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El aval de la ANC a un plan alternativo rebaja la presión sobre el Govern para que haga el referéndum

Última asamblea de la ANC, donde avaló una declaración de independencia unilateral

Arturo Puente

“No existe un plan B, el único plan es votar”. La cita podría ser reciente, de cualquier responsable del actual Govern de la Generalitat, pero es de Artur Mas en agosto de 2014. La historia es de sobra conocida. Pese a negar que hubiera ningún plan B durante los meses previos, finalmente el Govern rebajó el 9-N, de consulta a proceso participativo, y acabó fiando la decisión sobre la independencia a unas elecciones plebiscitarias un año después.

El encadenamiento de consulta, declaración unilateral y elecciones ha sido el sístole y diástole que ha dado vida al proceso soberanista durante los últimos cuatro años, alternando el plan según conviniera. En la actual fase, desde septiembre pasado, la aguja marca al referéndum. Por eso, cuando al Govern se le pregunta por los escenarios alternativos asegura que su “plan A y B es celebrar el referéndum”. No hay escenario alternativo, a decir de los responsables del Ejecutivo.

El pasado fin de semana la Assemblea Nacional Catalana avaló la opción de una Declaración Unilateral de Independencia (DUI) si el Estado impedía el referéndum. Lo hizo en su asamblea anual, que aprueba la llamada hoja de ruta, en la que tiene por costumbre dibujar diferentes escenarios y fijar su postura ante todos ellos. Sin embargo, la opción de la DUI como sustitutivo del referéndum es un runrún creciente en diferentes foros independentistas.

Este clima de opinión está generado por el estrechamiento constante del cerco del Gobierno español a la Generalitat, a cuyos altos cargos ha apercibido penalmente, al tiempo que advertía a diferentes empresas de que no pueden suministrar material para la celebración de un referéndum. A diferencia del 9-N, cuando el Gobierno de Rajoy dejó hacer por no disponer de instrumentos jurídicos con los que cortar el paso al Govern, ahora la reforma de la ley del Constitucional le permite segar la hierba bajo los pies de las consejerías encargadas de preparar el referéndum.

La supuesta incapacidad material para llevar a cabo el referéndum unilateral ya ha salido en algunas de las reuniones que llevan a cabo cada semana los tres partidos independentistas, PDECat, ERC y la CUP, con el Govern. Según explican fuentes conocedoras de estos encuentros, si bien el referéndum nunca ha sido pospuesto como objetivo prioritario, diferentes participantes en las reuniones han afirmado en privado que las dificultades para hacerlo pueden ser imposibles de superar.

El Estado puede impedirlo

Desde la ANC recuerdan que en la entidad siempre se planean varios escenarios y que contemplar uno en el que haya una declaración unilateral en vez de un referéndum no debe leerse en ningún caso como un aval a que así ocurra.

Sin embargo, la posición tomada por la ANC no solo dibuja una salida de emergencia para el Govern, sino que por primera rompe vez un tabú sostenido por el independentismo desde hace cerca de un año, al aceptar que el Estado tiene capacidad para impedir el referéndum. Una posición similar mostró el vicepresident Oriol Junqueras hace dos semanas, cuando, como la ANC, se abrió a la posibilidad de la declaración unilateral ante la incapacidad de celebrar la consulta vinculante.

De hecho, entre los partidos del Govern había cierto temor de que desde Presidència se hubiese trasladado cierta imagen de omnipotencia del Ejecutivo, que no se corresponde con las dificultades logísticas que están teniendo para preparar la votación. Por eso era importante introducir al menos una grieta, por medio de la hoja de ruta de la ANC.

“El referéndum que no nos han dejado hacer”

Esta perspectiva entronca con la línea maestra del relato con el que Junts pel Sí acudió a las elecciones del 27 de septiembre de 2015, según la cual aquellos comicios eran “el referéndum que no nos han dejado hacer”. Lo que aquella posición asumía era que Catalunya no podía llevar a cabo un referéndum por sí misma, ya que el Estado podía o no permitir hacerlo. Por esta razón JxSí acudió a las elecciones con un programa en el que aseguraba que declararía la independencia si había una mayoría de diputados independentistas en el Parlament.

Sin embargo, aquel plan se convirtió después en la promesa de un referéndum por la presión de la CUP, que lo ha reclamado en cada bloqueo parlamentario que ha sufrido el Govern, como el primer proyecto presupuestario, para 2016, la cuestión de confianza, o el segundo proyecto de presupuestos, para 2017. Puigdemont hizo suyo entonces el reclamo de los cupaires para prometer un “referéndum o referéndum”.

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