Manuel, vecino del montañoso barrio de La Salut, solía ir de pequeño al Park Güell junto con su hermano a pegarle patadas al balón, antes de que cayera el sol, en verano. “Habíamos llegado a jugar en la plaza central del parque, con toda Barcelona a nuestros pies”, recuerda este jubilado, que todavía acude algunas tardes a pasear por esta obra de referencia del arquitecto modernista Antoni Gaudí, construida con el dinero del empresario Eusebi Güell en el primer cuarto del siglo XX y ahora uno de los principales atractivos turísticos de la capital catalana.
Pero allí donde en la década de los sesenta rodaba el balón de Manuel, ahora se amontonan centenares de turistas, principal motivo por el cual el Ayuntamiento de Barcelona ha decidido establecer un acceso de pago a la zona monumental del parque. Esta medida, que entrará en vigor en octubre, cuenta sin embargo con la oposición de algunos vecinos, que consideran que el parque debe ser, pese a todo, de acceso libre, dada su condición de parque público. Es el caso de la Plataforma Defendamos el Park Güell, que con la presentación este martes del documental 'Dret a Gaudí(r)' -derecho a gaudir, que significa disfrutar en catalán-, en el marco de las fiestas alternativas de Gracia, pretende reivindicar el parque como espacio de uso vecinal.
“El modelo turístico de Barcelona ha convertido esto en un parque temático y para remediarlo restringirán su acceso y harán pagar a los turistas. Y claro, como estamos en crisis, mucha gente estará de acuerdo en que recaudemos dinero sin pensar que los ciudadanos nos hemos quedado sin parque”, reflexiona Manuel, mientras suena de fondo el punteado de una guitarra flamenca. “Es un parche que responde solo a una voluntad recaudadora del Ayuntamiento”, opina Laia Vives, de la Plataforma Defendamos el Park Güell.
El cierre del parque, que afectará a la zona monumental -el 8% del parque aproximadamente, la parte más visitada-, entrará en vigor el 25 de octubre y afectará a todo el mundo excepto a los vecinos de los barrios colindantes, que podrán acceder libremente. La entrada costará para la mayoría 8 euros. Otra forma de acceso, esta gratuita, será el registro en el club Park Güell, que permitirá pedir entradas a coste zero. Este club, abierto a todo el mundo, está pensado a la práctica para los barceloneses, según fuentes consistoriales, porque la entrada se tendrá que recoger en mano tras un proceso de una semana aproximadamente desde la solicitud.
Actualmente, el volumen de visitantes de Barcelona representa tan solo el 2,4% del total, según consta en el documento del proyecto de uso del parque. El 4,3% procede de alguna otra localidad de Cataluña, y el 7,1% del resto del Estado. Con la regulación, el Ayuntamiento permitirá que entren, como máximo, 900 personas cada hora, una medida que rebajará el número de visitas anuales: de los 9 millones al año actuales se pasará a menos de dos. Con esta cifra, pese a que el consistorio dice no tener previsiones de ingresos, se puede calcular la recaudación anual aproximada, que estará entre los 15 y los 20 millones de euros.
Pero pese al libre acceso previsto para los vecinos, la Plataforma Defensem el Park Güell se opone al cierre como medida disuasoria y reguladora y opta por proponer una serie de alternativas, que en su día presentaron en el pleno del distrito de Gracia, y que quedan recogidas en el documental. Entre ellas, coordinar la tarea de los tour-operadores para limitar la llegada de autocares o diseñar circuitos turísticos internos que descongestionen la zona monumental. Pero, sobre todo, se habla de replantear el modelo de promoción y industria turística que tanto ha sublevado a los vecinos de los barrios más atractivos de la ciudad.
Opiniones dispares entre los vecinos y sin el apoyo de los partidos
Los vecinos que luchan para que el parque siga siendo de acceso libre para todo el mundo explican cómo les cuesta convencer a algunos de sus conciudadanos, satisfechos con que los turistas paguen y engrosen las arcas del Ayuntamiento. “A veces, cuando cruzo el parque para ir a trabajar, también lo pienso: '¡que paguen los turistas, caray!', pero luego pienso que esto no devolverá el parque a su uso público, para diversión de los vecinos”, reflexiona Vives. Muchos barceloneses, por lo tanto, están a favor de la medida, como lo están la mayoría de partidos con representación en el Ayuntamiento gobernado por CiU. De hecho, la regulación con acceso de pago no es una iniciativa propia del alcalde Trias, sino que ya se planteó en la pasada legislatura, con el PSC e ICV-EUiA.
En cualquier caso, ningún partido en el consistorio se ha opuesto a regulación de acceso al Park Güell. Solo la CUP, que no está en el Ayuntamiento, está en contra, y de hecho está adherida a la plataforma, junto una cuarentena de entidades más del distrito.
Quienes sí se manifestaron, en concreto, contra el proyecto de actuación para regular el acceso al parque fueron las asociaciones de vecinos de Barcelona, agrupadas entorno a la federación FAVB. En un comunicado emitido en enero, denunciaron que la propuesta tarifaria es “discriminatoria” y que responde sobre todo a la voluntad de “recaudar”. Además, lamentaron que el Ayuntamiento no haya abierto un proceso participativo para decidir cómo rebajar la presión que sufre actualmente el Park Güell, y que las reuniones entre el consistorio y las entidades fueran “meramente informativas”.