Carles Campuzano (Barcelona, 1964) ha sido diputado en el Congreso durante 23 años. Una larga etapa en la que como parlamentario de Convergència ha negociado con gobiernos tanto del PSOE como del PP. Simboliza el pactismo que encarnó el partido fundado por Jordi Pujol hasta que esta formación empezó a mutar. Un proceso que de momento ha derivado en la creación de La Crida y la práctica desaparición del PDeCAT. Campuzano es una de las víctimas de esta evolución de siglas y estrategia cuyo máximo artífice es Carles Puigdemont.
Desde que el domingo se hizo oficial que ya no estaría en la candidatura de Junts per Catalunya, ha recibido mensajes de afecto de muchos adversarios, entre ellos, de Pablo Iglesias, del socialista Miquel Iceta o de la republicana Ester Capella. Puigdemont ni le ha llamado ni le ha escrito.
¿Quién le comunicó que quedaba fuera de la lista al Congreso?
La última comunicación me la hace el presidente del PDeCAT, David Bonvehí, la madrugada del sábado al domingo.
¿Y qué le dijo?
El sábado por la mañana ya habíamos tenido una conversación. Nunca se formula una razón explícita cuando no continúas en una lista. Lo que constato es que los que defendíamos una determinada posición sobre lo que tenemos que hacer en Madrid en los próximos cuatro años hemos quedado fuera.
Los que defendíamos que hay que buscar una solución negociada y acordada al conflicto, evitar un gobierno de derechas en España, dificultar o hacer imposible un gobierno del PSOE con Ciudadanos y no inhibirnos en aquellas cuestiones que afecten a Catalunya no estamos en esta propuesta electoral.
Si esta que ha descrito no será la estrategia de Junts per Catalunya, ¿cuál cree que será?
He leído algunas entrevistas a Jordi Sànchez en las que dice cosas que van en esta dirección y espero que la estrategia que defiendan no sea la del bloqueo ni la del no a todo. Ni el bloqueo ni el no a todo son eficaces para el soberanismo.
Puede que tras las elecciones, Pedro Sánchez dependa de nuevo de los votos de los diputados independentistas para ser investido. ¿Considera que una propuesta que incluya el derecho a la autodeterminación debe ser un punto irrenunciable para garantizar su investidura?
Yo no soy quien debe decidirlo pero mi opinión es que la prioridad es encontrar una salida negociada al conflicto que existe entre Catalunya y el Estado. Hoy esta salida debe pivotar en los partidos políticos que hicieron posible la moción de censura. Lógicamente, lo que no pueden hacer los partidos soberanistas por acción u omisión es permitir que haya un gobierno de derechas que imponga el 155. El soberanismo debe aspirar a condicionar la política española, a tener la fuerza necesaria para forzar la negociación para lograr un acuerdo que debe responder a aquello que la mayoría de ciudadanos catalanes decidan.
¿Piensa que una parte de los dirigentes del independentismo están instalados en el cuanto peor, mejor?
No lo sé. Pero si alguien cree que cuando las cosas van peor es mejor se equivoca. Cuando las cosas van peor, siempre empeoran. Es más, el crecimiento de la base independentista no depende hoy de las respuestas de la política española en contra de las demandas de Catalunya sino fundamentalmente tendrá que ver con la capacidad de volver a demostrar que autogobernándonos en Catalunya lo hacemos mejor. Tendrá que ver con que el Govern sea capaz de dar respuestas inteligentes y audaces a los desafíos del país.
Prometieron que esta legislatura habría un Govern “efectivo”. ¿Lo es?
El Govern es efectivo en el sentido de que gobierna pero debe tener la ambición que el poder de la Generalitat hoy le permite tener. Sería bueno que este Govern tuviese más ambición que la que ha demostrado hasta ahora. Le conviene al país, a la causa independentista y a los ciudadanos.
¿Pronostica que pasará?
Es lo que le convendría al país. De eso estoy seguro.
Defiende que un partido es más que una persona. ¿Lo dice por Carles Puigdemont?
En general los liderazgos fuertes ayudan a los partidos a ganar elecciones. Pero los partidos no pueden depender solo de sus líderes. Deben ser organizaciones democráticas en las que sea posible la discusión, la confrontación democrática de ideas y procesos de primarias competitivas.
Por lo tanto sí lo dice por Puigdemont.
Podría decirlo por muchas personas.
Es más que probable que los presos que irán en las listas no puedan ejercer como diputados y que ni Puigdemont ni Oriol Junqueras puedan recoger el acta de eurodiputados. ¿Se está engañando a los electores?
No. Creo que los electores son muy conscientes de que ninguno de estos candidatos podrá ejercer sus responsabilidades. Lo que se quiere evidenciar, y eso no lo discuto, es que hay una situación judicial inaceptable, unos encarcelamientos injustificables, y, por lo tanto, la causa de la libertad y la inocencia de los presos es una causa política que se evidencia a través de su presencia en la listas.
El presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, pidió una renovación de los liderazgos en el independentismo. Hay también quien critica que se está gobernando el país desde las cárceles y desde Waterloo. ¿Hacen falta nuevos liderazgos en el soberanismo?
