.
Detrás de lo que parece una 'performance' cualquiera, profesionales como ella deben adaptar las letras de las canciones al lengua de signos. “No hay traducción exacta para ciertas expresiones o juegos de palabras. Hay que buscar lo más parecido”, cuenta. Además, también traducen las letras al catalán o al castellano. Y a todo esto hay que sumarle una predisposición escénica, porque “es necesario que el cuerpo y la actitud acompañen lo que dicen las manos”, añade la intérprete. Y es cierto, pues aún sin entender la lengua de signos, simplemente viendo la actitud de Armadà, se puede saber si estamos ante un tema gamberro de Los Ronaldos o si es algo más coqueto, salido quizás de la cosecha de Coti.
Un concierto para cualquiera
Una vez se ha llevado a cabo todo este proceso de adaptación, viene el ensayo. Ese es el momento que se está llevando a cabo en la sala Hangar 05. Para preparar el concierto final (que tendrá lugar en Luz de Gas el domingo 11 de diciembre) han contado no sólo con artistas e intérpretes, sino también con diversas personas sordas, que se aseguran de que todo vaya como la seda y que entienden todo lo que pasa sobre el escenario.
Eugenia es una de ellas y ya hace cuatro años que viene a los ensayos de enCantados. Nunca ha podido oir, pero eso no le ha impedido ser “una amante de la música”. Lo que sí se lo ha puesto un poco más difícil es que no hubiera accesibilidad. Así que se buscaba la vida. “Como cualquier adolescente, iba a las discotecas con mis amigos. La diferencia era que a ellos les gustaba el centro de la pista y a mí estar cerca del altavoz”, recuerda. Al tocar la superficie del amplificador, Eugenia podía notar cómo el ritmo entraba en su cuerpo a través de la palma de su mano.
Las vibraciones son otras de las aliadas de las personas sordas. enCantados reparte globos entre los asistentes a sus conciertos: al tocarlos o ponerlos sobre el pecho, las vibraciones se amplifican y permiten sentir matices de la música imperceptibles incluso para personas oyentes. A Eugenia le gusta cualquier tipo de música, pero esta mujer que supera la cincuentena, con gafas caladas y aspecto modoso, reconoce disfrutar mucho con el heavy. “Cuantos más bajos, guitarras y baterías, mejor”, afirma.
Y si de algo van servidos en Xaiques Band es de guitarra, bajo y batería. Pero también de ganas de hacer que su música llegue a cualquiera. El ensayo es para un concierto que llevará por nombre 'Mossos per la Marató' (que donará las ganancias al programa benéfico que TV3 dedica cada año a una enfermedad) y tenían claro que debía ser un recital solidario, pero también inclusivo.
Esta banda barcelonesa nació hace exactamente 11 años y fue creada para el mismo concierto benéfico. Y más de una década después se han vuelto a unir, incorporando alguna persona nueva al escenario, entre las que se encuentra Anna Armadà. Es la primera vez que tocan su música adaptada a personas sordas. “Es precioso ver cómo les llega la música. Ver que, aunque de maneras diferentes, todos podemos estar presentes en una canción”, explica Josep Lluís Guerrero, vocalista de Xaiques, quien asegura que el mérito es de profesionales como Anna. “No son sólo interpretes, sino unos artistas más”, asegura.
“Todas las cosas bonitas de la vida deberían ser para todo el mundo. Y da rabia ver que a veces no lo son simplemente por falta de sensibilidad o dinero”, asegura Francina Cortés, que junto a Núria Martorell son las impulsoras de enCantados. Ambas lo dejaron todo y se entregaron a este proyecto que lleva facilitando la accesibilidad de conciertos desde 2019. “Las subvenciones son ridículas y muy difíciles de conseguir”, añade Martorell. Por eso, desde esta asociación agradecen el esfuerzo de cualquier grupo que dé el salto a la inclusión, ya sea grande como Coldplay o pequeño como Xaiques Band.
La idea de ponerse en manos de enCantados fue de Santi, hermano de Josep Lluís, miembro de la banda y también de la asociación. “Llevo tiempo colaborando y sé que cualquier granito de arena que podamos aportar es importante para hacer que la música sea accesible”, explica. En este concierto, el repertorio de la banda será de 19 temas, que tocarán con tres intérpretes distintos. Ha sido un trabajo duro pero, según los hermanos, vale la pena.
Sobre todo por vivir el estreno de 'Batega el cor' (late el corazón), una canción creada en exclusiva para este concierto y que podrá ser cantada por todo el público, ya sea con las voces o con las manos. Y es que antes de interpretar esta canción, una persona sorda subirá al escenario y enseñará a los presentes a signar el estribillo del tema. De tal manera que toda Luz de Gas podrá latir a la vez.