PSC y comuns tratan de romper la política de bloques ofreciendo un Govern transversal
El pleno del Parlament de este miércoles, el primero con apariencia real de ordinario después de meses, no tendrá consecuencias sobre el papel pero sí ha servido para constatar algunas características de la nueva composición de la Cámara. La primera, que Ciutadans, pese a su victoria, está muy lejos de poder tejer alianzas ni siquiera con otros partidos no independentistas. Otra, que los independentistas suman y se mantienen en sus trece respecto a poder investir a cualquier diputado, aunque en tres meses no lo hayan hecho.
Ante este bloqueo, que tiene origen en el veto judicial a los últimos tres candidatos propuestos por el independentismo, el PSC y Catalunya en Comú han buscado romper la política de bloques que encajona el Parlament. El líder de los comuns, Xavier Domènech, ha tomado este miércoles la iniciativa para ofrecer su apoyo a un Ejecutivo formado por consellers independientes, con un mandato limitado y el compromiso de no volver a presentarse a las elecciones, y con el claro objetivo de rescatar la autonomía del 155 y avanzar más allá mediante mayorías amplias.
Los socialistas ya habían mostrado su beneplácito, esta misma semana, a la propuesta del Govern de concentración que se leía entre líneas en las declaraciones de ERC. Ahora bien, Miquel Iceta ha dejado claro que cualquier propuesta de este tipo debe conllevar, antes, un rechazo de la vía unilateral hacia la independencia y el compromiso del respeto a la ley. Como ya es tradición en la casa socialista, el PSOE se posicionó inmediatamente para rechazar la idea de Iceta, igual que este miércoles ha rechazado la propuesta de los comuns.
Eso no ha hecho, sin embargo, que el PSC se haya abstenido de engrasar la vía del entendimiento con el bloque de enfrente. Iceta ha defendido buscar un “proyecto colectivo” para Catalunya que sea capaz de recoser “consensos básicos” y, en la propuesta presentada, los socialistas hablaban de rechazo a la unilateralidad, pero también criticaba la “judicialización” de la política.
Los socialistas tienen claro que ahora, con el reloj de la investidura en marcha y con un largo historial de desencuentros entre las formaciones independentistas, es el momento idóneo de ofrecer la mano tendida con el objetivo de romper el bloque formado por JxCat, ERC y la CUP. Una idea que comparten con los comuns, aunque estos siempre se han mostrado partidarios, ya desde antes de las elecciones, de buscar la comunión de todas las fuerzas de izquierdas.
La propuesta presentada por Domènech trata de seducir tanto a ERC como al PSC, rebajando los costes de su participación. Por eso desde la confluencia de izquierdas se apuesta por un Ejecutivo de tipo técnico, en el que la implicación de las siglas pueda ser menor, y por un periodo tasado de antemano. Ahora bien, esto sentaría las bases, creen los comuns, de futuros entendimientos. Y lo que es más importante, rompería transversalmente los bloques independentista y constitucionalista, uniéndolos por el vértice de la izquierda.
El principal problema de la propuesta de Domènech es de tipo matemático. Los diputados de izquierdas, del PSC a la CUP, suman 61 diputados, 60 con capacidad de votar mientras Toni Comin mantenga el acta. Esto obliga a sumar a JxCat, que tiene 34 diputados y, por tanto, sería el grupo más numeroso de la ecuación. Contando que el president de la Generalitat debe ser además diputado, los vetos cruzados hacen más que difícil la propuesta. Ni los comuns tienen intención de facilitar una investidura de un miembro de JxCat, ni estos tienen intención de ceder la presidencia a otro grupo.
Con todo, ERC ha recibido este acercamiento como un balón de oxígeno. Ante la negativa de la CUP a cambiar sus votos de abstenciones a positivos ante cualquier candidato que no sea Puigdemont, los republicanos exploran la vía de una eventual abstención de los comuns para acomodar una investidura. Como en el caso de los comuns, esta iniciativa tiene importantes obstáculos, ya que los de Domènech ponen condiciones sobre el nombre. Este miércoles, en la votación del texto de JxCat y ERC, Catalunya en Comú ha votado a favor de la liberación de los presos pero, como el PSC, han rechazado que se garantice su derecho de ser investidos. Mensaje claro de las líneas que no están dispuestos a cruzar.