Mas de quince entidades sociales y ambientales saldrán a la calle en Barcelona para pedir el fin de las hostilidades a la unión del tranvía por la Diagonal el próximo día 20 de enero. Conectar las dos lineas de tranvía en su tramo central de la Diagonal es una propuesta de futuro para una movilidad urbana metropolitana más sostenible, humana y solidaria.
La situación de los escasos cuatro kilómetros que separan la plaza Francesc Macià de la plaza de las Glorias demuestran de forma evidente la incapacidad del ayuntamiento de Barcelona durante los últimos quince años para reformar el sistema de movilidad. En todo este tiempo el tráfico ha vuelto a ocupar la Diagonal de nuevo, con un parque móvil que no para de crecer dentro de una ciudad finita.
El eje de la Diagonal es el ejemplo más paradigmático de las consecuencias que comporta mantener la supremacía automovilística en Barcelona. La creciente congestión, así como los problemas ambientales, energéticos, sociales y sanitarios generados por los vehículos privados, no sólo son síntomas de un fracaso en planificación urbana, sino que perjudican el desarrollo de una movilidad más sostenible que el ayuntamiento dice querer impulsar.
La ecomovilidad, conjunto de medios que aseguran el derecho al desplazamiento sin sacrificar otros como la salud, el descanso o las posibilidades de las generaciones futuras, son precisamente los que disfrutan de menos espacio y prioridad al tramo central de la Diagonal.
Desde el punto de vista urbanístico se trata de un eje obsoleto, con tres calzadas, aceras estrechadas a la parte baja, carril bici mejorable, bulevar central constantemente interrumpido por motos aparcadas, cruces con vehículos parados, y un transporte público basado en una extraordinaria acumulación de autobuses a baja velocidad sobre un carril bus insuficiente. Hasta seis autobuses pueden llegar a acumularse a las paradas, con una velocidad de comercial baja. Este modelo de transporte público es caro, ineficiente y no permite distribuir mejor la flota por el resto de barrios.
Ante esta situación, las autoridades municipales de ahora y de antes han rechazado sistemáticamente la instalación de un tranvía para resolver la congestión del carril bus e incrementar así la capacidad del transporte público a la Diagonal. En definitiva, una solución que hubiera favorecido un traspaso de viajes del vehículo privado al transporte público, y hubiera permitido así ganar espacio para unas aceras más anchas y un mejor carril bici. Además de una capacidad superior, el tranvía es el medio más seguro y que consume menos energía por viajero transportado.
El actual esquema de transporte público invita el usuario a escoger entre un autobús colapsado o el primer 'tranvía interruptus' de Europa. Tanto los usuarios del Trambaix como los del Trambesòs, están condenados al doble transbordo casi siempre. A pesar de tantos inconvenientes, los argumentos de la negativa de la oposición municipal siempre han sido los mismos: no restar espacio ni velocidad al coche. Esta posición choca con el pronunciamiento del actual equipo de gobierno municipal favorable a dar la prioridad al peatón, y al transporte público, y choca de nuevo con los postulados de sostenibilidad y del acuerdo de París, con los postulados de salud pública que apuestan para reducir drásticamente las emisiones de óxidos de nitrógeno y partículas que matan a mas 700 personas de forma prematura. cada año.
Priorizar el coche porque así lo exige un sector de la “Upper Diagonal” es despreciar el bien común de la mayoría de ciudadanos, no solo de Barcelona sino del conjunto de los 9 municipios al que daría servicio el tranvía unificado. Desbloquear el tranvía es gobernar para las personas, generar cohesión social y territorial, es política para las personas y para el medio ambiente. Es evidente que la unión de los tranvías repercutiría en un incremento del uso del transporte público 200.000 viajes mas, porque se ganaría rapidez, capacidad y cobertura (más territorio servido). Un reparto modal más justo del espacio público entre coches 70% bicicletas, peatones y transporte público redundará en la mejora de la calidad del aire.
En definitiva, una Diagonal más democrática, mas inclusiva, una Diagonal para todo el mundo no solamente para la gente de la zona alta de la ciudad. que priorice los desplazamientos a pie, el transporte público y en bicicleta, con menos humos contaminantes, con menos contaminación acústica, sacando espacio al coche privado. El paso del tranvía por el tramo central de la Diagonal es la propuesta más efectiva y eficiente desde el punto de vista de movilidad, al mallar la red ferroviaria con la creación nuevos intercanviadores, con cuatro líneas de metro y con todas las líneas de metro del Vallès y las líneas urbanas de FGC. Con sólo 3,8 kilómetros adicionales se puede doblar la demanda de los tranvías actuales, que suman 29,1 kilómetros.
Es hora de facilitar la vida a los a las personas de los municipios vecinos, a las personas de nuestros barrios y municipios de la primera corona metropolitana que dependen parcialmente del Trambaix y Trambesòs por sus desplazamientos, y que lo reclaman de forma constante. Es la hora de ampliar las aceras por los peatones castigados hoy por el vehículo privado. Es la hora de otorgar a la bicicleta un carril seguro y ancho, digno de su contribución sostenible a la ciudad. Es la hora de proporcionar a los trabajadores y trabajadoras un medio de transporte público eficiente, cómodo, seguro y de acceso fácil para ir y venir del trabajo.
Mi deseo es que, impere el interés general y que los grupos municipales de la oposición, especialmente a al PDeCAT y ERC que apuesten por la movilidad sostenible y voten a favor del tranvía por la Diagonal, evitando sean considerados negacionistas de los males del coche y del cambio climático como practican el “tio” Trump o el “primo” de Rajoy“.