19:00h. del viernes 27 de octubre de 2017. El Parlament de Catalunya acaba de aprobar la declaración unilateral de independencia. En su último día en el cargo, el major de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, no dudó en ponerse al servicio de jueces y fiscales pese a la incertidumbre del momento. Así lo expone Trapero en sendas cartas enviadas al presidente del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), Jesús María Barrientos, y el por entonces fiscal superior de Catalunya, José María Romero de Tejada –fallecido en noviembre del año pasado.
En las cartas, Trapero pone a los Mossos d'Esquadra “a disposición” tanto del TSJC como de la Fiscalía Superior de Catalunya “con tal de dar cumplimiento a las órdenes” que ambas instancias pudieran dar después de que los independentistas proclamaran la independencia. No hizo falta que los togados mandaran nada: el Gobierno aplicó el 155, cesó a todo el Govern, disolvió el Parlament y destituyó a Trapero de su cargo.
“Habiendo tenido conocimiento de la aprobación de la declaración de independencia por parte del Parlament de Catalunya en la tarde de hoy, y desconociendo las consecuencias jurídicas de esta declaración y sobre quién pueden recaer, este Cuerpo policial se pone a disposición por tal de dar cumplimiento a las órdenes que en relación a estos hechos se puedan derivar”, reza la misiva a Barrientos.
El mensaje al fiscal jefe es el mismo. “De la misma manera le comunico que el cuerpo de los Mossos d'Esquadra continuará garantizando la seguridad y el orden público en Catalunya”, concluyen ambas cartas. Trapero envió las cartas después de telefonear a los jefes de los jueces y fiscales en Catalunya.
Cuando el Parlament aprobó la DUI, Trapero ya estaba investigado por la Audiencia Nacional por un delito de sedición por la protesta frente a la conselleria de Economia del 20 de septiembre. A día de hoy, el exmajor está procesado por dos delitos de sedición y organización criminal, y desde su cese por el 155 se mantiene en el cuerpo pero fuera de la primera línea. Los correos enviados a Barrientos y a Romero de Tejada fueron uno de los motivos que alegó Trapero en su recurso en contra de su procesamiento. No prosperó y el exmajor está a la espera de juicio y señalado por la Fiscalía como actor clave en el plan secesionista por la supuesta pasividad de la policía catalana el 1-O.
Los intercambios de correos electrónicos entre el jefe de los Mossos, el por entonces conseller de Interior, Joaquim Forn; los altos cargos del departamento y la Fiscalía Superior de Catalunya fueron constantes en los meses de septiembre y octubre. El elemento común que se desprende de todos ellos es el difícil equilibrio que tuvo que mantener el exmajor antes del 1-O para conjugar la obligación de acatar las órdenes de jueces y fiscales y actuar bajo los principios de oportunidad, proporcionalidad y congruencia que rigen la labor policial.
En este sentido,Trapero replicó que la orden del fiscal Romero de Tejada para precintar todos los puntos de votación antes del 1-O podía comportar “consecuencias no deseadas” y alteraciones del orden público. Fue el 27 de septiembre, antes de que la magistrada del TSJC Mercedes Armas asumiera el mando para impedir la votación. Una vez recibidas las órdenes de Armas para impedir el 1-O, Trapero puso por escrito en un correo a Forn las directrices al cuerpo: “Antes de usar la fuerza, se tendrán en cuenta las consecuencias, evitando generar un mal mayor al que se trata de evitar”.
Destaca además la advertencia que el major envió a los responsables políticos de la conselleria sobre la protesta del día 20 de septiembre en la conselleria de Economía. Trapero alertó de que los líderes de Òmnium Cultural y la ANC “no tienen el control total sobre las actuaciones que puedan surgir de las distintas concentraciones”. Y relató como el día 20, dos agentes de paisano de los Mossos sufrieron un intento de agresión tras ser confundidos por guardias civiles.
El exmajor también es objeto de varios correos que se intercambian los políticos. El 23 de septiembre, el entonces secretario general de Interior, Cèsar Puig, trasladó a Forn que el major se encontraría “una situación delicada” en la primera reunión que se celebró dos días después (a la que Trapero no acudió) con el mando único del Ministerio del Interior para impedir el 1-O, el coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos. Puig abogó por “aminorar el riesgo” de que Trapero pudiera ser acusado de desobediencia en caso de incumplir órdenes de Pérez de los Cobos. “En caso extremo no tendrá otro remedio que obedecer si no lo queremos perder”, concluyó Puig sobre Trapero.