La jueza imputa a un hombre de Manresa (Barcelona) por dejar morir a su mujer en casa sin pedir ayuda médica

La jueza de violencia de género de Manresa (Barcelona) ha dejado este miércoles en libertad provisional al vecino de esta localidad imputado por un presunto delito de homicidio imprudente por omisión y que habría dejado morir a su mujer en casa. La víctima, expone el auto judicial, estuvo postrada en cama durante varias semanas alcanzando su cuerpo “estado de putrefacción”, con varios huesos a la vista y yagas.

El caso lo ha asumido el juzgado de violencia de género por el parentesco entre el imputado, de 63 años, y la víctima, de 57. El matrimonio, que vivía en Manresa desde hacía años, estaba en riesgo de exclusión social: ella no disponía de ingresos y el acusado tiene reconocida una pensión de invalidez permanente absoluta por la que cobra 700 euros mensuales, de los que 400 se destinaban al alquiler. El auto destaca que el imputado no tenía antecedentes y que el matrimonio no disponía de otros medios económicos ni tampoco tenía contacto con familiares o amigos.

De ahí que la jueza, a instancias del fiscal, haya descartado la prisión provisional para el imputado, al no apreciar riesgo de destrucción de pruebas, reiteración delictiva o fuga. Al presunto homicida se le ha impuesto como medida cautelar la obligación de comparecer semanalmente en el juzgado y la retirada de pasaporte. La instructora también ha ordenado que un forense determine si el hombre sufre un trastorno mental y que los servicios sociales de Manresa remitan los informes que tengan sobre el matrimonio.

Y es que el imputado, en su declaración, alegó que la mujer no quería que nadie entrara en casa, ni médicos ni la asistente social que el pasado verano, según su versión, intentó entrevistarse con ellos en su vivienda, a lo que su mujer se negó. Esta negativa a ser visitada produjo que su mujer se quedara postrada en cama y su estado de salud se fuera deteriorando hasta que, finalmente, llamó a emergencias el pasado 14 de diciembre. Según explicó el acusado, la llamada se produjo porque su pareja “tenía la mirada apagada, un tono de voz más bajo, vomitaba y le dolía el estómago”.

La mujer fallecería pocas horas después en el hospital debido a su débil estado de salud. El acta de levantamiento del cadáver y la inspección ocular incluida en el atestado de los Mossos d'Esquadra, asumidos de momento por la jueza, describen un escenario macabro. Así, expone la instructora, el hombre habría tenido a su mujer postrada en la cama en una habitación sin luz artificial durante varias semanas –“probablemente meses”, añade. “

“La finada se encontraba en un estado lamentable de suciedad y dejadez, con gusanos en partes putrefactas de su cuerpo, llegando incluso el estado de putrefacción a dejar a la vista algunos huesos en determinadas zonas del cuerpo”, expone el auto. La víctima presentaba “múltiples yagas” por diversas partes del cuerpo: en la parte interna de las piernas, parte posterior de las rodillas, en las ingles o la cadera izquierda. Las yagas eran tan profundas, añade la instructora, que dejaban “diversas partes de los huesos a la vista”.

Diversas zonas de su cuerpo, además, presentaban “un avanzado estado de descomposición y gangrena”. El delito de homicidio por imprudencia grave está castigado con una pena de uno a cuatro años de cárcel.