Hace unos días leía unas declaraciones del presidente del Col·legi de Metges de Barcelona (COMB), donde se hacía solidario del lenguaje y la ideología del Departament de Salut y otros gestores del sistema, dando por buena y necesaria la connivencia público-privada en el sistema público. En lugar de denunciar la precarización de las condiciones laborales de los profesionales y los recortes del sistema público por parte de este departamento, dicen “La colaboración público-privada es clave en el sistema sanitario”, defendiendo la constitución del Consorci de l’Hospital Clínic.
Nosotros entendemos que la asistencia sanitaria privada con ánimo de lucro no puede tener cabida pagada con dinero público y así hicimos responder al Conseller de Salut cuando manifestó en el Parlament que no había casos de corrupción (ni privatizaciones) en el sistema público. En Catalunya no han trascendido casos de corrupción en el ámbito del Institut Català de la Salut (ICS), que es de propiedad y gestión pública y está sometido al derecho público con controles exhaustivos. Por el contrario, sí que nos hemos encontrado con casos de corrupción o mala gestión del dinero público en el 30% de los hospitales concertados (gestionados por fundaciones, consorcios y empresas), que se rigen por el derecho privado y que no tienen tantos controles, reglamentos y intervenciones como los públicos.
Medios de comunicación alternativos, alguna prensa, varios políticos y la misma Sindicatura de Comptes, han dado a conocer hechos escandalosos en 17 de las 53 entidades concertadas. Y esto es sólo lo que conocemos. Tenemos, pues, casi un tercio de toda la actividad sanitaria concertada bajo sospecha. La corrupción en el sistema sanitario catalán no es un accidente. La corrupción y las cosas mal hechas son elementos estructurales. Es el sistema basado en el derecho privado, con muy pocos controles, amiguismo e interferencias políticas y económicas. Es el modelo el que está enfermo.
Recientemente el Fòrum Català d’Atenció Primària (FoCAP) publicaba en su blog un artículo titulado Públic-privat: una relació perillosa, donde se dice que “La atención privada dentro de los centros públicos se ha ido generalizando y nos ha ido mostrando sus peligros y sus inequidades. Nunca ha sido una buena combinación”.
Ahora que vienen elecciones de todo tipo se deberá informar y tener muy presente a la hora de votar, no lo que dicen los programas en derechos sociales, ni las falsas promesas de soberanía del poder económico, sino pensar en lo que ha hecho cada formación política durante estos cuatro años de recortes, austeridad, pérdida de derechos y de servicios públicos de calidad, que ha estado trabajando por su negocio y los de sus amigos de casa y quién ha estado en la calle y en el Parlament, defendiendo el sistema público y la ciudadanía . Hay que defender un Servei Nacional de Salut en Catalunya que pague con dinero de los impuestos de todos sólo asistencia sanitaria sin lucro ni negocio y con sueldos de los políticos, gestores y profesionales, públicos, transparentes y que se puedan publicar sin vergüenza.