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La victoria agridulce de Arrimadas

Pol Pareja

Barcelona —

Cerca de las fuentes de la Avenida Maria Cristina, dos chicas de unos 20 años miraban a Albert Rivera con aire de admiración. Destacaban lo guapo que era, lo bien que hablaba y cuánto les gustaba Inés Arrimadas. Preguntadas por la mayoría absoluta independentista, reconocían que el resultado dificilmente cambiará nada en Catalunya. “Parece que todo va a seguir igual”, reconocía Sandra Vallvé, una estudiante de derecho. “Aunque lo importante era ganar”, añadía después con cierto aire apesadumbrado.

Con solo 11 años de historia, Ciudadanos ha conseguido este jueves un resultado insólito y se ha convertido en la primera fuerza en Catalunya. El partido naranja ha continuado con su dinámica ascendente y Arrimadas se ha impuesto tanto en votos com en escaños. La victoria, sin embargo, se ha visto manchada por la mayoría absoluta del independentismo y Ciudadanos tiene prácticamente imposible gobernar.

Todo en la sede de Ciudadanos estaba preparado para una gran celebración. El partido era consciente de que iba a mejorar su resultado y había montado un gran escenario en la plaza Espanya, fuera del hotel donde la ejecutiva ha seguido el recuento de votos. Cada escaño que sumaba la formación naranja era recibido con un gran alboroto en el hotel Catalonia Plaza y poco a poco se iba llenando el escenario en la calle con jóvenes ataviados con banderas españolas y del partido.

Arrimadas ha comparecido frente a unas doscientas personas con ganas de celebración, que la han recibido a gritos de “presidenta” y “campeones”. La candidata naranja ha recordado que han sido el primer partido constitucionalista en ganar unas elecciones en Catalunya y ha tratado de animar a los presentes. A pesar de sus esfuerzos, se palpaba cierta sensación de que la victoria había sido estéril.

Tanto Arrimadas como el presidente del partido, Albert Rivera, han lamentado el poco apoyo que han obtenido el resto de partidos constitucionalistas y han cargado contra la ley electoral en sus discursos. Los votos urbanos, la principal baza del partido, conceden menos escaños que los sufragios rurales y Arrimadas se ha encargado de recordarlo.

“Hay partidos que mantienen leyes electorales injustas, que dan más escaños a quién tiene menos votos, pero vamos a seguir luchando”, ha espetado Arrimadas. “No podemos hacer nada por el resto de partidos, por los que han bajado”, se ha lamentado Rivera.

El hiperliderazgo de Rivera no ha concedido ni siquiera esta noche a Arrimadas la posibilidad de pronunciar el discurso final. El presidente del partido ha continuado con su discurso con una mirada puesta en el Congreso de los diputados: “Os quiero prometer una cosa, igual que hemos ganado hoy, vamos a defender un proyecto en España de unión, de solidaridad, sin supremacismos ni nacionalismos”, ha afirmado.

A diferencia de otras ocasiones, los discursos han sido de poco más de cinco minutos cada uno. La fiesta encima del escenario apenas ha durado 15 minutos y en un abrir y cerrar de ojos ya no quedaba ningún miembro de la ejecutiva encima del decorado. La zona para los militantes también se ha vaciado rápidamente.

Ya con la música apagada, la gente ha acabado agolpándose en un lateral de la avenida, donde miembros del partido regalaban todo el merchandising sobrante de la campaña. Mantas, bufandas, camisetas… todo de color naranja. Trino Tortosa, un apoderado que ha venido desde Almería, lo llevaba todo puesto a la vez. “Los hemos tenido contra las cuerdas”, se lamentaba. “La próxima vez nos haremos con el reino”.

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