Un policía, un guardia civil y un mosso defienden la despenalización de las drogas: “Nuestra lucha ha fracasado”

Pol Pareja

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La policía de Países Bajos señaló en un informe de 2018 que el poder de las mafias en ese país era tan grande que lo estaba convirtiendo en un narcoestado. En México, más de la mitad de la población considera que el crimen organizado es una institución más poderosa que su propio Gobierno. Los traficantes de drogas en todo el mundo ganan cada vez más dinero y son cada vez más influyentes, a pesar de que durante medio siglo se han invertido cientos de miles de millones de euros contra este negocio. ¿Es efectiva la lucha policial y militar contra el tráfico de drogas?

Exmandatarios de Brasil, Chile, Colombia, México, Polonia, Portugal y Suiza creen que no y han defendido que la única manera de combatir los problemas que causa la droga y el narcotráfico es regularla. También se ha expresado en la misma línea el exsecretario general de la ONU Kofi Annan o el premio nobel de literatura Mario Vargas Llosa.

Este viernes han sido tres agentes de los principales cuerpos policiales españoles los que han alzado la voz y han expresado una opinión que para muchos sigue siendo polémica. Son el subinspector de los Mossos Marco Antonio Jiménez, el inspector jefe de la Policía Nacional José Luis Flores y el agente de la Guardia Civil Juan Antonio Delgado, actualmente en servicios especiales y diputado de Unidas Podemos en el Congreso.

Todos ellos han combatido al narcotráfico en unidades especializadas o en zonas calientes como el Campo de Gibraltar o la embajada española en Colombia. En varios momentos han recordado que sus opiniones son personales y no representan a sus cuerpos. “Hay que cambiar el verbo prohibir por el verbo regular”, ha apuntado Jiménez, que durante años trabajó en la Unidad Central de Estupefacientes de los Mossos. “Opiniones como las nuestras hay muchas en el cuerpo, lo difícil es alzar la voz”.

Los agentes han participado en la presentación en el CCCB de Barcelona de LEAP (Law Enforcement Action Partnership), una organización formada por policías, jueces y fiscales que apuestan por cambiar las políticas de drogas y acabar con su prohibición. La entidad fue fundada en Estados Unidos en 2002 por cinco agentes de policía convencidos de que la prohibición de las drogas solo daba poder a los traficantes y su persecución contribuye a aumentar la violencia.

En el acto, presentado por el periodista Jon Sistiaga, también han participado la directora internacional de LEAP Diane Goldstein, antigua agente de policía encargada de perseguir durante años el tráfico de drogas en un suburbio de Los Ángeles y cuyo hermano murió de una sobredosis. Le ha acompañado Neil Woods, que entre 1993 y 2007 trabajó como agente encubierto en bandas criminales de traficantes en el Reino Unido y ahora lidera esa organización en Inglaterra.

Los cinco agentes han descrito la frustración vivida durante décadas combatiendo el narcotráfico. Según su relato, de poco sirven las rimbombantes incautaciones de miles de kilos de droga o las macrooperaciones con decenas de detenidos. Al día siguiente, la droga sigue en la calle y el vacío que deja un narcotraficante arrestado lo llena rápidamente otro actor o directamente sus subalternos que han logrado salvarse de la operación.

Woods ha recordado una operación en la que se pasó siete meses infiltrado en una banda. Se detuvieron a 96 personas, seis de ellos los líderes de la mafia y se logró desarticular a una de las bandas más importantes de tráfico de drogas en el Reino Unido en una operación que implicó a centenares de agentes. “Logramos paralizar el suministro de cocaína y heroína en la calle durante dos horas”, ha señalado como ejemplo.

El Guardia Civil Juan Antonio Delgado ha descrito como, tras años trabajando en el Campo de Gibraltar, constató que los traficantes siempre irían un paso por delante, principalmente porque los altos márgenes que tiene la venta de droga les aportaba una ventaja competitiva: los “malos” siempre tenían más recursos que ellos. “No habíamos visto un GPS en la vida y ellos ya lo usaban hace 20 años”, ha explicado el agente. “En décadas luchando contra la droga nunca he visto que se redujera ni un ápice el tráfico a pesar de las operaciones exitosas”.

“Me he pasado 30 años investigando tramas de narcotraficantes en unidades especializadas sin ver que nada mejora”, ha señalado José Luis Flores, agente de la Policía Nacional. Cuando llegó a la embajada española en Colombia en 1996 había unas 40.000 hectáreas de plantaciones de hoja de coca. Cuando se fue del país, en 2006, eran 150.000 las hectáreas cultivadas. “Te planteas si vale la pena tanto sacrificio y tantos recursos”, ha añadido. “Al final te das cuenta de que el problema no es la droga, sino las políticas prohibicionistas”. En España, aproximadamente el 25% de la población penitenciaria está encerrada por delitos relacionados con los estupefacientes.

Los cinco agentes han afirmado que su deseo sería un mundo libre de drogas, pero que su actividad, tal y como está planteada a día de hoy, en lugar de contribuir a erradicar un problema lo único que hace es fomentarlo. “La policía nunca ha logrado reducir el mercado de la droga, solo cambiarlo”, ha apuntado Woods. “Hemos creado una situación darwiniana en la que los más violentos y despiadados son los más exitosos”. Según estos agentes, cada vez que la policía tiene éxito en una operación algún otro traficante está celebrando la oportunidad que han creado para él.

¿Cuál es la solución entonces? Pese al consenso en que la estrategia de los últimos 50 años no ha funcionado, entre los agentes tampoco hay unanimidad sobre cuál debería ser la vía a seguir. Algunos apuestan por una despenalización de todos los estupefacientes, otros por una legalización total o parcial que implicaría a los estados en la venta de estas substancias.

Lo que sí es un hecho es que, durante la última década, las voces que denuncian que la estrategia utilizada contra el narco desde mediados del siglo XX ha resultado ser un fracaso han aumentado. “Estamos ante la caída de uno de los últimos tabúes de la sociedad occidental”, ha señalado Sistiaga. “Estoy acostumbrado a cubrir guerras, pero esta es una guerra que parece que no tiene final”.