Hoy tenemos leyes y estadísticas que señalan la violencia de género como un delito y una vergüenza pero todavía mucho, todavía demasiado, la fuerza que no sube al cerebro es un peligro para las mujeres.
Hace unos días, conversando con Ángela Volpini , le hablaba precisamente de mi temperamento, de esta tendencia casi irrefrenable a la reacción, y el mal que me supone hacer daño:
-Yo creo que es conveniente un respiro y Decir ' ¡Ay! ¡Que soy un ser humano! ¡Tengo que pensar! jajaja ... Tengo que pensar como lo hago porque si no voy a ser como una bestia'.
También son un peligro para las mujeres, aquellas mujeres que tienen como moneda de cambio para estar cercanas al poder la complicidad, la belleza o la servidumbre de una madre que amamanta adultos.
De la violencia de género hasta hace poco se podía hablar como si fuera natural. Ahora ya no. Ahora las leyes y una visión crítica - televisiva y justita - ponen límites al abusador y no a la víctima. Siempre habrá algún “obispo” diciendo en els matins de TV3 que la mujer ha de cuidar de sus hijos, pero sobre todo al más pequeño, su marido! Y, claro, mientras estos personajes campen por los programas de máxima audiencia en vez de estar encerrados en prisión por instigar a la inmadurez y a la violencia de género, y la educación del amor pase por canciones que cantan cosas como , “no puedo vivir sin ti, no soy nada sin tu amor y eres mía” (como si se le pudiera hacer el amor a una propiedad), tendremos palizas. Leyes, estadísticas, programas televisivos y palizas. Abogados, médicos, astronautas, economistas, independencias y palizas.
Debemos tener en cuenta que la primera clasificación de compraventa de esta sociedad de consumo es la de género, y esto ya viene de la costilla de aquél. Atravesar el género de camino hacia Ser Persona es un trabajo enorme, sí, pero es lo que hemos venido a hacer Aquel día que, libres, entre el Amor y el poder elegimos la manzana, se nos presentó un trabajazo.
Pegar a las mujeres es de cobardes pero, a ti no te importa si le suelto un tortazo a la mía.
Esta resistencia a dejar la selva y negar la palabra, el perdón como vehículo de salvación y entendimiento, todavía es la elección de muchos. Yo me pregunto si no podrían ser un poco más involutivos y en vez de responder como animales, hacerlo como plantas y quedarse quietecitos al sol haciendo la fotosíntesis por siempre más.
Una sociedad que diferencia entre las palizas en la calle y las palizas en casa, que no profundiza con la ley ni la educación de según qué temas, es profundísimamente sospechosa Cuando era jovencita mi madre me contaba cosas como esta:
- Hoy en la tienda ha venido una mujer con la cara hecha un santo Cristo... (y mirando a ambos lados) se ve que su hombre le da leña.
Y ya está. Esto era todo. Y yo pensaba : Un santo Cristo ... ? ¿Por qué es santo el Cristo? ¿Por haber soportado en silencio la leña mientras nadie a su alrededor hacía nada para impedirlo?
Años más tarde supe que el Cristo fue santo más bien por todo lo contrario Se ve que decidió atravesar toda la leña con su crítica del uso de la fuerza contra el débil hasta que, de tanta leña lo mataron. Por eso aún se habla y por eso aún lo quieren hacer callar.
La raíz de este silencio protege y esconde la verdadera culpa de los que callan ante el abuso y perpetúan un sistema de dominantes y dominados del que se benefician, pasiva o activamente. La falsa culpa de las víctimas es sólo por causa del silencio, el miedo, la inmadurez y la ignorancia. La educación en lo que es justo y necesario es Amor. Hay que hablar de Amor económicamente, astronauticamente, científicamente, sanitariamente, artísticamente, religiosamente ... Hay redireccionar la fuerza y ââutilizarla para cuidar al más débil. Esto es elegir entre lo divino en el hombre o el animal en el hombre, que decía Ángela. Esto es y será una huella, un paso, hacia adelante o atrás. Darnos la mano o la costilla.