El sector turístico y de ocio en Catalunya consume tanta agua como L’Hospitalet y Badalona juntas

Pau Rodríguez

18 de febrero de 2024 21:59 h

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Catalunya sigue inmersa en una sequía sin precedentes recientes y en el debate político sobre las restricciones de agua, propias de una emergencia desde el pasado 1 de febrero, aparece de forma recurrente el sector turístico. La Generalitat no ha aplicado medidas de ahorro específicas a los negocios vacacionales y lo ha dejado en manos de los ayuntamientos, lo que ha provocado las críticas de algunas entidades sociales y grupos parlamentarios. 

El principal argumento de la Generalitat es que, a diferencia de sectores como el agrícola o el industrial, no existen datos reales y actualizados del gasto de agua del turismo. Esto se debe a que hoteles, cámpings y apartamentos suelen estar conectados a la red de abastecimiento doméstica, lo que hace que sus consumos se diluyan entre el de los hogares. Pero aun así, la Agencia Catalana del Agua (ACA) sí cuenta con estimaciones de cuántos recursos hídricos se lleva el sector del ocio y del turismo: son 22 hectómetros cúbicos al año. Es el equivalente al agua que consumen L’Hospitalet de Llobregat y Badalona juntas. O cerca de un 25% de la que bebe Barcelona. 

Las estimaciones, que son “preliminares”, se incluyen dentro del Plan de Gestión del Distrito de Cuenca Fluvial de Catalunya 2022-2027, y distinguen entre dos tipos de actividades. Por un lado, está la industria del ocio recreativo vinculado al turismo, que abarca desde campos de golf a balnearios o parques acuáticos. Esta parte usaba en 2018, según los últimos datos disponibles, unos 13 hectómetros cúbicos (hm3) de agua, casi el doble de los 7 que necesitaba en 2007. Del otro lado, está el consumo de los alojamientos, como hoteles y cámpings, que ascendería a entre 8,5 y 8,7 hectómetros cúbicos en función del método de cálculo. 

El propio informe, sin embargo, admite que el gasto indirecto asociado al turismo sería mayor, puesto que no se tienen en cuenta los incrementos de consumo de los demás sectores debido al “gran peso” del turismo. Es decir, no incluye el agua de restaurantes y bares, como tampoco el consumo agrícola y ganadero que iría a satisfacer la demanda turística. 

La misma agua que toda la ganadería

Esos 22 hm3 anuales suponen un gasto mayor al de grandes ciudades que superan los 200.000 habitantes, como L’Hospitalet de Llobregat (10 hm3) o Badalona (12 hm3). Sin embargo, en porcentaje del total de agua que se distribuye en Catalunya –al margen de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE)– se situaría cerca del 2%, muy lejos del 40% de la agricultura y del 12% de la industria. Y al mismo nivel que la ganadería, que consume 21 hm3 anuales y está sujeto en emergencia a un polémico recorte del 50% del agua.

Para pasar de las estimaciones a la monitorización de sus consumos reales, la Agencia Catalana del Agua (ACA) ha encargado a las operadoras y a los ayuntamientos que recaben a partir de ahora esos datos. Mientras tanto, las únicas medidas de ahorro que se les aplican son las que afectan al resto de la ciudadanía, como la prohibición del riego de jardines y del llenado de piscinas. Solo los establecimientos que quieren, o los que tienen requerimientos de sus ayuntamientos, han optado por recortes adicionales

Samuel Reyes, director del ACA, abrió la puerta a ser más quirúrgicos en las restricciones una vez se obtengan datos del consumo turístico. Uno de los inconvenientes del ahorro en este ámbito son las grandes diferencias que existen entre establecimientos, según advierte David Saurí, geógrafo de la Universitat Autónoma de Barcelona (UAB) y experto en gestión del agua. Entre los cámpings, que son los que menos agua consumen por persona, hasta los chalets con jardín y piscina, la distancia puede ser “abismal”, advierte. 

Diferencias entre cámpings y los hoteles de lujo

“Los cámpings suelen ser los más ahorradores, porque aunque tengan grandes piscinas, son para mucha gente; luego están los apartamentos turísticos de destinaciones como Benidorm o Lloret, que no dejan de ser pisos con unos consumos quizás un poco superiores al resto de la ciudadanía”, enumera. Luego llega el turno de los hoteles, dice, que gastan más agua a medida que suben de categoría. “Hay un salto importante entre las 4 y las 5 estrellas”, apunta. El factor diferencial, añade, suelen ser los jardines. 

Sobre lo que gasta un turista en un hotel ha habido también cierta disputa. Los únicos datos oficiales que existían hasta la actual sequía eran los de un informe de 2016 de la empresa pública Barcelona Regional, que fijaba el gasto entre 147 litros por habitante y día en un hotel de una estrella y y 545 en uno de cinco. Este último multiplicaría por cinco lo que consume un barcelonés cualquiera. Pero el Gremio de Hoteleros de Barcelona aportó unas estimaciones que lo reducían a entre 110 y 242 litros por habitante y día. Un 40% menos de media. 

“Aunque el sector hotelero no es un gran consumidor de agua, está plenamente concienciado con el consumo responsable y sostenible de agua”, argumentaba el Gremio en una nota de prensa reciente. En ella, se comprometían a “igualar los esfuerzos” de consumo que se pidan al resto de ciudadanos. 

¿Más turismo significa más agua?

Al margen de la actual sequía, algunas entidades, como Aigua és Vida, quieren mantener el debate sobre el uso de agua para consumo turístico incluso cuando Catalunya haya superado la actual emergencia. Uno de los proyectos que tienen en el punto de mira es el complejo de ocio Hard Rock, pendiente de aprobación precisamente a la espera de un estudio sobre su gasto de agua. Su emplazamiento iría en una zona, el Camp de Tarragona, que ya cuenta con grandes consumidores hídricos como Port Aventura y sobre todo la industria petroquímica. 

Desde Aigua és Vida apuntan también a que el propio Plan de Gestión del Distrito de Cuenca Fluvial de Catalunya 2022-2027 prevé distintos escenarios de aumento del consumo de agua para 2027 y hasta 2039, cuando las necesidades podrían ser entre un 4% y un 25% superiores. Sin embargo, el conseller de Acció Climàtica, David Mascort, aseguró sobre estas predicciones que no contemplan los aumentos recientes de la eficiencia en la gestión del agua del sector, con lo que veía irreales las cifras.