Los retos del nuevo director de la Hacienda catalana: de la recaudación del IRPF al traslado de funcionarios
Nunca, ni siquiera durante el procés, la Agència Tributària de Catalunya (ATC) había acaparado tanto la atención del escrutinio público. Después de que ERC la convirtiera en la protagonista del acuerdo para la investidura de Salvador Illa, el nuevo Govern necesita transformarla para convertirla en un organismo capaz de cumplir con el reto más complicado de la legislatura: que Catalunya disponga de un modelo de financiación propio por el que recaude todos los impuestos.
La consellera de Economía, Alicia Romero, comenzó desde el primer día la carrera para cumplir con un calendario que es fruto de un acuerdo y, por tanto, no sería el que el Departamento hubiera diseñado por sí mismo. Según el acuerdo con ERC, la ATC debe ser capaz de gestionar todo el IRPF de 2025 (que se recauda un año después). Será el primer reto y la prueba de fuego del compromiso del Govern con una nueva financiación.
Pese a las dificultades, en el Govern están convencidos de que en el periodo de poco más de un año del que disponen serán capaces de muscular el organismo, actualmente muy poco desarrollado, para convertirlo en una agencia tributaria digna de tal nombre.
En los primeros 100 días de mandato, Romero ya ha tomado las dos decisiones que dan el pistoletazo de salida a la prueba de obstáculos más difícil de la administración Illa. El pasado octubre formó el grupo de siete expertos que guiará a la Generalitat en materia de financiación y gestión tributaria, al frente de la cual colocó a Martí Carnicer, un experto que ya fue secretario general de Economia a las órdenes de Antoni Castells durante el Tripartit, entre y 2003 y 2010.
La segunda decisión ha llegado esta semana cuando, tal y como avanzó La Vanguardia, la administración catalana y el Ministerio de Hacienda han formado una mesa bilateral para estudiar las fórmulas con las que hacer crecer la ATC a marchas forzadas.
Casi a la vez, este martes, el Govern dado otro paso importante cuando ha nombrado a Andreu Navas como director de la ATC. Navas es un técnico que viene de liderar el cuerpo de inspectores de la Diputación de Tarragona y que cuenta con amplia formación y experiencia en el ámbito tributario.
Recaudación por etapas y expansión de ATC
Catalunya es uno de los territorios tributarios más complejos del Estado, según los estudios de la AIReF. No solo es la segunda comunidad con más contribuyentes (17,4%, solo superado en medio punto por Andalucía). También es la segunda que tiene más ciudadanos con rentas en el tramo más alto. En concreto, 3.365 catalanes declararon más de 600.000 euros en el último ejercicio. Y, por si eso fuera poco, es una comunidad que tiene más tipos impositivos.
En este escenario, Catalunya necesita desplegar una agencia tributaria muy eficaz desde el primer momento en que comience a actuar. Un objetivo que solo puede cumplirse mediante el traspaso de personal y recursos desde el ministerio hasta la administración autonómica.
Según los cálculos que maneja el Govern, el organismo que dirigirá Andreu Navás necesitaría contar con, al menos, los mimos efectivos que tiene Hacienda en Catalunya en este momento, es decir, entre los 4.000 y los 5.000. Una cifra que contrasta con el personal que ahora trabaja en ATC, 855 personas en total. Si en su momento Illa había calculado que necesitaban multiplicar la actual estructura por cuatro, las nuevas estimaciones incluso elevan esa cifra.
La fórmula preferida para este tipo de traspasos es la que ya se está utilizando en Rodalies para erigir la nueva empresa pública catalana integrando personal proveniente de Renfe: el convenio entre ambas estructuras.
Tanto en el caso de los ferrocarriles como de los técnicos de Hacienda, se da la circunstancia que buena parte del personal tiene origen fuera de Catalunya, razón por la cual aspiran a regresar tras unos años en Barcelona. Perder el derecho a la movilidad suele ser, tal y como explican fuentes sindicales, la principal reticencia de estos trabajadores para pasar a ser trabajadores de la administración catalana, aunque también se suele preferir la administración estatal por razón de salarios e incentivos.
Así, Navas necesitará desplegar sus mejores dotes de seducción –en forma de derechos laborales– para convencer a un alto porcentaje de los trabajadores de Hacienda de que opten por sumarse a una ATC aún famélica de recursos. Y, además, el tarragonés deberá hacerlo mientras está sometido a un complicado calendario que, como ya se ha apuntado, comienza en el segundo trimestre de 2026, pero que se irá complicando según se avance en la gestión del conjunto de los tributos.
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