Quimet, el protagonista de 'Alcarràs', tras dejar la agricultura: “Quieren que desaparezcamos”

Quimet, el rudo payés que labraba las tierras y mantenía a toda su familia, se pasa los 120 minutos que dura la película Alcarràs intentando luchar contra lo inevitable: un desahucio inminente y la desaparición de un modo de vida que ha dado de comer a los suyos durante generaciones. Quimet es, en el film de Carla Simón, un payés al que no le dejan ser payés. Y el hombre detrás de la máscara, Jordi Pujol Dolcet, vivió el mismo sino que el personaje que interpretó.

Nacido en Alcarràs, Pujol Dolcet es uno de los actores amateurs que Simó reclutó para su película. Él acabó siendo Quimet por todo lo que le unía al personaje. Hasta su final. El actor fue agricultor y trabajaba las tierras de la familia, pero hace unos cuatro años que tuvo que dejar la labor por los precios “bajísimos” que pagaban por la fruta. El alcarrasino tenía que pedir dinero cada año y, al final, entendió que no compensaba. Ahora trabaja en la brigada municipal del cercano pueblo de Soses y asegura que mantiene una parte de huerto como afición.

Hoy, aunque no se puede unir a los agricultores que se dirigen en marcha lenta hasta Barcelona, asegura que les apoya. “Estoy con ellos porque esto hace falta. Pero no hay nada que hacer porque no nos quieren. En Europa quieren que desaparezcamos”, ha dicho, tajante, en una entrevista en RAC1. “Con todo el dolor de mi corazón, yo he abandonado ya”, ha reiterado.

Quien interpretó a Quimet, el payés que no se quería rendir, asegura que “no se puede ser payés hoy en día”. Explica que lo que ha llevado al campo de Europa a tomar las carreteras es “lo de siempre”. La fruta se cobra a precios muy bajos, “los mismos que cuesta hacerla”, asegura Pujol Dolcet. “Pasamos campaña tras campaña sin ganar un duro. Todo sube, excepto la fruta”, se lamenta.

Además, el agricultor depende de diversos factores que escapan a su control, como las condiciones meteorológicas. La sequía este año ha hecho que muchos árboles frutales se sequen y no den fruto, por ejemplo. Pero en algunas zonas, a pesar de eso, la campaña ha ido “muy bien”, tal como relata Pujol Dolcet. El problema son “las mermas que nos hacen bajar el precio de coste. Nos quitan líquidos de ensulfatar y otros productos”, ha lamentado, en referencia a las diversas normativas que regulan el uso de químicos en la agricultura.

En esta línea el actor y exagricultor ha apuntado a un elemento común en todas las quejas de la agricultura: la burocracia. “Hay tanta que parece que tengas que tener tu propia gestoría”, ha ironizado. “Lo significa todo: si no puedes acceder a las líneas de ayuda, estás perdido porque no da para vivir”, apunta. Y, contradictoriamente, asegura que es “casi imposible” que un payés normal pueda acceder a toda la burocracia que necesita para financiar su actividad. “Es demencial”, ha remachado Pujol Dolcet, que ha lamentado que el modo de vida de toda una zona y de diversas generaciones esté desapareciendo.