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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Los empresarios en Cataluña, aterrorizados

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Los propietarios y gestores de las empresas con sede en Catalunya están aterrorizados. Lo que les da pánico no es el debate sobre la independencia que se ha instalado en Cataluña en los últimos años sino que se impongan criterios de izquierdas en el proceso contrarios a lo que siempre ha representado “Convergència i Unió”.

Mientras parecía que la CiU d’Artur Mas controlaría cómodamente el proceso hacia la independencia, los empresarios se quejaban más o menos abiertamente. Pocos se animaban como hizo José Manuel Lara a anunciar su oposición a la independencia de Cataluña por el riesgo de pérdidas que podía representar para sus empresas. De hecho, en tiempos de globalización total, como los actuales, las empresas ya no son ni catalanas ni españolas o alemanas. Sus propietarios son fondos de inversiones àrabes o norte-americanos y los boicots a los productos supuestamente “catalanes” no pasarían de ser anecdóticos y pasajeros.

El problema para los empresarios es que CiU está atrapada por “Esquerra Republicana” como se ha demostrado en las primeras medidas económicas que ha adoptado el Gobierno surgido de las últimas elecciones. La excursión independentista de Artur Mas no preocupaba apenas mientras les garantizase que mantenía su tozuda decisión de suprimir el impuesto de sucesiones. Pero, ahora, Mas tiene que comulgar con medidas que no le gustan ni a él ni a los empresarios que hasta ahora le reían las gracias. Una ojeada al anexo tercero del Pacto peo la Libertad firmado por CiU y ERC y que ha permitido la continuidad de Artur Mas en la presidencia de la Generalitat provoca escalofríos en estos empresarios.

Se dice ahí, por ejemplo, que se opta por “defender” el establecimiento del impuesto sobre depósitos bancarios, la modificación del impuesto sobre el Patrimonio, rebajando el mínimo exento y fijando un recargo para los “grandes patrimonios”, implementación de nuevas vías de imposición ambiental, implantación de la Eurovinyeta a los vehículos pesados de mercancías que atraviesen Cataluña por las vías de gran capacidad de titularidad catalana, estudiar la aplicación de medidas impositivas o de otro tipo para incentivar la entrada en el mercado de alquiler de las viviendas desocupadas, propiedad de sociedades mercantiles…

Y, para remachar el clavo, la encuesta que publicaba El Periódico este domingo muestra una CiU en caída libre, progresivamente sustituida por la Esquerra de Oriol Junqueras.

A los empresarios ya les parece bien que se juegue con los sentimientos de las personas con el tema de la independencia. Pero el tema de “la pela” ya es otra cosa. El presidente del Fomento, Joaquim Gay de Montellà, ha dado un puñetazo sobre la mesa para dejar claro que hasta aquí podíamos llegar.

Independencia, sí, no o quizás. Pero de derechas. Si tiene que ser izquierdas, piensan los empresarios, ¡mejor nos quedamos como estábamos!

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Los propietarios y gestores de las empresas con sede en Catalunya están aterrorizados. Lo que les da pánico no es el debate sobre la independencia que se ha instalado en Cataluña en los últimos años sino que se impongan criterios de izquierdas en el proceso contrarios a lo que siempre ha representado “Convergència i Unió”.