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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

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Uno de los CDR confesó al juez haber fabricado y probado explosivos y añadió que no quería “hacer daño a personas”

Jordi Ros, uno de los tres miembros de los CDR encarcelados encargados, según los investigadores, de fabricar explosivos, confirmó este papel en su declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón. Ante el magistrado, confesó que compró ácido nítrico, polvo de aluminio, ácido sulfúrico y nitrato de amonio, entre otros productos, y que intentó fabricar termita, una composición con alta capacidad incendiaria.

Ros, en su declaración de casi una hora, combina la claridad en sus explicaciones con disertaciones confusas que provocan las repreguntas de fiscal y juez. Es el fiscal Miguel Ángel Carballo quien, tras admitir Ros que compró nitrato de amonio, le pregunta si todos los productos se compraban para crear “sustancias explosivas e incendiarias”, a lo que Ros responde afirmativamente: “Sí, si era posible hacerlo, sí”.

La confusión vuelve a la sala de vistas cuando juez y fiscal preguntan por los objetivos concretos de los explosivos. Ros rehuye las preguntas y recalca que solo buscaba “experimentar” con las sustancias. En un tramo llega a negar que con los explosivos se buscara atentar contra torres de electricidad, y de hecho dice que él pidió al “grupo” no contemplar ningún ataque contra ninguna torre por sus consecuencias “nefastas”. “Estuve parándolo porque podía implicar vidas humanas”, alega. “Se rumoreaba [atacar una torre] pero exactamente no se sabia hacer qué, a lo mejor sacar un cable, yo que sé”, agrega cuando es inquirido por los objetivos del grupo respecto a la torre eléctrica.

Ros había ratificado previamente y ante los agentes que lo detuvieron las investigaciones del Servicio de Información de la Guardia Civil referentes a la adquisición y prueba de artefactos explosivos por parte del grupo de CDR detenidos. Entonces confesó haber elaborado y probado bombas, aunque añadió que no pretendía “hacer daño a personas”. En el sumario, cuyo secreto se ha levantado, aparece el acta de su declaración cuando fue detenido. En la misma, se puede leer: “Preguntado para que explique con qué finalidad quería fabricar explosivo, manifiesta que lo quería emplear como medida de decepción o distracción, atrayendo la atención de la policía y los expertos en desactivación de explosivo, respecto de otra acción simultánea que sería la principal”. Cuando le cuestionan cuáles eran esos objetivos, principal y secundario, él “manifiesta que no desea decirlo y que lo desconoce”. “En cualquier caso, afirma que nunca pretendía ocasionar víctimas mortales utilizando explosivo”, añade el acta de la declaración.

Ros da un paso más allá ante el juez en su versión sobre la “experimentación” con explosivos cuando se compara a sí mismo con el equipo de científicos que fabricaba la bomba atómica para el gobierno de EE.UU. “Yo soy autodidacta, más o menos cultivado, leído, y haré una pequeña comparación”, dice a modo de introducción. “En el proyecto Manhattan de la bomba atómica –prosigue– trabajaban miles de científicos que no sabían en qué parte trabajaban, solo Oppenheimer sabía en qué se trabajaba realmente”, dice para explicar que los miembros de los CDR no sabían qué llevaban a cabo el resto.

“Era como un reto para mí”, continúa, a lo que su abogada aporta que se trataba de un “experimento”. “Es bastante esta idea y puedo afirmar que hoy en día con un par de tutoriales de internet, según la legislación vigente, se puede llegar a realizar nitrocelulosa”, apostilla Ros.

Ros también confiesa que compró con su nombre real materiales para fabricar explosivos y que en una ocasión se hizo pasar por profesor de ciencias (su profesión real es la de comercial). A la hora de probar los materiales, explica que intentó fabricar termita en el patio trasero de casa de sus padres y que también empleó probetas, una báscula, tubos de ensayo o una botella de formal. Uno de los intentos de fabricar termita salió mal ya que, según él mismo indicó, “salio humo y explotó una olla en casa”.

Además de en su domicilio particular, Ros admitió que hizo pruebas con los materiales explosivos en casa de otro de los detenidos, Alexis Cardona, y que lo hacían de noche, cuando los hijos del segundo se habían ido a dormir: “Su casa sus normas”.

Ante la Guardia Civil, cuando se le preguntó si el grupo que planeaba los sabotajes tenía algún nombre respondió que no, pero que se refería a él en ocasiones como “colla de diables”. Negó asimismo haber buscado ubicación de cuarteles de la Guardia Civil y que analizó las posibilidades de atentar contra una torre de alta tensión pero que lo descartó. No llegó a trasladar su conclusión a sus compañeros porque fue detenido antes.

“Preguntado si en algún momento ha participado en la confección de un producto deflagran denominado termita, manifiesta que sí. El detenido, basándose en el estudio de unos manuales sobre la fabricación la termita, llegó a la conclusión de que era necesario adquirir unos elementos (polvo de aluminio y polo de óxido de hierro) que, mezclados en cierta proporción daban como resultado termita. Para conseguir la proporción adecuada ha tenido que realizar varias pruebas obteniendo resultados desiguales, en la mayoría de las ocasiones insatisfactorio para sus fines”.

Pide perdón por haber fabricado explosivos

Antes incluso de detallar su participación en la compra de materiales, Ros se muestra arrepentido y pide perdón, algo que repite en varios tramos de su declaración: “Me arrepiento mucho de haber hecho lo que hice, pido mil disculpas, soy humano y a veces los humanos cometemos equivocaciones, pido disculpas a los agentes que han hecho horas extra por mi culpa, por mi error”. Lo reitera antes de ser enviado a prisión: “Pido mil disculpas y me arrepiento 100%”.