¿Qué se juega Barcelona en las próximas elecciones?
Barcelona afronta las elecciones del 24 de mayo en una situación con necesidades propias de una etapa constituyente, ya que el nuevo gobierno no sólo debería abordar una nueva agenda política (qué hacer), sino que tendría que impulsar una profunda transformación de su modelo de gobierno (cómo gobernar). La situación que vive la ciudad requiere generar un nuevo proyecto ilusionante que, entre otros aspectos, haga evolucionar una arquitectura de gobierno que actualmente se muestra incapaz de canalizar las demandas ciudadanas de mayor implicación en el gobierno de la ciudad.
¿Cómo debemos abordar esta etapa constituyente?
Por muy nueva que nos parezca esta situación, esta etapa tiene importantes paralelismos con la de los primeros ayuntamientos democráticos. El final del franquismo dio lugar a un proceso constituyente a nivel local que, tal y como sucede ahora, se caracterizó por la necesidad de introducir profundas reformas tanto a nivel de la agenda política como del modelo de gobierno. La Barcelona de finales de los 70 contaba con importantes déficits de carácter urbano, económico y social y con una estructura de gobierno desfasada en relación a los retos a abordar. Así pues, si el próximo gobierno de Barcelona quiere asumir el reto de impulsar un nuevo proceso constituyente, sin duda tendría que tomar nota de los aprendizajes que tuvieron lugar en aquella época.
¿Cómo actuaron los primeros ayuntamientos democráticos?
Los primeros ayuntamientos introdujeron reformas en el modelo de gobierno, llegando a una confluencia entre tres esferas: el liderazgo municipal, la articulación de redes con el entorno y el impulso de un potente relato de ciudad. El liderazgo municipal se visualizó a través de la figura de alcaldes carismáticos como Pasqual Maragall. La articulación de redes se produjo mediante la descentralización del gobierno en Distritos, la creación de una extensa estructura de participación y la existencia de vínculos informales entre la sociedad civil y unos gobernantes que provenían de los movimientos antifranquistas. El relato de aquella época se basó en una idea simple pero que generaba consenso: “poner al día” la ciudad.
¿Cuál fue la evolución del modelo de gobierno a lo largo de los años? ¿Cuál fue la evolución del modelo de gobierno a lo largo de los años?
A medida que el llamado “Modelo Barcelona” fue desarrollándose en los 90, la confluencia entre las tres esferas empezó a fracturarse. Esta fractura se hará plenamente visible durante el siglo XXI. Poco a poco el Ayuntamiento se va convirtiendo en una estructura muy extensa y compleja, que tiende a fragmentar la actividad del equipo de gobierno y a limitar su capacidad de liderazgo. Además, los instrumentos tradicionales de participación meramente consultiva van presentando síntomas de fatiga y el modelo tradicional de colaboración público-privada queda agotado, tal y como mostró el Fórum 2004. Asimismo, las nuevas dinámicas de interacción con el entorno (participación en el Plan de Actuación Municipal, consultas ciudadanas, gobierno abierto,…) todavía tienen un impacto limitado. Finalmente, el relato asociado al “Modelo Barcelona” se erosiona, rompiéndose el amplio consenso ciudadano de etapas anteriores. La fragmentación electoral que muestran las últimas encuestas es un claro ejemplo de este hecho.
¿Qué conclusiones podemos extraer de la anterior etapa constituyente? ¿Qué conclusiones podemos extraer de la anterior etapa constituyente?
Como reflexión previa es importante destacar el papel del Ayuntamiento en la recuperación de la ciudad. Este protagonismo continúa pareciendo hoy en día un factor necesario. Es por ello que habría que descartar aquellas iniciativas que otorguen al gobierno local un rol meramente tecnocrático, tal y como ha intentado hacer el gobierno central con la aprobación de la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local.
Pero además, es urgente establecer una agenda de reformas que permita conseguir una renovada confluencia entre liderazgo, articulación de redes e impulso de relato político por parte del gobierno municipal. Una reforma del modelo de gobierno que no contemple estas tres esferas, será muy probablemente una reforma incompleta. Es imprescindible recuperar la capacidad de liderazgo de los electos, pero esta vez pasando de la lógica del gobernante autónomo a la del verdadero equipo de gobierno. También es necesario racionalizar y modernizar los instrumentos de participación y superar la dicotomía entre redes ciudadanas amplias pero meramente consultivas y redes público-privadas de carácter más restringido con un fuerte protagonismo en los grandes proyectos urbanísticos. Estas reformas deberán ir acompañadas de una clara voluntad por parte del gobierno municipal de liderar un nuevo relato cívico de ciudad que nos permita superar la política del “corto plazo” a la que nos abocan los mandatos de cuatro años.
Autor: Joan Frígols, Doctor en Políticas Públicas y Transformación social (UAB) y consultor de sector público.