ERC sufre su peor noche en una década y pierde la presidencia: “Pasaremos a la oposición”

Pol Pareja

Barcelona —
12 de mayo de 2024 23:24 h

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El paso de ERC por la presidencia del Govern ha sido un suspiro. El mandato de Pere Aragonès ha durado sólo tres años y el partido, que recuperó el poder en mayo de 2021 después de 40 años de espera tras la restitución de Josep Tarradellas, ha protagonizado el mayor descalabro de la noche electoral con el permiso de Ciudadanos.

El varapalo ha sido notable. ERC ha pasado de 33 diputados a 20 y se ha dejado más de 180.000 votos después de haber convocado elecciones ante la imposibilidad de tirar adelante los últimos presupuestos de la legislatura.

“Hemos obtenido unos muy malos resultados”, ha admitido Aragonès con el rostro serio. “Hemos continuado con la tendencia de las elecciones municipales y generales que no hemos podido revertir”. A continuación ha anunciado que su partido pasaría a la oposición.

La sede electoral, en la estación del Nord de Barcelona, presentaba aires de funeral desde el principio de la noche. La gravedad de los rostros, sin embargo, ha ido aumentando a medida que avanzaba el escrutinio. 

Poco después de las 20 h comparecía la portavoz del partido, Raquel Sans, para valorar los primeros datos de participación y los primeros sondeos, sin esconder sus malas sensaciones: “Intuimos que hoy no va a ser una buena noche”, afirmaba. “[Los resultados] nos obligarán a hacer una reflexión”.

En una sala aparte, consellers, diputados y altos cargos del partido seguían el escrutinio con caras largas, sin una sola sonrisa y con conversaciones entre susurros en las que intentaban encontrar el motivo del desastre. 

Tampoco ha sido una noche de vaivenes en el recuento. Ya desde el principio el marcador le ha asignado 20 diputados a ERC y la cifra no se ha movido en toda la noche, mientras los escaños del resto de partidos subían y bajaban a medida que avanzaba el recuento.

El candidato republicano, Pere Aragonès, ha comparecido poco antes de las 11 de la noche y ha sido recibido y despedido con dos largos aplausos, de esos que suenan a despedida. 

Sin concretar, Aragonès ha deslizado que podría abandonar la primera línea de la formación ante los malos resultados. “Es el momento de asumir responsabilidades individuales”, ha concluido. “Lo haré y lo haremos una vez hayamos podido analizar con serenidad los resultados”.

Con una campaña basada sobre todo en la gestión de Govern y en los pactos alcanzados con el PSOE, Aragonès no ha logrado capitalizar sus cuatro años en la presidencia y ha sido arrastrado por el tirón de Carles Puigdemont, en el flanco independentista, y por la propuesta del candidato socialista, Salvador Illa, entre los votantes progresistas.

La legislatura estuvo marcada primero por los rifirrafes con Junts cuando los posconvergentes estaban en el Govern y por la inestabilidad posterior tras su salida del Ejecutivo, cuando Aragonès se quedó en clara minoría en el Parlament con solo 33 de 135 diputados. 

“La obra de Gobierno y la apuesta por la negociación para resolver el conflicto político no ha sido suficientemente valorada o la ciudadanía ha considerado que le toca a otro liderar esta nueva etapa”, ha remachado el todavía president.