Sorpresa mayúscula en Barcelona. El socialista Jaume Collboni ha logrado a última hora los apoyos de Barcelona en Comú y del PP y ha sido investido alcalde de la ciudad tras desbancar al vencedor de las elecciones, Xavier Trias, que ya acariciaba el cargo. Mientras el de Junts alcanzaba un acuerdo con ERC, el socialista lograba completar una agonizante maniobra negociadora y superó los vetos de comuns y populares para alcanzar la alcaldía con 23 votos.
Collboni, de 53 años y hasta ahora teniente de alcaldía de Ada Colau, ha sido proclamado así el nuevo alcalde de Barcelona. La jornada frenética de negociaciones a varias bandas y pasando incluso por Madrid, mientras Trias vislumbraba su regreso a la alcaldía, concluye de esta forma con la segunda ciudad española gobernada por los socialistas del PSC –con una minoría, al menos inicial, de 10 concejales– y no por los independentistas de Junts.
El giro de guión se desencadenó alrededor de las 16.00, solo una hora antes del inicio del pleno, cuando Barcelona en Comú ha dado la campanada y ha anunciado su cambio de criterio. Si días antes insistieron en que no darían sus votos a Collboni sin un pacto de izquierdas, en un comunicado de urgencia confirmaron que finalmente sí entregaban sus apoyos al socialista para cortar el paso a Trias y facilitar la investidura de un progresista. Los de Colau añadieron además que renunciaban a entrar en el Ejecutivo municipal, lo que era una línea roja del PP para dar sus votos al PSC en la ciudad.
De esta forma, solo quedaba por confirmar que el PP daba sus votos –al menos dos– a Collboni. La incógnita no se despejó hasta prácticamente el escrutinio de los votos. Aunque justo antes, el candidato popular Daniel Sirera confirmó que renunciaba a ser votado como alcalde y todo el mundo comprendió entonces que ellos también se iban a sumar a la mayoría alternativa y que la vara sería para el PSC.
El ambiente en el Saló de Cent estuvo de lo más enrarecido a medida que avanzaban los minutos hasta el arranque del pleno. La sesión comenzó pasadas las 17.20 horas y los alcaldables fueron entrando al salón, por orden de votos, y sin que se disipase la tensión. Todos ellos hicieron acto de presencia con el semblante, más aún que hace cuatro años, cuando Colau fue investida con los votos del PSC y Manuel Valls y sin celebración alguna. En ese clima transcurrió primero el juramento como concejales y posteriormente la votación que dio las papeletas necesarias a Collboni.
Con el rostro circunspecto, y entre aplausos y abucheos, el socialista recibió la vara de alcalde ante la mirada de un Trias que había acudido a la sesión con toda su familia, pareja e hijos, para festejar una alcaldía que perdió en el último suspiro. Una decepción casi comparable a la de Ernest Maragall, de ERC, que se queda de nuevo sin entrar en el gobierno, esta vez como teniente de alcaldía.
El acto protocolario dio paso a las intervenciones de todos los alcaldables y, después de la de Collboni, todos ellos desfilaron en el tradicional paseo hasta la sede de la Generalitat de Catalunya, al otro lado de la plaza Sant Jaume, donde ha sido recibido por el president Pere Aragonès.
“Cuando ponemos Barcelona por delante avanzamos”
Collboni ha celebrado en su primer discurso como alcalde “dejar atrás la incertidumbre” de las últimas horas y ha proclamado: “Cuando ponemos Barcelona por delante somos capaces de avanzar”. El nuevo edil barcelonés ha asegurado que asume la “responsabilidad” y se ha comprometido a ser el alcalde “que escucha y que dialoga” con todos los partidos excepto con la extrema derecha.
El nuevo alcalde ha expuesto en su intervención parte del programa de gobierno que quiere llevar a cabo con sus diez concejales. Y ha destacado entre las medidas su compromiso de que Barcelona sea la primera ciudad de España donde se aplique la Ley de Vivienda. “No seremos dogmáticos”, ha proclamado.
