En Catalunya hay una temporada que empieza a hacerle sombra a la de setas, la de calçots o la de medusas. Es la temporada de 'cimeres' (cumbres) entre los partidos independentistas, esa que comienza cuando el 11 de septiembre aparece en el horizonte y termina pasados unos meses, habitualmente cuando Convergència se lleva el gato al agua. Pero, en esta ocasión, las cosas pintan bastante peor para CDC, que tiene sobre la mesa una oferta que les da aquello que tantas veces han reclamado, una lista unitaria a favor del independentismo, pero que a la vez les obligaría a ir a elecciones al Parlament con su marca, algo que rompe planes del president.
La propuesta fue lanzada casi a cuatro voces por ERC, la CUP, Òmnium Cultural y la ANC, y la fórmula pasaría por que los partidos independentistas no se presenten el 27-S y en su lugar lo hiciera una lista de independientes. Una vez celebradas estas elecciones, que servirían para contar el pocentaje de independentistas entre los votantes, se bloquearía la investidura del president, disolviéndose la cámara y convocando unas elecciones a las que, esta vez sí, concurriría cada partido con sus propias siglas y candidatos.
El president Artur Mas abrió este jueves la temporada de 'cimeres' convocando a la ANC, Òminum, la AMI, ERC y la CUP a una reunión en el Palau de la Generalitat para diseñar la candidatura del independentismo el 27-S. Pero, en el último momento, el propio Mas la desconvocó, alegando que la CUP había rechazado participar en ella por preferir esperar a celebrar su asamblea nacional, este sábado. Lanzar tal oferta tampoco es gratis para los diputados de la unidad popular, que deben explicar ante sus bases que finalmente están dispuestos a apoyar, algo que habían rechazado siempre.
En la casa convergente la última propuesta sobre la mesa ha creado alarma. Tal y como está diseñada, rompe la pretensión de Mas de acudir a las urnas en clave de plebiscito independentista con una lista unitaria y que, a su vez, de esas elecciones salga un Govern. Desde CDC se ha presionado para que Mas esté en la lista del 27-S, y el propio Artur Mas apenas pudo disimular la desazón que le causaba la fórmula en una entrevista concedida el miércoles a Josep Cuní. “Soy el único que puede convocar las elecciones, y no lo haré si no veo que tengan suficiente carácter plebiscitario”, lanzó el president, sacando a relucir la amenaza que ya esgrimió, y cumplió, tras el 9-N, cuando el resto de partidos le pedían que llamase a las urnas.
En la izquierda independentista catalana hay dos tensiones que se han venido repitiendo durante los casi 3 años que dura el 'procés'. Por un lado saben que la oportunidad actual para llegar a la independencia es irrepetible, pero también que necesitan acuerdos con sectores de la derecha para llevar el proceso a buen puerto, incluso aunque estos acuerdos sean incómodos ante su electorado. Por otro, han constatado que en este proceso Convergència no está dispuesta a dejar pasar ninguna oportunidad para fortalecer su prevalencia en el poder, y no desean que CDC utilice el proceso de forma interesada para fortalecerse, sobre todo si ni siquiera se llega a la independencia.
El órdago de los partidos y entidades a Mas se produce en un momento de fuerte tensión política, a 80 días del 27-S y mientas Junqueras se encuentra de viaje en Argentina y Uruguay. El presidente de Esquerra vuelve este viernes a Barcelona, donde encabezará las negociaciones con el resto de fuerzas, aunque ya mostró su decisión de dar un paso atrás para apoyar a una lista “sin políticos”. En este momento, la pelota está sobre el tejado de CDC, de la que se espera que haga una oferta alternativa, bien incluyendo a Mas en la lista o bien evitando la doble convocatoria de elecciones.