Cuatro municipios y 65.000 habitantes de la zona de Igualada y la Conca d'Òdena (Barcelona) han amanecido este viernes bajo orden de confinamiento y con los accesos cerrados por un contundente dispositivo de los Mossos. La Generalitat impuso este jueves un cierre forzoso desde la medianoche con el objetivo de evitar la propagación de un brote descontrolado de coronavirus detectado en el Hospital de Igualada, que durante la semana se saldó con tres muertos y más de medio centenar de contagiados.
“Venimos de trabajar de noche, venimos sin dormir de la Clínica Sant Josep”, explicaba esta madrugada Maria Blanco, una sanitaria de Igualada, en declaraciones a TV3. Blanco además debe desplazarse esta noche a Barcelona para trabajar en el Hospital de Bellvitge. “No sabemos si nos dejarán pasar a trabajar”, aseguraba, resignada pero confiando que a ella, como trabajadora de la salud, le permitirán cierta movilidad.
Los Mossos cierran las vías tanto de entrada como de salida, lo que provoca colas y atascos en la C37 y C15. La policía revisa cada coche, uno a uno, y a la mayoría les hace dar la vuelta y retroceder. El cierre fue decretado desde las 21 horas del jueves para las salidas, y a partir de las 24h para las entradas. A partir de entonces solo se permiten accesos autorizados, de personal sanitario, de seguridad o suministros.
Los productos de alimentación están accediendo con relativa normalidad, aunque la policía identifica a los ocupantes. Algunos transportistas, sin embargo, se han encontrado con los accesos cerrados y sin saber qué hacer. Manuel Tejada, camionero, trataba de llegar hasta Igualada procedente de Córdoba con una mercancía de pan, pero ha encontrado la carretera clausurada. “Mossos no contestan, y estoy hablando con otros compañeros y me dicen que están entrando por Jorba”, aseguraba a TV3.
Por su parte, la mayoría de vehículos particulares iban quedando retenidos en el filtro de los Mossos. Este viernes a primera hora aún había ciudadanos que trataban de salir de la ciudad como cada mañana y se encontraban con los controles, que les obligaban a volver. Pero las colas han ido disminuyendo a lo largo de la mañana.
Las autoridades locales aún no hacen balance sobre los efectos que puede tener la medida de confinamiento. El alcalde de Igualada, Marc Castells, ha apoyado el cierre de la localidad pero no esconde que tendrá consecuencias importantes. “Estamos esperando que pase un día para ver la evolución del impacto económico”, ha indicado a la agencia ACN, haciendo un llamamiento a “minimizar” en lo posible los efectos adversos. El alcalde ha asegurado que el objetivo de paralizar el área “se conseguirá plenamente”. Este viernes, el consistorio atenderá empresarios, comerciantes y autónomos.
Castells además ha pedido que médicos de vacaciones, con días libres y jubilados acudan a ayudar al hospital de Igualada, donde la situación, asegura el alcalde, es “desesperada”. “El hospital está funcionando al límite de sus fuerzas”, ha añadido Castells a los micrófonos de Catalunya Radio. Los sanitarios que deseen colaborar pueden ponerse en contacto con el Colegio de Médicos de Barcelona, que está articulando la ayuda al Hospital de Igualada.