Collboni ha celebrado poder coger el hilo de los alcaldes socialistas que le antecedieron –Pasqual Maragall, Joan Clos o Jordi Hereu– y se ha dirigido también a sus predecesores inmediatos, Ada Colau y antes Xavier Trias. A la primera le ha reconocido su “generosidad y sensibilidad”. “No se había visto antes en política. He aprendido mucho de usted”, ha afirmado. A Trias le ha agradecido el talante al encajar la derrota. “Pese a las rivalidades y diferencias le agradezco la honestidad y el buen servicio a Barcelona”, ha afirmado.
Trias asume la derrota y acaba abroncándoles
Trias ha intervenido en el Saló de Cent para encajar públicamente que le hayan arrebatado la alcaldía. Frente a su mujer e hijos, que esperaban felicitarle como alcalde, ha arrancado el discurso defendiendo su actitud ante todo “democrática”, también ante su inesperada derrota.
Entre aplausos y gritos de “alcalde”, sin embargo, ha ido subiendo el tono, visiblemente enfadado. “La operación que se ha dado hoy no es casualidad. Es la tercera vez que pasa”, ha dicho Trias. “Primero se intentó destruirme desde el Gobierno central”, en referencia a las acusaciones de corrupción que versaron sobre él en 2015 y que luego se desmintieron. Luego ha recordado la operación con Manuel Valls para arrebatar la alcaldía a Ernest Maragall, y ha advertido que “operaciones” como esa crean “mal ambiente y enfrentamiento”.
“El tiempo nos pondrá a todos en nuestro lugar”, ha dicho Trias. “A mí me pondrá en mi casa”, ha añadido, apuntando la posibilidad de dejar el cargo de concejal tras no haber conseguido llegar a la alcaldía. “Yo, a mis 76 años les puedo decir, tranquilamente, que les zurzan”.
Colau, a Trias: “La Convergència del 3% no debía volver”
Colau ha sido clara al explicar el cambio de criterio de su partido a última hora para votar a Collboni como alcalde pese a no alcanzar un pacto de izquierdas. Ha justificado la decisión como “un mal menor” con el único objetivo de evitar que haya un alcalde de Junts en la ciudad. La hasta ahora alcaldesa le ha pedido disculpas a Trias en lo personal, pero ha afirmado: “Tenemos modelos de ciudad opuestos”. E incluso ha añadido, subiendo el tono: “La Convergència del 3% no debía volver a gobernar Barcelona”.
Colau ha sacado a la luz durante su intervención que Collboni le ofreció un pacto secreto de coalición con el que lograr los apoyos del PP. Y que lo rechazaron. “Nos vamos directos a la oposición”, ha constatado. Y le ha advertido a Collboni que les necesitará desde esa posición para gobernar la ciudad, puesto que los socialistas solo tienen 10 concejales.
Desde el otro lado, el PP también ha advertido a Collboni con lo mismo: que sus votos no han sido gratis. Y que también le apretarán para que cumpla parte del programa electoral popular. Sirera ha asegurado que le reclamará levantar las restricciones a los hoteles, ampliar el aeropuerto y no llevar a cabo una “lucha” como la de Colau contra el coche ni contra la masificación turística. “Colau ya es historia”, ha concluido. Una “pesadilla” que nunca debió ser, ha añadido.
El reproche de Aragonès y la “sombra” de Madrid
La jornada de investidura ha continuado con la tradicional recepción de Aragonès en el Palau de la Generalitat. El president le ha dado la enhorabuena, le ha prometido “plena voluntad de trabajo” y “lealtad institucional”, pero también le ha lanzado un reproche sobre el acuerdo que alcanzó in extremis para ser investido. “Se proyecta la sombra de un acuerdo a nivel de Estado, hecho desde Madrid”, ha afirmado, y ha añadido que en Catalunya y en Barcelona deberían decidir catalanes y barceloneses.
Aragonès le ha recordado que ha logrado la alcaldía con apoyos de dos formaciones que tienen modelos de ciudad contrapuestas, en referencia a Barcelona en Comú y PP. Pero de nuevo se ha insistido en que su Ejecutivo colabora con el Ayuntamiento “independientemente de los colores políticos”