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El juez reconoce que Quintana perdió un ojo por el impacto de una bala de goma

“Las lesiones de Ester Quintana fueron ocasionadas por una pelota de goma”. Con esta afirmación el juez que instruye el caso Quintana, Francisco González Maíllo, da la razón a la víctima, y señala al agente escopetero de la furgoneta DRAGÓ 40 de los Mossos d'Esquadra -que se encontraba en la zona-, como el autor del disparo, por orden del subinspector de la unidad. Además, en un auto enviado este jueves, en el que dibuja un relato “indiciario” de todo lo que sucedió aquella noche, constata también que la actuación policial en el Paseo de Gracia, donde se encontraba Quintana, fue “desproporcionada” e “imprudente”.

Estas explicaciones las ha recogido el juez en un auto que ha servido para rechazar la conversión de las diligencias en sumario, algo que pedía la acusación popular. El magistrado considera que no hubo intención sino imprudencia por parte de la policía, por lo que no considera las lesiones “dolosas”. El hecho de que se trate de un delito imprudente y no doloso rebajaría la posible condena.

Sin embargo, el documento recoge que hay “suficientes elementos” para elaborar un “relato indiciario” de los hechos. “Sobre las 20.50 h del día 14 de noviembre de 2012, cuando Ester Quintana cruzaba el Paseo de Gracia en dirección Besós, a la altura de Gran Vía, en diagonal, se giró para comprobar si su acompañante la seguía, y entonces recibió un impacto de una pelota de goma en el ojo”, detalla el juez.

El auto da la razón al forense, que ya afirmó que la herida coincidía con las de las balas de goma, y a la propia Quintana, de quien dice que su versión “era cierta”. “Su versión la corroboran varias grabaciones, en consonancia con los testigos”, sostiene el magistrado.

Sobre la víctima, el documento concluye que no participaba en actos violentos ni en enfrentamientos con la policía, sino que ejercía “el legítimo derecho constitucional de manifestación”. Por ello, afirma que la actuación policial fue “indiciariamente desproporcionada” y que Quintana “acaba perdiendo el ojo por culpa de esta actuación imprudente”.

Sin control de las balas

Fernández Maíllo reconstruye en su resolución la actuación de la policía en el Paseo de Gracia, al término ya de las manifestaciones de la huelga general en Barcelona. La intervención, según el magistrado, fue muy rápida, de unos 25 segundos, en la que “se baja, se dispara, y acto seguido se vuelve a subir a la furgoneta”. El juez también observa que solo pudo haber sido el agente de la furgoneta DRAGÓ 40, porque de las otras dos -DRAGÓ 403 y 414-, ningún agente llegó a bajar en aquella intervención en concreto.

De vuelta al vehículo, y previa actuación cerca de la Bolsa de Valores, las unidades “circularon por varias calles hasta finalizar el servicio”. Entonces el subinspector se reunió con los cabos, los escopeteros y los lanzadores, según apunta el juez, y se hizo recuento del material, un recuento “que no se documentó”, deja bien claro. Y a continuación, sentencia: “Las pelotas se guardaban en la propia furgoneta, sin que existiera un control riguroso de su número ni especiales medidas para poderlas coger”.

¿Dimitirá Manel Prat?

Sin embargo, los Mossos d'Esquadra hicieron hincapié en varias ocasiones en que no se habían utilizado balas de goma en aquella actuación. En diciembre de 2012, en una entrevista publicada en El Periódico, el director general de la policía Manel Prat, aseguró que si se probaba que a Ester Quintana le había herido una bala de goma dimitiría “inmediatamente”. “Eso sí, antes de dimitir pediré responsabilidades en la cadena operativa”, añadía el responsable del cuerpo.

Desde el pasado 30 de abril el cuerpo de antidisturbios de los Mossos d'Esquadra ha dejado de emplear escopetas de balas de goma para dispersar a los manifestantes durante los altercados. A finales del año pasado el Parlament de Catalunya aprovó por mayoría la prohibición de su uso.

Para no quedarse sin “material robusto” para los antidisturbios, en palabras de el consejero de Interior Ramon Espadaler, la policía catalana ha sustituído las balas de goma por escopetas GL-606, los llamados proyectiles de precisión o viscoelásticos, que a diferencia de los anteriores no disparan las bolas al suelo y salen rebotando en direcciones imprecisas, sino que disparan los proyectiles al cuerpo.