“O independencia o elecciones”. Esa fue la exigencia de la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, a los partidos independentistas mientras se colaban los gritos de asistentes a la manifestación de la Diada reclamando la dimisión del Govern. Pero no se adelantarán los comicios. O al menos no ahora. Ni a ERC, que es quien podría hacerlo porque esta es una potestad del presidente de la Generalitat, ni a Junts les interesa. Cosa que no significa que todos sus movimientos no estén ya pensados en clave electoral. La batalla más próxima es la de Barcelona y si finalmente Xavier Trias acepta ser el candidato de Junts, puede arrebatar votos tanto a ERC como, por su perfil moderado, también al PSC.
Respecto a la exigencia de la independencia para ya, Junts se muestra comprensivo con las prisas verbalizadas por la líder de la ANC, mientras que ERC responde con una obviedad que, pese a serlo, es rechazada por una parte del secesionismo: “Si fuese tan fácil, ya lo hubiésemos hecho”. La contundencia de su secretaria general, Marta Rovira, en declaraciones a RAC1, es compartida por el resto de la cúpula republicana. La sensación de que la antipolítica se ha apoderado de algunos sectores del movimiento les preocupa. Su propósito es combatirla, aunque eso les convierta en ‘botiflers’ en pancartas, redes y más de un artículo de opinión. Los republicanos están convencidos de que una parte del secesionismo “se equivoca de adversario” y por eso le reclama que centre sus esfuerzos en presionar al Gobierno central en vez de ahondar en las diferencias internas.
ERC, que insiste en que la independencia no se puede conseguir sin ellos, reconoce que su apuesta por el diálogo es menos atractiva que la apelación a una independencia exprés o a las “jugadas maestras” condenadas al fracaso. Recuerda que tras la declaración del 27-O no hubo ni un solo reconocimiento internacional y que, cinco años después, cuesta lo que no está escrito conseguir algún posicionamiento favorable parecido al reciente del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas en el que se reconocía que España violó los derechos políticos de Oriol Junqueras, Raül Romeva, Josep Rull y Jordi Turull al retirarles su acta en el Parlament de Catalunya.
La amenaza de impulsar una candidatura propia, la llamada ‘lista cívica’ por parte de la ANC, perjudicaría a los partidos, especialmente a Junts, y de ahí que aplicando el principio de mejor a buenas, los postconvergentes reclamen tomar nota del enfado expresado este domingo en la calle. Jordi Turull y Laura Borràs estuvieron este lunes a la misma hora concediendo entrevistas. El secretario general, en RAC1, donde enfrió las opciones de que su partido salga del Govern. En cambio, la presidenta de Junts, en TVE, las alimentó.
Turull sabe lo que costó impulsar el referéndum. Sus buenas relaciones con la republicana Marta Rovira salvaron más de un escollo, ha estado en la cárcel y quiere que Junts se aleje del populismo (aunque una parte de su partido sigue alimentándolo). A diferencia de ERC, no arremete contra la ANC y una de sus propuestas es recuperar algo parecido a lo que antes del 2017 se bautizó como el 'estado mayor'. Fue un organismo paragubernamental integrado por representantes de partidos, algunos miembros del Govern, entidades y personas afines al independentismo, pero sin cargo. Sin este núcleo a la sombra, fundado en abril del 2017 en el Baix Empordà y en el que estaban tanto Carles Puigdemont como Oriol Junqueras, no hubiese habido ni urnas ni papeletas. Pero sus decisiones, que acabaron pagando otros con años de cárcel cuando ni tan siquiera participaban en las reuniones, también levantaron críticas internas.
El líder de Junts ha trasladado tanto a Aragonès como a otros representantes republicanos en más de una ocasión que hay que reforzar los mecanismos de coordinación entre su partido y ERC. El llamado 5x5, un grupo con presencia de dirigentes de ambas formaciones, se reúne semanalmente, pero su cometido se limita más a coordinar decisiones a corto plazo que a planificar estrategias.
Turull también se ha quejado, tanto en conversaciones con ERC como en público, de que no exista ningún tipo de estrategia conjunta en el Congreso. Ha quedado claro desde el principio que en Madrid tienen objetivos distintos, empezando por la mesa de diálogo, y la mala relación entre Gabriel Rufián y Míriam Nogueras tampoco ayuda mucho a una mejor colaboración.
De momento lo único que arranca esta semana son las negociaciones del conseller de Economia, Jaume Giró, uno de los dirigentes con mayor proyección en Junts, para aprobar los presupuestos. Habrá ya reuniones con el PSC, según confirmó Salvador Illa este lunes, y con los comuns. El conseller considera “trascendental” tener las cuentas antes de acabar el año para que puedan entrar en vigor en enero del 2023. Una vez más, Giró aspira a demostrar que probablemente es el dirigente que mejor sabe rimar independentismo con pragmatismo.