El mensaje original de esta Iglesia habla de igualdad, de que todos somos únicos y hermanos, el Magnificat canta “derriba a los poderosos y enaltece a los humildes...” Los Evangelios narran la historia de un tal Jesús que murió en la cruz para proclamar hasta el final estas ideas con hechos. Arcadi y Teresa tienen ese referente incluso sabiendo que a Jesús las cosas no le fueron muy bien. Creen que si hay una Iglesia que se proclama representante de los Evangelios, hay que decir una y otra vez que las jerarquías son cosa de los seres humanos y no del amor. Por tanto, si debe irse alguien, no son ellos dos, sino aquellos que han secuestrado durante milenios la espiritualidad de nuestra cultura y han pervertido la moral en beneficio propio. ¿La izquierda de nuestro país responde con hechos a la ideología social de izquierda?, ¿Nuestra democracia es real? ¿Qué podemos hacer? ¿Irse de la sociedad o luchar para cambiarla desde dentro? ¿Hay alguien que piense que dentro de las propias familias no existe el abuso? ¿Qué es más sacrílego, un cura que abusa de las criaturas o un padre que abusa de su hijo? ¿Si somos todos seres humanos, ¿qué diferencia hay entre dentro y fuera?
Nos roban el pan y la música, el criterio y el misterio, dentro y fuera. Hay que despertar de esta pesadilla, perder el miedo a percibirnos en nosotros mismos y en nuestro mundo, y hacernos cargo, sea cual sea nuestro lugar, que las verdaderas Política y Justícia son indisociables, como es ser persona del ser en comunidad.
Jesús es un referente de Amor y Libertad de nuestra cultura. Recuperar la conciencia de que esencialmente somos únicos y diferenciados en relación de igualdad de derechos, que somos comunidad, es por lo que trabajamos las personas que queremos en cada instante ser Personas, y este mensaje está tan secuestrado por esta Iglesia que se ha vuelto jerárquica como lo es la democracia en una sociedad que ha incentivado la individualidad y la indignidad hasta la vergüenza más vergonzosa, aprovechando y capitalizando las debilidades humanas. Ha disociado el individuo de la comunidad como si en la búsqueda constante de felicidad que somos, se pudieran disociar. Mi bienestar no depende sólo de un buen sofá sino de mi relación de amor con el vecino. ¿Qué hacemos? ¿Luchamos desde adentro? ¿O nos vamos y dejamos nuestro puesto vacante como hizo la rebelde de Lilith permitiendo que el hombre inventara una Eva hecha a medida y instaurase el abuso y la competencia en lugar de la cooperación, como forma de relación entre los humanos?
Justicia es la palabra de dios que Arcadi y Teresa proclaman, mientras los gobiernos del mundo proclaman que nuestro dios es el dinero, los mercados financieros que violan a puerta cerrada la Constitución imponiéndose a las necesidades de las personas; los bancos, que, en lugar de hacer una función social para los emprendedores, son rescatados con el dinero que representan nuestro trabajo, endeudándonos por generaciones.
El nombre de Dios, que representa el misterio, nuestra trascendencia, la posibilidad posible, lo utiliza todo el mundo en vano, como por ejemplo lo hizo el señor Bush con su “eje del bien y eje del mal”. Teresa y Arcadi, Lucía Caram, Pere Casaldáliga visibilizan la Iglesia que no sale en los medios y son la Iglesia de verdad, la Iglesia de base que forma parte de los grupos de lucha social de base; representan una nueva imagen de Dios y del ser humano, la del origen, la que nos dice que somos hermanos y que la salvación no cabe fuera de la comunidad.
Necesitamos un verdadero cambio político que busque la Justicia, propiciado por sujetos únicos y diferenciados que avanzan también hacia un verdadero cambio interior. Dios, es decir AMOR, no es toda esta mierda nuestra, es el esfuerzo de convertirla una y otra vez en abonos que nutren la tierra y dan fruto. Yo intentaré poner palos a las ruedas al abuso hasta el último aliento y, a ti, te necesito a mi lado.
El mensaje original de esta Iglesia habla de igualdad, de que todos somos únicos y hermanos, el Magnificat canta “derriba a los poderosos y enaltece a los humildes...” Los Evangelios narran la historia de un tal Jesús que murió en la cruz para proclamar hasta el final estas ideas con hechos. Arcadi y Teresa tienen ese referente incluso sabiendo que a Jesús las cosas no le fueron muy bien. Creen que si hay una Iglesia que se proclama representante de los Evangelios, hay que decir una y otra vez que las jerarquías son cosa de los seres humanos y no del amor. Por tanto, si debe irse alguien, no son ellos dos, sino aquellos que han secuestrado durante milenios la espiritualidad de nuestra cultura y han pervertido la moral en beneficio propio. ¿La izquierda de nuestro país responde con hechos a la ideología social de izquierda?, ¿Nuestra democracia es real? ¿Qué podemos hacer? ¿Irse de la sociedad o luchar para cambiarla desde dentro? ¿Hay alguien que piense que dentro de las propias familias no existe el abuso? ¿Qué es más sacrílego, un cura que abusa de las criaturas o un padre que abusa de su hijo? ¿Si somos todos seres humanos, ¿qué diferencia hay entre dentro y fuera?
Nos roban el pan y la música, el criterio y el misterio, dentro y fuera. Hay que despertar de esta pesadilla, perder el miedo a percibirnos en nosotros mismos y en nuestro mundo, y hacernos cargo, sea cual sea nuestro lugar, que las verdaderas Política y Justícia son indisociables, como es ser persona del ser en comunidad.