Abrir el buzón, encontrar un burofax donde te dicen que el edificio donde vives se ha vendido, que tu contrato finaliza en noviembre y la nueva propiedad no lo renovará. Angustia, incertidumbre, desesperación al hacer una búsqueda en los portales de internet para encontrar algún piso donde vivir y comprobar en primera persona que con 1.100 euros no puedes acceder a ningún piso en la ciudad. Sentirte sola, indefensa, pensar que alguna ley te ampara y escuchar tu grito silencioso en un desierto. ¿Y ahora qué? Así es como Gabriel y Pilar afrontaron “la noticia”. Hace 24 años que viven en el entresuelo 3, de la calle Aragó 477, pagando rigurosamente cada mes por un piso de 44 metros cuadrados 550 euros.
En la finca convivían familias con contratos de alquiler indefinidos y familias con contratos que tienen una fecha de caducidad, como la de Gabriel. Algunas no se conocían entre ellas, pero la entrada de 6 nuevas familias en el bloque ha generado un nuevo espacio de encuentro entre todas las vecinas.
El pasado 3 de julio se visibilizó una nueva experiencia de solidaridad y lucha colectiva para hacer frente a la burbuja especulativa de Barcelona. Una hibridación entre vecinas, las que ya habitaban en el bloque y las nuevas vecinas que han recuperado 6 pisos, que se han dado cuenta de que comparten el mismo problema: el acceso a la vivienda.
Bajo el paraguas de la campaña de obra social de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Barcelona (PAH BCN) se recuperaron 6 pisos vacíos en el edificio Aragó 477 con 6 familias que se encontraban en una situación de emergencia habitacional . Todas 6 comparten haber pasado por un desahucio, todas están dentro del circuito de la administración, 4 de ellas no pueden acceder a la mesa de emergencia del Ayuntamiento de Barcelona para que el reglamento no las contempla porque no tiene cédula de habitabilidad o vivían realquilado habitaciones. Otros, como Eva, fue desahuciada mientras llevaba a su hijo en la escuela, sin aviso por parte de los juzgados y sin alternativa habitacional estable por parte de las administraciones el pasado 16 de junio.
Inseguridad, inestabilidad, inaccesibilidad a un alquiler. Problemas idénticos con situaciones diferentes que todas las vecinas de Aragó 477 se han dado cuenta de que comparten. Ahora, comienzan a organizarse, intercambian conocimientos y asesoran a las asambleas de vecinas con la PAH Barcelona.
El 3 de julio, también se hizo público que el edificio de la calle Aragó número 477 había sido comprado por Norvet Property DVLP.
Norvet compra edificios con vecinas dentro, así son más baratos. Los vacía, no renovando contratos, ofreciendo dinero para que las inquilinas marchen, practican el acoso inmobiliario e incluso contratando empresas de seguridad para “agilizar” que los edificios se queden vacíos. Después los reforma y los vende a precios estratosféricos. Reforman el edificio incrementando su valor y especulando con un derecho fundamental como es el derecho a la vivienda. En su página web encontrábamos el piso de Gabriel a la venta desde 266.000 euros. El edificio de Aragó no es un caso aislado, esta empresa ha adquirido al menos 10 edificios más en la ciudad. El de la calle Margarit 25 está vacío y todos los pisos ya han sido comprados. Las familias que vivían no sabemos si continúan viviendo en Barcelona.
MkPremium, Vauras, Norvet, Elix, Optium Re spain, City expreso bcn ... nombres que desconocíamos y que poco a poco los vamos identificando como hicimos con las entidades financieras. Estas empresas están convirtiendo la vivienda en un bien rentable para sacar el máximo beneficio.
No sé si compartiréis la sensación, pero estas operaciones de compra-venta de propiedades verticales, de edificios enteros en Barcelona, a mí me ha venido de sopetón. Como Alex y Cristina, que “hago chas y aperezco a tu lado”. En poco más de un año en Barcelona hemos visto como más de 76 edificios han pasado a manos de empresas de especulación: fondos de inversión, fondos buitres, promotoras inmobiliarias. 76 edificios donde viven alrededor de 3.000 personas, familias que las harán fuera de su casa a no ser que nos organizamos.
Y es que en Barcelona estamos viviendo un nuevo contexto en materia a la vivienda. A este hecho se suma la realidad legislativa. Nos encontramos con una ley de arrendamientos urbanos (LAU) que ha sufrido sucesivas modificaciones que han precarizado el alquiler como opción de vida. La última reforma agiliza los desahucios a las personas que por causas sobrevenidas no pueden continuar pagando su alquiler. Cambios en la duración de 5 a 3 años, generando más inestabilidad y angustia porque no puedes hacer proyectos de vida estables.
La falta de una protección a las arrendatarias sobre el mercado del alquiler ha supuesto un incremento del 26% de los precios de los alquileres en los últimos 3 años. Esto afecta directamente a los 11 desahucios diarios, familias a las que la Administración no puede garantizar un realojo digno por falta de un parque público de alquiler suficiente. Para poder garantizar el realojo de las familias que lo necesitan y evitar una media de 4 meses de espera a la Mesa de Emergencia de la ciudad, necesitamos movilizar 120.000 viviendas más de parque público de alquiler.
Son necesarias medidas estructurales, legislativas, como la Ley de Vivienda de la PAH que garantice alquileres asequibles. Conocer nuestros derechos, informándonos, compartir experiencias y desobedecer leyes injustas para conseguir garantizar el derecho a la vivienda y el derecho a la ciudad.
Mirar hacia otro lado, como si esto no fuera contigo, es parte del problema, no de la solución. Los cambios vienen dados, entre otros factores, porque los provocamos. Nosotros queremos provocar con Aragó 477 ¿y tu?.
Abrir el buzón, encontrar un burofax donde te dicen que el edificio donde vives se ha vendido, que tu contrato finaliza en noviembre y la nueva propiedad no lo renovará. Angustia, incertidumbre, desesperación al hacer una búsqueda en los portales de internet para encontrar algún piso donde vivir y comprobar en primera persona que con 1.100 euros no puedes acceder a ningún piso en la ciudad. Sentirte sola, indefensa, pensar que alguna ley te ampara y escuchar tu grito silencioso en un desierto. ¿Y ahora qué? Así es como Gabriel y Pilar afrontaron “la noticia”. Hace 24 años que viven en el entresuelo 3, de la calle Aragó 477, pagando rigurosamente cada mes por un piso de 44 metros cuadrados 550 euros.
En la finca convivían familias con contratos de alquiler indefinidos y familias con contratos que tienen una fecha de caducidad, como la de Gabriel. Algunas no se conocían entre ellas, pero la entrada de 6 nuevas familias en el bloque ha generado un nuevo espacio de encuentro entre todas las vecinas.