La política se esconde a menudo en los matices. Eso, matices, es lo que el candidato de JxCat a las generales Jordi Sànchez, preso desde hace un año y medio, ha podido introducir en su discurso gracias a que se le ha permitido por primera vez dar una rueda de prensa por 'streaming'. Las palabras metálicas del exlíder de la ANC han sonado más firmes que nunca para encarrilar finalmente a JxCat en la vía pragmática ante una posible investidura de Pedro Sánchez, a quien no le reclamará nada más que sentarse en una mesa diálogo en la que no se excluya el referéndum como opción posible.
Es quizás solo un matiz respecto al discurso oficial de su formación, pero no uno menor teniendo en cuenta que en la última semana el expresident de la Generalitat y líder indiscutible de su partido, Carles Puigdemont, había situado el listón mucho más alto. Puigdemont aseguró que el reconocimiento de la autodeterminación era una condición para la investidura, y también la número dos de la candidatura, Laura Borràs, iba por el mismo camino al asegurar que era indispensable tanto el “fin de la represión” como el “ejercicio” del derecho de autodeterminación. Ejercer y reconocer, es el léxico empleado por el grupo más afín al expresident.
En cambio Jordi Sànchez, como ya hiciera en la carta firmada junto al resto de presos de su formación, Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn, ha aterrizado la reclamación no en el ejercicio o el reconocimiento, sino en el diálogo sobre el referéndum. Su formación quiere, ha dicho, una mesa donde se busquen soluciones a la situación de Catalunya con un Gobierno que llegue a ella sin líneas rojas. “Nosotros no impondremos la solución antes del diálogo, pero tampoco dejaremos que nadie imponga su solución”, ha explicado el político.
Entre las dos sensibilidades que conviven en JxCat, la que nace en Waterloo y la que discurre entre Estremera y Soto del Real, ciertamente no hay un abismo. Preguntado por esta cuestión, el propio Sànchez achacó las posibles diferencias con su compañera de lista Laura Borràs a las deficiencias de comunicación que tiene por estar en prisión. Unas interferencias que, pese a todo, permiten observar que los presos, inmersos en un proceso judicial donde se les piden muchos años de prisión, están más por facilitar un gobierno amigo que por impugnar como enemigo el sistema político español en su conjunto.
Sànchez se ha referido en varias ocasiones a la “responsabilidad” y “lealtad” que están dispuestos a asumir, y a la importancia de poder condicionar un Gobierno siendo fuertes en el Congreso. Las palabras del líder de JxCat se mimetizaban por momentos con el discurso de Oriol Junqueras, incluso usando la misma expresión que el líder de ERC para asegurar que no habrá “ni líneas rojas” ni “cheques en blanco”.
“Lo que está en juego es quién se sentará a negociar con el PSOE y con qué fuerza”, ha remachado Sànchez que, inmerso en el pragmatismo, ha llegado a reclamar “dejar de mirar al pasado”. Nada de eso ha habido hasta ahora en el discurso de los líderes de JxCat en libertad, que siguen hablando del “mandato del 1 de octubre” y se proponen acudir al Congreso blandiendo la bandera de la independencia declarada el 27 de octubre.
Pero, en el espacio de JxCat, los presos han sido con frecuencia un motor de cambios. Lo fueron en abril pasado, cuando reclamaron buscar un candidato alternativo para la presidencia de la Generalitat mientras su partido seguía enrocado en Puigdemont, y también se alinearon con la línea pactista durante la moción de censura y cuando, en los últimos meses de esta legislatura, reclamaron que se desvinculara su libertad de los presupuestos del PSOE.
Volver a Pedralbes
Si alguna posición están mostrando el conjunto de los presos independentistas, tengan carné de JxCat o de ERC, es el deseo de todos ellos de volver al escenario previo a la convocatoria de las elecciones en el que los partidos independentistas estaban a punto de sentar al PSOE en una mesa de negociación. Se trataba de una vía tan etérea como inconcreto era el acuerdo de Pedralbes, donde ambos gobiernos se emplazaron a encarrilar todo el diálogo en la comisión bilateral que prevé el Estatut y, a la vez, en una mesa de partidos.
Oriol Junqueras y, ahora, Jordi Sànchez parecen convencidos de que esta es la única vía para desbloquear la situación política y la suya personal. En paralelo, ambos consideran irrenunciable que, en esa mesa de partidos, aparezca el referéndum como una de las opciones de solución, junto con la que el PSOE quiera. Y, a partir de ahí, debatir. Sànchez ha explicado este jueves que él está convencido de que el PSOE acabaría aceptando un referéndum “tarde o temprano”, al comprobar que el resto de opciones “no sirven para desbloquear”.
La de este jueves en la agencia EFE ha sido la primera vez que a Sànchez se le permitía participar en un acto público, pese a que ya realizó otra campaña desde la prisión y a que ha sido diputado autonómico todos estos meses. La imagen del preso sentado en un rincón de la habitación, junto a la bandera española y la fotografía del monarca, se ha viralizado rápidamente y se ha convertido ya en una de las imágenes de la campaña. Este viernes será el turno de Junqueras, que podrá hacer sentir su voz por primera vez desde su encarcelamiento en una rueda de prensa en la agencia ACN.