Mínima autocrítica y retador con la oposición e incluso con sus socios. Así se ha mostrado el conseller de Interior, Miquel Buch, en su comparecencia en comisión en el Parlament este jueves para dar cuenta a la Cámara del dispositivo de los Mossos d'Esquadra en las protestas postsentencia del procés. El conseller se ha presentado como el máximo responsable político del dispositivo dirigido por los Mossos y coordinado con la Policía Nacional y la Guardia Civil. No obstante, ha alegado que desde su puesto no podía prohibir al cuerpo estatal disparar balas de goma, que han causado un mínimo de tres lesiones oculares (hay otro caso dudoso, que puede ser bala de goma o 'foam' de los Mossos).
A preguntas del diputado de En Comú Podem Marc Parés, Buch ha alegado que no tiene mecanismos legales para impedir que la Policía dispare balas de goma en Catalunya aunque el Parlament prohibiera a los Mossos usar estos proyectiles en 2014. “ Si usted encuentra un elemento legal para que yo pueda prohibir las pelotas de goma a otros cuerpos policiales dígamelo”, ha lanzado Buch a Parés, para a continuación retar a los 'comuns' a vetar estos proyectiles en el futuro Gobierno: “Es muy fácil. Ahora parece que ustedes podrán eliminar las pelotas de goma desde el Gobierno. Espero sentado en la silla”.
Parés ha replicado remarcando la contradicción de Buch al autodefinirse como máximo responsable político de un dispositivo en el que nada puede hacer para evitar el disparo de balas de goma.
Por otro lado, Buch también ha revelado que trasladó al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, la “incomodidad” que genera en Catalunya el uso de las balas de goma, que generaron un fuerte rechazo social después de que los Mossos vaciaron un ojo a Ester Quintana en 2012. Según Buch, la respuesta que recibió de Marlaska fue que el Ministerio no disponía de “tiempo” para articular un cambio en las balas de goma por otra “herramienta intermedia entre la defensa [la porra] y el arma de fuego” en los dispositivos de orden público.
Las críticas a Buch no solo han venido de los grupos de la oposición sino de su socio en el Govern de ERC. Los diputados republicanos José Rodríguez y Montserrat Fornells han reprochado a Buch “falta de autocrítica” frente a “actuaciones de los Mossos que no nos gustan y nos dejan perplejas”, como la técnica del 'carrusel', consistente en acelerones de las furgonetas antidisturbios para dispersar altercados, o porrazos en la cara cuando la normativa indica que deben propinarse por debajo de la cintura. También han lamentado que Interior permita las balas de goma.
Buch ha replicado a ERC con una velada referencia a las negociaciones de los republicanos con el PSOE y Unidas Podemos de cara al futuro Gobierno central: “Si sus compañeros de En Comú Podem pueden hacer la petición en el Congreso y el Gobierno para prohibir las pelotas de goma seguro que podemos dejar de hablar de las pelotas de goma”. “Yo he hecho toda la autocrítica, del derecho y del revés”, ha apostillado.
Respecto a la auditoría abierta por los Mossos, Buch ha revelado que ya son 33 las actuaciones de los antidisturbios en las protestas contra la sentencia que podrían acabar en sanciones, si bien no ha dado ningún plazo sobre cuándo terminarán las pesquisas ni ha detallado en qué casos se ha decidido abrir una información reservada o un expediente, que son las dos vías formales de investigación interna. También ha destacado que los Mossos ejercieron 84 mediaciones durante las protestas.
Buch no ha aportado más datos, pese a las reiteradas peticiones de los grupos de la oposición. El conseller se ha excusado por no traer “todos los datos” a la Cámara y ha pedido a los grupos que se lo pidan por escrito. ¿“Todo lo que hicieron los Mossos estuvo bien? No”, ha concluido el conseller.
El resto de grupos ha afeado a Buch la actuación policial, bien por exceso o por defecto. Así, Maria Sirvent (CUP) ha acusado al conseller de ser “el brazo ejecutor de la represión del Estado”, a lo que Buch ha contestado que la CUP solo se queda con “las imágenes de ciudadanos afectados por la intervención policial”.
Por su lado, Carles Castillo (PSC) ha afeado a Buch de no tratar “con la comprensión y el respeto debido” a los agentes y de tensionar al cuerpo. Desde Ciudadanos, Matías Alonso ha insinuado que la conselleria ha dado órdenes políticas a la policía para no intervenir en los cortes de carreteras y de hacer “una llamada explícita a la revolución”. Y Esperanza García (PP) ha tildado la auditoría interna de “caza de brujas”. Buch ha negado todas las acusaciones y ha salido con una sonrisa de la comisión.