Pedro Sánchez no ha tardado ni una semana en regresar a Catalunya y aprovechar el triunfo de Salvador Illa para catapultar la candidatura de Teresa Ribera a las europeas del 9 de junio. El presidente del Gobierno ha presentado desde Barcelona a la actual vicepresidenta Tercera como la que puede hacer frente a la “internacional ultraderechista” que amenaza el continente.
La cita de los socialistas en el Palau de Congressos, junto a unos 1.500 militantes, les ha servido al mismo tiempo para celebrar la victoria de Illa, al que todo el mundo aclamaba ya como “president”, y para darse un chute de autoestima de cara a los comicios al Parlamento Europeo. El triunfo sería su tan deseado “cuatro en raya”, según lo han definido durante el mitin, después de lograr mantener la presidencia del Gobierno, acceder a la alcaldía de Barcelona y tener al alcance de la mano el Palau de la Generalitat.
Durante sus intervenciones, Sánchez e Illa han esgrimido los resultados de Catalunya el pasado 12M como ejemplo del aval a un discurso de la “convivencia” que también necesita Europa. “Necesitamos a más progresistas al frente de las instituciones comunitarias”, ha reclamado Sánchez.
El presidente del Gobierno ha señalado la “rendición de la derecha tradicional a los discursos y la ideología de la ultraderecha” como uno de los factores que “rompe las democracias y las sociedades”. Y acto seguido ha mencionado la visita en Madrid del presidente argentino Javier Milei junto a otros dirigentes de extrema derecha. “La internacional ultraderechista”, tal como les ha llamado, es una corriente que asegura que niega la ciencia, los derechos de las mujeres y la justicia social y que hay que combatir, ha remachado.
Frente a esos políticos ha situado Sánchez a Ribera. “Yo no quiero que vuelvan las tijeras de los hombres de negro ni la ultraderecha con su motosierra, sino más convivencia y justicia social”, ha insistido.
La propia Ribera se ha referido a la ideología de extrema derecha como la principal amenaza para las democracias europeas. “Vuelve a las calles el imaginario del fascismo, la agresividad verbal, la distorsión de las palabras y el desprecio hacia las personas. ¡Eso no se puede consentir”, ha clamado.
La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica ha recordado que los mejores años de la historia de España están “directamente vinculados” con Bruselas. Y también ella ha tirado del caso catalán para sus intereses. “Del mismo modo que hemos superado una década perdida y de tensión en las calles”, ha arrancado en referencia al procés, “esto mismo hay que cuidarlo en todos los frentes”, ha señalado sobre la política europea.
Illa, aclamado como “president”
El encuentro socialista ha contado con la presencia del alcalde barcelonés, Jaume Collboni, y también con otros cuatro ministros: María Jesús Montero, Félix Bolaños, Pilar Alegría y Jordi Hereu.
Illa, entre gritos de “president” ha dado la bienvenida a los asistentes a “una Catalunya que ha abierto una nueva etapa”. Y tanto él como Sánchez posteriormente no han dudado en atribuir sus buenos resultados a la concesión de los indultos y la amnistía. “Teníamos razón los que defendemos que en política, como en la vida, es más poderoso el perdón que el rencor, y la convivencia que la confrontación”, ha celebrado el presidente.
Sánchez ha acusado en este sentido al PP y a Vox de mirar al pasado del procés con “añoranza”. “Cuando gana la convivencia”, ha insistido, “ellos se quedan sin discurso”. Asimismo, les ha culpado de alimentar un “catastrofismo” sobre la realidad económica y social que ha descrito como el “mayor de los bulos”.
Sánchez ha dado por hecho en su discurso que Illa será el próximo president de la Generalitat, y ninguno de los dos ha querido dar protagonismo este sábado a las negociaciones que deberá acometer para lograrlo. No ha habido mensajes, ni directos ni velados, para Carles Puigdemont, a quien los socialistas ya han descartado investir, ni para ERC, en horas bajas tras su batacazo.