Las cárceles catalanas donde los exlíderes del procés Oriol Junqueras, Raül Romeva y Carme Forcadell cumplen condena por sedición han aprobado este jueves permitirles salir de nuevo de prisión entre semana para trabajar y realizar labores de voluntariado. Las salidas de prisión de las que todos ellos disfrutaban en aplicación del artículo 100.2, que flexibiliza la estancia en la cárcel de los internos, estaban suspendidas debido al estado de alarma.
Según ha informado la conselleria de Justicia, la Junta de Tratamiento de la prisión de Lledoners (Barcelona) ha avalado que el exvicepresident Oriol Junqueras vuelva trabajar en la Universidad de Manresa. Lo hará cuatro días a la semana durante doce horas cada día para “recuperar las horas” que ha dejado de trabajar debido al confinamiento, ha agregado Justicia.
En el mismo sentido, la Junta de Tratamiento –formada por la directora, juristas, psicólogos y educadores– de Lledoners ha aprobado que el exconseller de Exteriores Raül Romeva retome su empleo durante 10 horas al día cuatro días a la semana en una asociación privada que trabaja en un proyecto vinculado a los acuerdos de paz de Dayton que pusieron fin a la guerra de Bosnia. Antes del coronavirus, Junqueras y Romeva podían salir de la cárcel seis horas al día tres días a la semana.
En el caso de la expresidenta del Parlament, la Junta de Tratamiento de la cárcel de Mas d'Enric (Tarragona) le ha permitido estar fuera de prisión doce horas al día durante tres días a la semana para retomar sus labores de voluntariado.
Con la relajación de las restricciones a la movilidad decretadas en el estado de alarma y la vuelta al trabajo de la industria y la construcción a mediados de abril, el Govern abrió la puerta a permitir de nuevo salidas laborales de los presos sujetos al artículo 100.2. Para ello tuvieron que acreditar que los centros donde están empleados habían reanudado su actividad.
Lo hicieron el presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, que tiene una empresa de embalajes, y los exconsellers y ahora abogados Josep Rull y Jordi Turull. Unos días más tarde se les sumó la extitular de Trabajo, Dolors Bassa, que empezó a trabajar en una fundación que gestiona una residencia. Sin embargo, el resto de presos no pudo volver al trabajo al no formar parte sus empleos de los sectores que retomaron su actividad.