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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Un policía nacional jubilado que presidió una mesa electoral el 1-O acusa a la Guardia Civil de “agredir” a votantes

Tras maestros, informáticos, alcaldes, amas de casa y un sinfín de profesiones, este jueves ha comparecido en el Supremo un testigo de currículum particular: un agente de la Policía Nacional jubilado que presidió una mesa electoral del 1-O en Sant Joan de Vilatorrada (Barcelona). Nemesio Fuentes ha afeado con contundencia la actuación de la Guardia Civil en el municipio, a la que ha acusado de “agredir” sin previo aviso a los concentrados en las puertas del instituto del pueblo, entre ellos a sus dos hijos.

“Empezaron a golpear sin previo aviso a todo el que había en la parte exterior del colegio”, ha afirmado. Los agentes, según su versión, intentaron abrir la puerta del centro de forma equivocada. “Llegó la Guardia Civil con un mazo y golpearon la puerta. Si hubiesen preguntado les hubiéramos dicho que la puerta se abría hacia fuera y no habría habido ningún problema”, ha recordado a preguntas del abogado Jordi Pina.

Las acusaciones han preguntado al expolicía como a cualquier otro testigo y han seguido indagando en la resistencia de los votantes a los agentes y en la organización logística y humana de la votación. “¿Quién lo designo presidente de mesa?”, ha inquirido el fiscal Jaime Moreno. “Me designé yo mismo”, ha respondido el exuniformado. “Dado de que no había personal nombrado para poder constituir las mesas, alguien tenia que salir y los vecinos lo decidimos de común acuerdo”, ha apostillado.

“Nadie agredió a los agentes. La gente estaba de pie con las manos en alto tratando de impedir el paso, pero estaban en inferioridad de condiciones”, ha aseverado Fuentes a preguntas de Vox. El letrado de la formación de extrema derecha Javier Ortega Smith ha inquirido sobre los insultos, golpes, amenazas de los votantes a los agentes, que son el núcleo del alzamiento violento por el que Vox y la Fiscalía acusan por rebelión a los líderes soberanistas así como de la acusación por sedición de la Abogacía del Estado.

Respecto a los insultos, Fuentes ha dicho que fueron “los normales” dadas las circunstancias, adjetivo que ha motivado la repregunta de Ortega Smith. “Pues ‘hijos de puta’, ‘cabrones’... pero amenazas de muerte no oí ninguna”, ha concretado el exagente. Como el resto de testigos propuestos por las defensas, Rodríguez no ha negado los incidentes en los centros, si bien ha responsabilizado de los mismos a los agentes en vez de a los votantes.

¿Qué habían testificado los guardias que actuaron en el colegio del exagente Fuentes? El sargento de la Guardia Civil al que lanzaron una silla en el mismo instituto donde estaba Fuentes explicó que la agresión se produjo una vez entraron en el centro de votación y que quedó aturdido sin perder el conocimiento. Sin embargo, según Fuentes, “la silla no fue culpable de que el agente cayera, sino que él pisó los cristales que había roto”. “No di ninguna orden de golpear, lo que hacían los agentes era evitar las agresiones que recibían”, expresó el jefe del dispositivo.

Otro de los antidisturbios describió una “violencia inusitada” en el instituto, donde dijo que se “masticaba rabia y odio” contra la Guardia Civil. El agente terminó por reconocer que el teniente que comandó el operativo está imputado por orden de la Audiencia de Barcelona. “No vi ninguna lesión, no pude ver si se advirtió y se hizo un uso totalmente proporcionado, congruente y oportuno. Los que golpearon primero fueron las personas para impedir actuar a la Guardia Civil”, agregó el pasado 21 de marzo.

Mossos retiraron urnas

Salvo este insólito testigo, la jornada de este jueves del juicio del procés ha quedado marcada más por las consecuencias políticas de la causa que por lo declarado dentro de la sala. Y es que el tribunal tiene que decidir si otorga la libertad provisional a los cinco presos de JxCat y ERC que han resultado escogidos diputados del Congreso y senadores el pasado 28 de abril –Oriol Junqueras, Jordi Sànchez, Raül Romeva, Josep Rull y Jordi Turull. La Fiscalía ya ha informado en contra de que salgan de prisión y de que el Supremo pida permiso a las Cortes para seguir con el juicio, lo que obligaría a suspender la vista oral.

Del resto de testigos, ha destacado la votante de Seva (Barcelona) Carme Baqué que ha relatado cómo los Mossos d’Esquadra se llevaron las urnas de su colegio electoral el 1-O sobre las 18:00h. de la tarde. Fueron las unidades de ARRO, las dedicadas a proporcionar apoyo a las patrullas de seguridad ciudadana, de los Mossos, quienes entraron en el centro y se llevaron las urnas y el material electoral. “Hubo decepción, la gente estaba triste pero no hubo violencia”, ha indicado.

Se trata de uno de los primeros testigos que, bajo obligación de decir verdad, explica que la policía catalana actuó para impedir el referéndum. El resto de testigos de este jueves, al igual que en días anteriores, ha explicado que la pareja de Mossos intentó acceder a los centros, pero que se retiraron ante la aglomeración de votantes.

Un votante de Caldes, Joan Manuel Andreu, ha ido más allá y ha recordado que el denominado “binomio ni intentó entrar ante el gran número de personas” concentradas. La Fiscalía cree que esta actuación estaba orquestada entre políticos y mandos para facilitar la votación en vez de impedirla, algo que han negado tanto Trapero como el exconseller Forn.

Al igual que los testigos que les precedieron, los votantes han reivindicado el referéndum a preguntas de las acusaciones. “Nos autoorganizamos para poder votar”, ha dicho Núria Riera, que participó del 1-O en Vic. Antoni Altaió, que votó en Caldes de Montbui, ha definido la jornada como un acto de desobediencia civil no violenta. “Teníamos ganas de manifestar nuestra discrepancia con las decisiones judiciales [que suspendieron la votación] y entendíamos que obstaculizando de manera pacífica la intervención de los Mossos y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado estábamos ejerciendo una opción individual de desobediencia que es legítima”, ha proclamado.