Barcelona hace años que quiere convertir la comisaría de la Policía Nacional en Via Laietana, epicentro de las torturas durante el franquismo, en un espacio de memoria histórica. Pese a la negativa actual del Ministerio del Interior de trasladar la Jefatura Superior de Policía a otro edificio, el Ayuntamiento que lidera Ada Colau ha avanzado en esa idea y ha elaborado un informe sobre cómo debería ser este futuro centro, que aspiran a que tenga una parte de museo y exposiciones y otra de divulgación y reflexión sobre la represión tanto en la ciudad como en España y en todo el mundo.
El documento, al que ha tenido acceso elDiario.es, es un encargo de la concejalía de Memoria Democrática al historiador y museólogo Antoni Nicolau, y ya ha sido contrastado con las principales entidades y asociaciones de memoria histórica de la ciudad para que aporten sus ideas. En él, se plantean los distintos usos que podría albergar este equipamiento público, y que irían más allá de un museo y centro memorial y archivístico sobre la represión franquista. La propuesta incluye también talleres y programas educativos y un proyecto llamado 'Resistencias', de investigación y análisis sobre la relación histórica de los movimientos sociales con la represión y la tortura.
“De esta forma, el edificio de la antigua Prefectura de Via Laietana podrá ser un referente a nivel catalán, español y europeo sobre las resistencias, la memoria democrática y la defensa de los derechos humanos, dirigida a grupos de personas muy distintos y que alcance ámbitos muy amplios de actuación”, resume el documento. Para su elaboración, el autor ha analizado memoriales de todo el mundo, desde el museo ESMA de Buenos Aires (excentro de detención y tortura durante la dictadura de Videla) al de la Stasi en Berlín.
De las torturas al traslado de la policía
La comisaría de Via Laietana, hoy sede de la Jefatura Superior de Policía de Catalunya, fue durante la dictadura de Franco la sede de la brigada Político-Social, la policía política. En sus calabozos se torturó a innumerables opositores al régimen, desde Miguel Núñez, dirigente del PSUC, hasta integrantes de la Asamblea de Catalunya, de cuya fundación se cumplen 50 años, u obreros de la Seat. Es este último el caso de Carles Vallejo, actualmente presidente de la Asociación Catalana de Ex-Presos del Franquismo.
Desde hace años, en Barcelona existe el consenso suficiente para cambiar de uso la comisaría, pero el edificio es propiedad de Interior. Ahora mismo, sus responsables están dispuestos a que el inmueble dedique algún espacio a la memoria de las torturas, pero siempre que esto sea compatible con mantener los usos policiales. Este es también el actual posicionamiento del PSC, que antes había estado a favor del traslado. En 2017, el Congreso aprobó una proposición no de ley de ERC para convertir el espacio en un memorial con los votos de socialistas y Ciudadanos. En 2019, el Ayuntamiento sacó adelante una declaración institucional en la misma línea con apoyo del PSC.
Sobre este posible uso mixto, el concejal de Memoria Democrática, Jordi Rabassa, asegura no lo contemplan. “Este debe ser un equipamiento 100% dedicado a la memoria y esto es incompatible con que la policía siga estando allí”, manifiesta, tajante. El informe encargado por su concejalía, de hecho, está planteado sobre la base de que todo el edificio, de cinco plantas, debe ir destinado al memorial, aunque no se hace una distribución espacial exacta de los usos porque no han tenido acceso al edificio.
Rabassa defiende además que la propuesta del consistorio para la comisaría encaja con el espíritu de las leyes de memoria democrática que se están tramitando tanto en el Congreso como en el Parlament. La intención del Ejecutivo municipal es trasladar en última instancia esta propuesta al Gobierno, aunque por ahora se centran en seguir trabajándola con las entidades locales.
Una parte de museo y exposiciones
El documento elaborado por el consistorio plantea una multiplicidad de usos para el edificio. Estos los resume en cinco dimensiones, que serían las de memoria, información, divulgación, actividades, reflexión e investigación y espacio de trabajo.
Sobre la primera, sería un “espacio de homenaje a las personas que lucharon por las libertades democráticas y que sufrieron la represión en Barcelona” y, en especial, en esa comisaría. El espacio se abriría a la ciudadanía y la visita empezaría en la calle, con una instalación que invitase a entrar y a “emocionarse”. “Sería fantástica una obra de Jaume Plensa, que dialogase con la que está situada frente al Palau de la Música, que está al lado”, aventuran.
El espacio museizado serviría para mostrar las celdas donde tenían lugar los interrogatorios y torturas y también los despachos de los jefes que las ordenaron, entre ellos los conocidos Antonio y Vicente Creix. El documento plantea conservar lo que se pueda a nivel de mobiliario y de distribuciones espaciales y, si no es posible, habilitar dos o tres puntos en los que se reproduzcan las celdas y despachos de la época.
Además de esto, la intención del consistorio es poder contar con una exposición fotográfica y de vídeo de la resistencia contra la dictadura. “Una especie de crónica gráfica de la represión”, señala el documento, con material de distintos archivos de la Administración y de los principales fotógrafos del momento. Entre ellos ponen como ejemplo Eugeni Forcano, Pilar Aymerich o Jordi Socías.
Asimismo, tras presentar la propuesta a las asociaciones de memoria histórica, estas también propusieron que se conecte este memorial con los demás espacios de represión que hubo en Barcelona y que quizás no son tan conocidos. Desde la cárcel Modelo hasta los Hogares Mundet o la prisión militar de Montjuïc.
Reflexión sobre 'resistencias'
La otra gran pata del espacio memorial ideado por el Ayuntamiento serían las actividades educativas, culturales y de divulgación. Sobre las propuestas dirigidas al mundo de la enseñanza, se plantea vincular la actividad del centro a proyectos educativos de escuelas e institutos y crear un “aula virtual” con materiales y experiencias para compartir.
Pero quizás la principal novedad respecto a la idea de hacer un memorial sería la del proyecto 'Resistencias', que propone reservar un espacio del edificio para debates, conferencias, presentaciones de libros y cursos sobre los movimientos sociales y los “escenarios de resistencia” en todo el mundo. “Barcelona ha sido una ciudad escenario de luchas y resistencias populares a lo largo de la historia y hasta nuestros días”, argumenta en el documento, como motivación para que este sea un centro de generación de conocimiento sobre resistencias ciudadanas y represión.
La idea es que este programa permita la colaboración con otras instituciones sociales, científicas y culturales, y que esté ligada al análisis de la actualidad. Desde las protestas en Hong King hasta las de Bielorrusia, por poner ejemplos recientes.
Finalmente, el plan del Ayuntamiento es que el edificio reserve también un espacio para la represión contra la prensa, “especialmente la sufrida por fotógrafos y fotoperiodistas”, y otro dedicado a la creación de un censo de víctimas. Este debería servir entre otras cosas para facilitar trámites de ayudas públicas o para cuestiones jurídicas.