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Perfil

Josep Maria Argimon, un veterano de la gestión sanitaria que ha dado un vuelco en la estrategia catalana contra la COVID

El secretario catalán de Salut Pública, Josep Maria Argimon

Arturo Puente

16 de agosto de 2020 21:08 h

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A mediados de julio Catalunya vivía los momentos más duros desde el final del confinamiento. En la zona sanitaria de Lleida, en plena campaña de la recogida de fruta, la situación epidemiológica estaba descontrolada, con nuevos brotes casi a diario y el servicio de rastreo de contactos colapsado.

La Generalitat imponía restricciones y veía con desesperación como algunas de ellas eran tumbadas por los jueces. Pronto la alerta llegó también a algunos barrios de L'Hospitalet, en el corazón del área metropolitana donde vive la mayor parte de la población catalana. El departamento de Salut comenzó a prever un escenario dramático.

A este caos se le sumaba la vacante de la secretaria de Salut Pública, después de casi dos meses sin haber encontrado un sustituto para el dimitido Joan Guix. Una situación que, finalmente, se resolvió con el nombramiento de Josep Maria Argimon (Barcelona, 1958).

El nuevo jefe de la Agència de Salut Pública parecía un fichaje continuista y poco arriesgado, pues era un veterano con casi dos décadas de trayectoria en el Departamento que llegaba directamente desde la gerencia del Institut Català de la Salut (ICS). Su cometido era, además de llenar el clamoroso vacío de un puesto clave en la lucha contra el virus, ser el técnico que diese la cara y tomase la batuta de la lucha contra el virus, algo así como un “Fernando Simón catalán”.

La presentación pública de Argimon ya dio pistas de que en el Govern lo consideraban un valor seguro, pues tanto JxCat desde la Presidència como ERC desde la conselleria pugnaron por la autoría de su elección. Al día siguiente de su nombramiento, el president Quim Torra se apresuró a aparecer en una rueda de prensa junto al flamante fichaje y sin la consellera Alba Vergès, lo que generó comentarios en la oposición y el enfado de los republicanos.

Menos entusiasmo encontró el nuevo responsable de la estrategia catalana contra la COVID entre los colectivos profesionales. En su etapa como gerente del ICS, la gran estructura de la Generalitat que gestiona la mayor parte de la atención primaria, los sindicatos toparon en varias ocasiones con el ahora jefe de Salut Pública, y Argimon incluso estuvo en el centro del huracán en la huelga convocada por el Sindicat de Metges por las malas condiciones de los médicos de familia y la falta de inversión.

Pese a estos antecedentes, el nuevo responsable de la lucha contra la pandemia ha evitado entrar en la brega política y se ha centrado en subrayar que trae un plan bajo el brazo. De entrada, a Argimon le tocó dirigir el despliegue de los llamados “gestores COVID”, un cuerpo que debe llegar a los 500 efectivos y que, aunque ya estaba previsto antes de su llegada, se ha convertido en una de las piezas centrales de su nueva estrategia, que se apoya en la mejora del rastreo y, como novedad, en una campaña de tests PCR masivos en zonas elegidas estratégicamente.

“Nosotros ya explicamos que iríamos a buscar y a ser proactivos. La idea es intentar romper la cadena de transmisión que producen entre asintomáticos”, explicaba Argimon esta semana en declaraciones a este diario.

El experto evita el tono triunfalista, pero no se abstiene de recordar que las medidas de contención del virus han funcionado bien y que las zonas como el área sanitaria de Lleida, como también algunos barrios del cinturón de Barcelona, los contagios se han estabilizado, según los datos de su departamento. “En Catalunya teníamos una curva que iba subiendo y estábamos en un momento crítico que debía estabilizarse. Lo hemos conseguido e incluso hemos empezado a bajar. Ahora nos toca doblar la curva”, afirma.

Para conseguirlo, el plan de Argimon pasa por hacer pruebas a grandes poblaciones. Salut se dotó de capacidad para hacer hasta 9.000 tests en las ciudades de Sabadell, Terrassa y Ripollet. Una semana después, solo para Santa Coloma de Gramenet se prepararon otros 4.000.

Este fin de semana la campaña llegó a dos barrios de Barcelona, Torre Baró y el Maresme, y la intención del secretario de Salut Pública es continuar haciéndolos, aunque todo dependerá de la evolución de la pandemia. Según afirma, salir a buscar a los positivos asintomáticos es la única forma de intentar “ir un paso por delante” del virus que, aunque reconoce que es muy difícil, es su objetivo final.

La nueva estrategia de la Generalitat convence a los expertos. Organismos como la Organización Mundial de la Salud recomiendan hacer tests masivos, aunque recuerdan que esta es una práctica que debe implementarse en zonas concretas y previamente elegidas por sus condiciones, para tratar de ser lo más eficaz posible en la detección de contagios que habitualmente quedan fuera del radar.

Argimon y su equipo siguen esta pauta a la hora de elegir los barrios que someten al cribado masivo. Según explican, buscan dos tipos de zonas. Por una parte, lugares donde han detectado un foco activo del virus, confirmado o posible, y por tanto un alto índice de contagios, donde tratan de ampliar lo máximo posible el radio de testado. Por otro, las zonas en las que se han experimentado crecimientos en los últimos días, aunque aún no estén por encima de la media, y que además sean zonas densamente pobladas o con características que las hagan especialmente vulnerables. Este segundo es en realidad el cribado más estratégico, pues si se hace bien permitiría cortar las transmisiones desde la raíz.

Hasta el momento, en España ha habido pocas experiencias de cribado masivo, pero la Comunidad de Madrid anunció la semana pasada que comenzaría a hacerlos. Más conocidas son las experiencias llevadas a cabo en Corea del Sur o Taiwan y que las autoridades internacionales ponían de ejemplo en los primeros compases de la pandemia.

De forma más reciente, también en Italia se ha considerado un éxito la campaña de tests generalizados que se realizaron en algunos municipios de las zonas que en su día fueron más azotadas por el virus.

También entre los expertos catalanes hay buenas sensaciones respecto al giro dado por la estrategia catalana contra la COVID. “Esta estrategia que está llevando ahora Salut Pública es ortodoxa, siempre lo ha sido, pero digamos que está dentro de las recomendaciones de la OMS para la actual fase. Yo creo que el doctor Argimon ha hecho bien en probarla, los primeros resultados parece que no están mal y apuntan a que continuará”, asegura Antoni Trilla, jefe de epidemiología del Hospital Clínic.

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