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Vecinos del Raval piden soluciones más allá de la presencia policial: “Con más Mossos no se arregla el problema”

¿La inseguridad en el Raval se soluciona solo con más policía? Algunos vecinos del barrio opinan que sí, pero otro sector cree que el aumento de la presencia policial es solo un parche que oculta problemas enquistados en el distrito. “La inseguridad y la delincuencia son las consecuencias”, explicaba el miércoles Ángel Cordero, activista del barrio y miembro de la asociación Acció Raval. “Lo que queremos es que también se aborden las causas”.

Unos 50 vecinos del Raval se reunieron el miércoles por la tarde en el Centre Cívic Drassanes para reivindicar un enfoque distinto a las políticas de seguridad que se han implementado en el barrio. Durante dos horas, los vecinos debatieron sobre cómo pueden movilizarse y actuar para que los problemas del barrio no se aborden solo como una cuestión policial y se actúe para cambiar dinámicas que afectan al Raval desde hace años.

Como ejemplo, algunos vecinos mencionaban las operaciones policiales contra los puntos de venta de droga. Tras las entradas y registros en el Raval se redujeron los pisos en los que se vendían estupefacientes y muchos toxicómanos y traficantes se desplazaron al barrio de La Mina (Sant Adrià del Besòs). Después de que la policía actuara en esa zona, los vendedores han vuelto al Raval. “Estas operaciones te arreglan el problema unos pocos meses”, señalaba uno de los vecinos. “Pero al cabo de un tiempo vuelven”.

Daniel Limones, presidente del Colegio de Criminólogos de Catalunya y profesor colaborador de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), apunta en la misma dirección. “Cuando expulsas a una organización que vende drogas en un lugar, llega otra y ocupa el espacio”, señala en conversación telefónica. Limones explica que se apuesta por este tipo de actuaciones policiales porque son “muy visibles” y “mejoran la percepción de seguridad”. Sin embargo, según este experto, estas medidas no solucionan el problema. “Se saturan las calles de policía en lugar de apostar por un cuerpo que lleve a cabo tareas preventivas y comunitarias”, añade. “Este tipo de despliegue sí que ayudaría a arreglar la situación”.

Los “problemas reales” del barrio

Hay un sector del barrio que cree que no se le escucha lo suficiente porque sus demandas no son tan atractivas para los medios de comunicación. Consideran que las agrupaciones de comerciantes y restauradores junto con algunos grupos vecinales consiguen hacer mucho ruido en los medios mandando vídeos de peleas y consumidores de drogas, mientras que los “problemas reales” del barrio quedan en un segundo plano.

“Un vídeo de un toxicómano o de una pelea a machetazos aparece en todos los medios, pero una cacerolada de 400 vecinos no interesa tanto”, reflexionaba Miquel Borràs, de 60 años, después de la reunión. “Decir que el culpable es el toxicómano en el suelo es mucho más fácil que ponerte a pensar por qué hay tanta gente en el suelo”.

Entre los presentes había distintos perfiles: desde gente mayor hasta jóvenes o padres de familia, pasando por extranjeros que han llegado al barrio durante los últimos años. Las opiniones también eran diversas, aunque casi nadie escondía que la situación ha empeorado durante los últimos años. “No son solo los medios”, se lamentaba una chica joven, que reconocía que está asustada. “La realidad es la que es y yo me siento mucho más insegura”.

Ciutat Vella es el distrito de Barcelona con una mayor tasa de abandono escolar, con menos graduados en la ESO y con la esperanza de vida más baja de la ciudad. Es también el distrito en el que más han subido los alquileres durante los últimos años y el que registra una mayor abstención en las elecciones. Se calcula que, además, en el Raval hay 2.000 ancianos que viven solos.

“Hay más de 400 pisos vacíos y a los fondos buitre y a las inmobiliarias ya les está bien esta degradación”, señalaba una vecina mayor del barrio durante el encuentro. “Casi todo lo que ocurre tiene que ver con los intereses económicos que hay. Somos una perita en dulce para los especuladores”.

Muchos de los vecinos creen que la inseguridad no solo está relacionada con la presencia de puntos de venta de droga, sino con la pobreza y con la pérdida de un tejido vecinal que hace que los ciudadanos se sientan cada vez más desamparados. “Cada día somos menos vecinos del barrio, la gente está muy sola y la red vecinal cuesta cada vez más de tejer”, explicaba a los presentes Martí Cussó, otro activista habitual de Ciutat Vella. “Tenemos que fortalecer esto para que la gente vuelva a sentirse segura”.

Una trabajadora del proyecto Metzineres, que atiende a mujeres que consumen drogas en el barrio, abundaba en esta idea: “Hay que retomar el espacio público como lugar de convivencia”, opinaba. “Que todos convivamos en las calles genera seguridad porque aumenta el sentimiento de pertenencia”.

Tras casi dos hora de reunión, los vecinos aprobaron un documento de mínimos para seguir trabajando. La intención es organizar una manifestación próximamente y trabajar para fortalecer la red vecinal. Los organizadores ofrecían a los vecinos unas hojas en blanco para que se apuntaran a distintos grupos de Whatsapp o a alguna de las múltiples organizaciones del barrio. También se decidió intentar hacer un seguimiento de los pisos turísticos ilegales, tal y como se ha ido haciendo con los puntos de venta de droga, para denunciarlos a las autoridades. El siguiente paso será intentar hacer una asamblea más multitudinaria para avanzar en las protestas.

“Hay que empezar a comprender que si no es de manera organizada cada uno recibirá por su cuenta y no nos podremos defender”, apuntaba Miquel Borràs, “ni de las consecuencias inmediatas, como los robos y los machetes, ni de las consecuencias que nos afectarán a largo plazo, como la pobreza y la especulación”.