Si el exprimer ministro francés Manuel Valls encabezará o no la candidatura de Ciutadans al ayuntamiento de Barcelona es todavía una incógnita. Lo que sí se sabe es que el partido se lo ha ofrecido de forma oficial y que Valls se ha dejado querer. “Podéis contar conmigo, siempre estaré con vosotros para el compromiso de la democracia, la libertad y la sociedad civil catalana”, aseguró quien fuera inquilino del Hôtel de Matignon tras el ofrecimiento aunque sin confirmar aún su candidatura.
Manuel Valls, nacido en Barcelona en 1962 pero habiendo vivido siempre en Francia, no se había inmiscuido en la política de su país de origen hasta octubre pasado, cuando emergió como una de las figuras más beligerantes contra el independentismo. Posteriormente, durante la campaña electoral del pasado diciembre al Parlament, Valls fue una de las figuras internacionales que acompañó en diferentes actos a la plataforma contra la secesión Sociedad Civil Catalana.
Con estas únicas credenciales en política interna, el ofrecimiento de Ciutadans para que lidere su lista por Barcelona es el último intento de la formación de Albert Rivera para llevar el debate soberanista a la contienda electoral por la capital. En un partido poco dado hasta ahora a los fichajes mediáticos –este sábado desmintió que hubiera ofrecido su candidatura madrileña a Mario Vargas Llosa–, poner al exprimer ministro francés a las municipales ayudaría a hacer girar el debate en torno a aquello por lo que es conocido en Catalunya: su oposición fundamental al separatismo.
Esta intención de los de Rivera contrasta con la queja que repetidamente han formulado en el Parlament, en el que han acusado a los independentistas de “no tener propuestas más allá del monotema”. De Inés Arrimadas es también la repetida crítica hacia la mayoría parlamentaria de “no preocuparse de los problemas que de verdad preocupan a los catalanes”. Y, pese a esto, las propuestas de Valls para la ciudad son desconocidas más allá del eje nacional.
El discurso va por un lado pero, los intereses electorales de Ciutadans, por otro. En el partido son conscientes de que el debate nacional les ha catapultado primero en el Parlament, ya desde 2015, y ahora también en el escenario estatal. Según la encuesta postelectoral del CIS hecha pública este viernes, el 55,2% de los votantes de Ciutadans consideran que la independencia fue el tema más debatido en la campaña electoral del 21-D, solo por detrás de los votantes del PSC (57,7%).
Tanto es así que, el pasado día de Sant Jordi, después de que Arrimadas reclamara por la mañana una festividad “no politizada”, por la tarde acompañó a Valls y Rivera a la entrega de premios de Societat Civil Catalana. Evitaron, eso sí, una foto de los tres. Tampoco la actual líder municipal de la formación, Carina Mejías, se fotografió con quien podría desbancarla, aunque ella ya ha asegurado que está dispuesta a trabajar con el francés.
Lucha independentista por Barcelona
No es Ciutadans el único grupo que está apostando por fórmulas para Barcelona que engrasan el eje nacional. Desde el campo contrario ha surgido la propuesta de Jordi Graupera, académico y conocido tertuliano, que propone unas primarias para el conjunto de los partidos independentistas de las que salga una lista transversal. Esta idea apuesta sin ambages por una discusión de corte nacional en el escenario municipal, con el objetivo de convertir a Barcelona en la “capital de la república”.
Por el momento ninguno de los grandes partidos independentistas ha aceptado acudir a las primarias que propone Graupera, pese a que desde el PDeCAT diversas voces le compran la fórmula unitaria. La más clara es la de Carles Agustí, que compite en las primarias de la formación contra la exconsellera Neus Munté. Agustí asegura que su propósito, si gana las elecciones, es unir a todo el independentismo. De nuevo, un planteamiento de tipo nacional para unas elecciones en las que tradicionalmente este debate se había colado con cuentagotas.
“Naturalmente que queremos hacer de Barcelona capital de la República catalana, pero queremos hacer la República o ganar la capital para mejorar la vida de las personas, no por el simple hecho de llegar al poder”, explican desde ERC, quienes consideran que la propuesta independentista ya la llevan “de fábrica”, y que por eso merece la pena profundizar en más aspectos.
Izquierdas contrarias al debate nacional en Barcelona
El candidato republicano, Alfred Bosch, ofreció hace unas semanas una conferencia con sabor a respuesta a la de Graupera en la que vino a rechazar la candidatura unitaria independentista. Es la línea marcada por Oriol Junqueras, quien vivió como un trauma la candidatura conjunta con Convergència bajo las siglas de Junts pel Sí y quien siempre ha apostado por una ERC que pueda interpelar desde el independentismo a votantes que se activan en clave social desde la izquierda.
La de Junqueras y Bosch, de hecho, es la misma tesis que mantienen el grueso de las formaciones que se sitúan a la izquierda. Ni para Barcelona en Comú ni para el PSC el eje nacional es nunca agradecido, y menos en un tablero municipal que los de Colau dominan. “No voy a permitir que Barcelona se parta en dos, voy a luchar por una ciudad orgullosa de su pluralidad”, aseguró la alcaldesa Colau en una reciente entrevista con eldiario.es.
Los 'comuns', sin embargo, aseguran que un escenario en el que independentistas y sus contrarios intenten polarizar desde el eje nacional no tiene por qué ser malo para ellos, pues podrían hacer el discurso sobre la ciudad que muchos vecinos valoran en unos comicios locales.
La batalla por Barcelona volverá a ser el centro de gravedad de unas elecciones en las que todos los grupos quieren la revancha. Colau, revalidar la gesta de 2015 y curar en casa el pobre resultado del Parlament. Ciutadans busca la victoria para quitarse el amargo sabor de la victoria insuficiente del 21 de diciembre. En el independentismo, la competición también es interna, con una ERC a la que las encuestas le dicen que puede incluso ser el partido más votado y un PDeCat que lucha por mantener, al menos, los asientos con los que Xavier Trias perdió la alcaldía.