Vázquez Montalbán reaparece con su primer 'alter ego' en la novela póstuma 'Los papeles de Admunsen'

Pau Rodríguez

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Un joven con un historial de cárcel y clandestinidad trata sin éxito de dedicarse a la escritura, en una década, la de los 60, donde contrasta el clima político represivo con la irrupción de la sociedad de consumo y la publicidad. Su nombre es Admunsen y vive en una localidad llamada Leyden, pero su alma corresponde a uno de los escritores barceloneses más admirados del siglo XX: Manuel Vázquez Montalbán.

Por fin ha visto la luz este viernes la novela ‘Los papeles de Admunsen’, el anunciado mecanoscrito que se halló entre los documentos de Montalbán legados en 2016 a la Biblioteca de Catalunya. Cuando se cumplen 20 años de su muerte en el aeropuerto de Bangkok –el 18 de octubre de 2003–, la editorial Navona ha distribuido a las librerías y a la prensa la que constituye en realidad la primera novela escrita por el autor barcelonés, fechada entre 1962 y 1965, y que le hace revivir mediante ese alter ego. El enigmático Admunsen sería el primero de muchos otros que vendrían a lo largo de su trayectoria, desde el escritor Marcial Pombo –en Autobiografía del general Franco– hasta el detective mundialmente conocido Pepe Carvalho. 

“Es como viajar en una máquina del tiempo para reencontrarte con el alter ego de tu padre, ha sido muy emocionante”, manifestaba este lunes Daniel Vázquez Sallés, hijo del escritor y encargado de preservar su legado. La presentación del libro se ha llevado a cabo en el auditorio de la cárcel Modelo de Barcelona, donde Montalbán estuvo preso durante tres meses –antes de ser trasladado a la prisión de Lleida, donde pasaría año y medio– y han participado además el editor Ernest Folch y el profesor de Filología Hispánica de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) José Colmeiro, el responsable del hallazgo del documento y de su actual edición. 

“La novela combina aspectos autobiográficos, de ahí que sea un texto sumamente impactante, porque ofrece un punto de vista literario brutal, anticipa aspectos de su obra y ayuda a comprender cosas de su vida”, describe Folch. Para Colmeiro, la obra es como “la botella de un náufrago”, que emerge 60 años después para arrojar algo más de luz sobre su etapa de escritura más experimental, la de su juventud y hasta el fin del franquismo, que el propio autor describió como “literatura subnormal”. 

Colmeiro, inmerso en una nueva edición crítica de la novela montalbaniana Galíndez, dio con la novela en 2022 mientras buceaba en las 70 cajas de material del autor que la familia legó a la Biblioteca de Catalunya. Entre correspondencia –alguna de ella inédita, con cartas a Salvador Espriu o Sara Montiel– y escritos y documentos de todo tipo –cabe recordar que Montalbán publicó decenas de obras y cultivó todos los géneros posibles–, el académico encontró el mecanoscrito protagonizado por un tal Admunsen que pronto vio que era una joya: ni la familia, ni su agente literario lo conocían. 

Lo poco que se sabe hoy de Los papeles de Admunsen es que Montalbán la escribió en la primera mitad de los 60, probablemente tras salir de la cárcel en 1963–, que la compartió con el editor Josep Maria Castellet y que quiso presentarla al premio Biblioteca Breve, de Seix Barral, uno de los más prestigiosos de la época. Si lo hizo, no se sabe. Lo que es seguro es que no ganó. Y quizás aquello desmoralizó al joven escritor de 24 años, que la guardaría en un cajón.

“Hay dos certezas. No publicó la obra en vida. Pero tampoco la destruyó en vida, que es lo que hacía cuando no le gustaba algo de lo que hacía”, apuntaba este lunes Folch. La hipótesis tanto de Colmeiro como del hijo, Vázquez Sallés, es que más que el posible desánimo del escritor, si no vio la luz fue por la censura del régimen franquista, que hacía impublicable una novela repleta de referencias a la lucha política clandestina. Más adelante, cuando pudo hacerlo, Montalbán ya estaba en otra fase de su literatura, según el experto Colmeiro.

Obra “moderna”, según quienes han trabajado en ella, y con estructura de collage, Los papeles de Admunsen incorpora algunos de los ejes temáticos y psicológicos predilectos de la obra de Montalbán, empezando por el protagonista, ese antihéroe y perdedor, ya sea Admunsen o Carvalho. “Un desclasado intelectual, como el propio autor, de origen humilde, pero de gran agudeza y educación universitaria, que se mueve entre la burguesía y puede realizar una doble focalización de la realidad social, desde arriba y desde abajo”, escribe Colmeiro.

La novela aborda las luchas políticas clandestinas y la sociedad de consumo, el choque entre la vieja burguesía y la emancipación juvenil y abunda en él la cultura pop, también característica de la bibliografía de Montalbán. Y todo a través de ese Admunsen que, al igual que el escritor, vive con frustración no poderse dedicar a la escritura por razones políticas. Pero las referencias autobiográficas y barcelonesas no se quedan ahí, y abarcan desde sus desavenencias con su mentor intelectual y político, Manuel Sacristán, hasta su relación con sus tres compañeros de celda en Lleida, en todos los casos debidamente cambiados los nombres y camuflados los episodios.