Es muy evidente que el movimiento soberanista necesita renovar liderazgos. Esta renovación debe ser absolutamente compatible con estar al lado de los que sufren la cárcel y el exilio. Estoy seguro que en los próximos tiempos estos liderazgos irán emergiendo.
¿Qué queda de Convergència?
De Convergència queda una obra de gobierno impresionante producida entre 1980 a 2003 y que todavía podemos disfrutar a día de hoy. Quedan las estructuras de estado más potentes construidas en este periodo y queda una actitud política que algunos reivindicamos y que se podría resumir en algunos eslóganes cómo ‘construir más que destruir’ o ‘sumar más que restar’. Queda la política entendida con una vocación de utilidad y eficacia, que vincula claramente el autogobierno a la mejora de la vida de las personas.
Estas actitudes políticas ayudaron a que Convergència fuera un partido hegemónico en Catalunya y hoy, a menudo, muchos ciudadanos las reclaman con una puesta al día. Muchos ciudadanos reclaman la necesidad de esta manera de hacer política muy pegada a la realidad, muy poco demagógica, con mucha vocación de eficacia y utilidad, que buscaba un equilibrio entre la eficiencia económica y la justicia social y que tenía situada en la construcción europea una parte importante de las respuestas que tenemos como país y como sociedad.
Un catalán de orden y de centro-derecha, ¿a quién vota ahora?
Un catalán de orden y de centro derecha tiene muchas opciones para escoger.
¿Cuáles?
Depende. Hay catalanes de centro derecha que pueden estar tentados de votar a ERC. De hecho ERC tiene algunos de sus candidatos diputados que son más de derechas que yo.
¿Por ejemplo?
Joan Capdevila, que viene de Unió Democrática. Joan Capdevila es más de derechas de lo que podemos ser algunos que dentro de Convergència o el PDeCAT nos situábamos a la izquierda del partido y nos reivindicamos como socialdemócratas. Un catalán de centro-derecha y de orden seguro que podrá votar a Junts per Catalunya. De hecho hay mucho votante de orden y más situado a la derecha que yo que votará a JxCat. Y estoy seguro que catalanes de centro derecha catalanistas que no comparten la posición independentista pueden tener la tentación de votar al PSC. Hemos visto la sorpresa de que los antiguos amigos de Unió Democràtica, que antes estaban a nuestra derecha, ahora están coaligados al partido socialista. Estamos en un escenario de redefinición de los espacios políticos. En los próximos años veremos cómo se acaban articulando.
¿Si el PSC le viniera a buscar estaría dispuesto a ir en su candidatura?
Ni se me ha pasado por la cabeza. Hasta finales del mes de mayo representaré al PDeCAT en la comisión permanente del Congreso de los Diputados. Y además soy de una tradición política muy antigua que reivindica que los partidos catalanes no tengan dependencia a Madrid. Y continúo estando muy convencido de que necesitamos partidos políticos cuyas decisiones se tomen en Catalunya.
¿Y en un cargo en un futuro Gobierno de Pedro Sánchez se ve?
Tampoco se me pasa por la cabeza. En algún medio se ha publicado alguna información falsa sobre esto, pero no me pasa por la cabeza. Cuando en mayo acabe mi actividad parlamentaria no me veo estrictamente en el ámbito de la política.
En su partido también hay quien le recuerda que tras 23 años de diputado era el momento para que dejara paso.
Es un buen argumento. Lo que pasa modestamente es que creo que soy mejor político y diputado ahora que en 1996. En general en la vida la experiencia aporta más que resta. Salvando las distancias y con toda la modestia posible, pero la jueza Ginsburg con 85 años, la congresista Nancy Pelosi con 78, Bernie Sanders, Jeremy Corbyn, Hillary Clinton... no pretendo ni mucho menos compararme con estos personajes pero todos son gente mayor que supera la setentena y con carreras políticas larguísimas.
Estoy convencido que en el tiempo político de España y Catalunya de los próximos años la experiencia política formará parte de las soluciones que nos reclaman. Uno de los problemas de la política actual quizás es que hay demasiado amateurismo en la acción política. Siempre existe el riesgo de que la política entendida como una profesión se pervierta, pero la política necesita ejercerse con profesionalidad.
En estas últimas horas casi ha recibido, al menos en público, más elogios de adversarios que de gente de su partido.
¡Es bueno recibir elogios de los adversarios! Defiendo una idea que no es mía, es de Michael Ignatieff: en política necesitamos tratar a los adversarios políticos como adversarios, no como enemigos. Al adversario político le queremos derrotar en las urnas, convencer a la gente que nos vote. Por lo tanto que los adversarios políticos te reconozcan tus valores forma parte del ejercicio democrático. Y estos días no paro de recibir mensajes y llamadas de los compañeros del partido.
Ha sido un 'subidón' de autoestima el hecho de no ir a las listas porque mucha gente me ha mostrado su cariño. Estoy muy agradecido porque he tenido la oportunidad y la suerte por estar tantos años haciendo de diputado. Es posible que haya sido el diputado catalán que haya estado más tiempo haciendo de diputado en el Congreso desde 1977. Me siento satisfecho.
¿Ha recibido algún mensaje de Puigdemont?
No.
¿Lo ha echado de menos?
Tampoco.