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El misterioso noveno voto en blanco a la Mesa del Parlament no tiene dueño

Uno de los diputados del llamado bloque constitucionalista, en el que se agrupan Ciutadans, PSC y PP, ha optado por no dar su apoyo al candidato de los primeros en la votación a la presidencia del Parlament. Lo ha hecho a conciencia, porque la votación para elegir al presidente se ha repetidos dos veces -cosas del reglamento-, y en ambas el candidato de Ciutadans ha recibido un voto menos (56) de los que suma el bloque constitucionalista (57), mientras que los votos en blanco han sumado nueve, uno más que los diputados con los que cuentan los comuns.

Hasta aquí los hechos constatables. El voto a la Mesa, por reglamento, se hace en urna y es secreto, por lo que el autor puede llevarse su voto a la tumba si lo desea. Pero el misterio del noveno voto en blanco ha desatado las especulaciones sobre la identidad del diputado rebelde. Hasta el punto que todos los partidos del bloque han negado tener al díscolo en sus filas.

El primer sospechoso ha sido Ramon Espadaler, diputado de las listas del PSC que proviene de la disuelta Unió, la formación histórica que durante tres décadas fue la mitad de CiU. Desde el partido de Iceta se ha corrido a hacer un desmentido “categórico” de que en su grupo hubiera habido voto diferencial. El partido tenía un acuerdo con Ciutadans y el PP por el que su candidato, David Pérez, iba a conseguir asiento en la Mesa.

El propio Espadaler lo ha desmentido poco después, asegurando que cuando tenga que votar diferente a sus compañeros de grupo no lo hará a escondidas:

Desde las filas socialistas se ha apuntado en un primer momento a la hipótesis del error, que la segunda votación ha desarmado, y, entonces, se ha señalado a la posibilidad de que el PP estuviese vengándose de sus principales competidores electorales por sus resistencias a prestarles un diputado para formar grupo.

Pero el PP se ha desmarcado rápidamente de esta teoría. Los de Albiol niegan que ninguno de sus cuatro diputados haya dado un voto en blanco a la votación de la Mesa y devuelven la pelota con la boca pequeña al PSC. De lo que nadie ha dudado es de que Espejo-Saavedra ha obtenido al menos el voto de todos sus compañeros de partido.

El noveno voto en blanco no encuentra dueño, pero se ha emitido. No ha cambiado nada, por lo que Inés Arrimadas ha preferido restarle importancia en la intervención con la que ha reaccionado a la primera sesión plenaria de la legislatura. Pero, pese a eso, el diputado que no quería que Espejo-Saavedra fuera presidente del Parlament seguirá escondido entre los escaños del bloque constitucionalista en la próxima sesión.