Que la convivencia entre JxCat y ERC durante estas legislatura ha sido más que complicada es evidente. Y quien pronosticó que en esta recta final hasta la celebración de las elecciones la cosa iría a peor acertó en el pronóstico. Mientras el president Quim Torra estuvo al frente del Govern, las tensiones entre su equipo y el de Salut fueron continuas. Ahora que no está él, la cosa no solo no ha mejorado sino que el cruce de acusaciones entre los socios del Ejecutivo catalán arrecia cada día que pasa.
El último episodio se vivió en la reunión del Procicat, acrónimo del Plan de Protección Civil de Catalunya, el organismo en el que se acuerdan las medidas para luchar contra la pandemia. Este domingo debía decidir los horarios y excepciones al toque de queda que entraba en vigor solo unas horas después. La propuesta del Departamento de Salut era que las restricciones de movilidad empezasen a las diez de la noche y finalizasen a las seis de la mañana para todo los sectores y ciudadanos. Esta es la recomendación que los técnicos aconsejaron. Según los datos del Ministerio de Sanidad, casi un tercio de los contagios se atribuyen a las reuniones sociales y, por lo tanto, cuanto antes empiece el toque de queda, más se reducen este tipo de encuentros.
A media reunión del Procicat, la consellera de Presidència, Meritxell Budó, y el de Interior, Miquel Sàmper, ambos de JxCat, exigieron que los eventos culturales tuviesen un trato diferenciado y pudiesen acabar más tarde. Según fuentes conocedoras del debate que se produjo en el Procicat, el titular de Interior amagó con no comparecer ante la prensa para dar a conocer las medidas si no se incluía la excepcionalidad de los espectáculos culturales. El día antes se había acordado que sería él quien ofrecería la rueda de prensa porque Salut argumentó que al tratarse de una comparecencia en la que se debía informar sobre restricciones de movilidad no tenía sentido que Alba Vergès estuviese presente.
Los republicanos vinculan el interés de sus socios por defender que los cines, teatros y auditorios cerrasen una hora más tarde al hecho de que la cartera de Cultura está en manos de JxCat y que este partido no quiere que el descontento en este sector vaya a más. Finalmente ERC se avino a la petición y se acordó que, a diferencia del resto de locales públicos, podrían cerrar a las diez de la noche con un margen de una hora para que los espectadores tuviesen tiempo suficiente para regresar a sus casas.
Este no fue el único punto de desavenencia. JxCat insistió en que los bares y restaurantes debían poder cerrar también más tarde sus servicios para llevar, los únicos que pueden realizar ahora. Y, pese a que en la rueda de prensa no se informó de que fuese así, uno de sus consellers, Ramón Tremosa, que es el titular de Empresa y Conocimiento, explicó en un tuit que el reparto de alimentos de la restauración a domicilio se podrá hacer hasta las 22.00 horas, y no hasta las 21.00 horas.
Tanto la salvedad de los eventos culturales como la de los bares y restaurantes constan en la resolución del Procicat que firmaron los consejeros de Salut e Interior. Pero una vez rubricada y cuando estaba ya a punto de ser publicada, desde JxCat se contactó con Salut para reclamar una nueva excepción: el deporte base. Es un ámbito que gestiona la Secretaría General del Deporte, adscrita al departamento de Presidència. La llamada enervó a los responsables de Salut, que rechazaron esta petición, y enfadó también al vicepresidente, Pere Aragonès, que dio la orden de publicar la resolución del Procicat sin más dilaciones y sin añadir nuevos cambios. La respuesta la obtuvieron por boca del secretario general del Deporte, Gerard Figueras, quien primero en Twitter y después en una entrevista en Catalunya Ràdio lamentó que los equipamientos deportivos sufren un “agravio comparativo” respecto a los del ámbito cultural.
La guerra de desgaste entre los socios del Govern se traslada también al ámbito de la comunicación. En ERC consideran que la portavoz del Ejecutivo, Meritxell Budó, en los últimos días ha contribuido a una mayor confusión al especular con medidas que todavía no se han acordado. El sábado, en una entrevista en Rac1 señaló como posibles medidas la de decretar un confinamiento y la del cierre de las escuelas, una propuesta que desde el Departamento de Educación se sigue descartando. Y este lunes, en Catalunya Ràdio, Budó añadió la opción de un confinamiento domiciliario durante los fines de semana. “La comunicación de las medidas se debe hacer en el momento en que se hayan tomado y porque serán las que se desarrollarán ”, le replicó la portavoz de ERC, Marta Vilalta, en una rueda de prensa, y situó esta posibilidad en el terreno de la “especulación”. Fuentes republicanas recuerdan que la Generalitat no tiene competencias para ordenar una medida de este tipo y que lo único que podría hacer es cierres perimetrales, ya fuesen de toda la comunidad o de municipios o comarcas determinadas.