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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Vox fracasa en su intento de iniciar su campaña en Barcelona con un acto multitudinario

Vox ha evidenciado en los últimos meses que tiene dinero, cobertura mediática y capacidad para influir en los partidos de derechas, amén de en algunas instituciones. Lo que no ha demostrado aún es que pueda convertirse en un movimiento atractivo más allá del franquismo sociológico clásico o de los sectores más cercanos a la extrema derecha que durante algún tiempo permanecieron agazapados bajo el manto del PP. Este sábado la formación ha fracasado en su intento de iniciar su campaña en Barcelona con un acto multitudinario.

Lejos de lo que pretendían, el partido de Santiago Abascal no ha sido capaz de llenar la explanada de la avenida María Cristina, lugar habitual de convocatorias de diversos partidos y que la mayoría suele abarrotar. De acuerdo con el cálculo de la Guardia Urbana, la convocatoria del partido de extrema derecha este fin de semana ha quedado muy por debajo de Vistalegre, el acto al que aludían con épica al convocar el mitin barcelonés: 5.000 personas contra las 10.000 de Madrid. Desde la formación, sin embargo, aseguran que ha habido 15.000 personas, superando incluso el evento del 7 de octubre de 2018.

“Los auditorios y las plazas donde Vox convoca están siempre llenos”, señalaba Santiago Abascal desde el escenario a pesar de la evidencia, mientras se quejaba de que el Ayuntamiento les hubiese denegado celebrar un acto en el palau Sant Jordi. “La alcaldesa de Barcelona no ha querido dejarnos el espacio que ya teníamos reservado y nos ha dejado a merced de los terrorista de Arran”, ha clamado el líder de extrema derecha en tono victimista.

En vista del poco arrastre de su convocatoria, los dirigentes del partido han tirado de sus iconos más patrioteros, con loas a España y citas acarameladas del Quijote. “No nos importa que nos insulten por amar a España. Si los españoles somos grandes es porque nunca nos hemos puesto límites y fronteras”, ha asegurado Abascal.

Mientras el acto político de Vox tenía lugar en la avenida María Cristina, a unos centenares de metros los Mossos cerraban la plaza de España, alrededor de la que se concentraban varias organizaciones antifascistas. Los manifestantes contrarios a Vox encendieron una barricada en la avenida de Tarragona, y, en algunos momentos se han producido lanzamientos de objetos contra el cordón policial.

En las inmediaciones de plaza de España se habido también cargas y al menos siete detenidos, según fuentes policiales. Además, los servicios de emergencias han reportado cinco atenciones, una de ellas a un Mosso. De estos atendidos por los sanitarios, uno ha necesitado traslado al Hospital Clínic por presentar heridas algo más que leves.

Pero el desembarque de Vox en Barcelona no solo ha recibido la contestación de los grupos antifascistas concentrados en plaza de España. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, había convocado también un vermut festivo en la avenida Sant Antoni bajo el eslogan “el amor vence al odio” y, en un tono similar, el candidato del PSC, Jaume Collboni, ha puesto a circular su autobús de campaña, en el que varias parejas, gais, lesbianas y heterosexuales aparecen besándose bajo lemas sobre antisfascismo, feminismo o orgullo.

Patrioterismo y propuestas repetidas

Iván Espinosa de los Monteros ha sido el encargado de presentar el acto, en el que han desfilado, además de Abascal, el número uno por Barcelona al Congreso, Ignacio Garriga, el secretario general Francisco Javier Ortega Smith o el número dos por Barcelona, Juan José Aizcorbea, quien también es abogado de la familia del dictador Francisco Franco. “Los independentistas y los marxistas saben que no vamos a permitir que pisoteen nuestra nación”, ha asegurado Garriga, resucitando la retórica usada por la dictadura franquista.

Las apelaciones patrioteras han cosido también el discurso de todas las primeras figuras de Vox. “Nuestra guía política es el amor a España, porque España es libertad y civilización”, aseguraba Garriga. Por su parte, Abascal, en una intervención leída en la que ha tropezado varias veces, ha tirado de los eslóganes que repite desde hace varios años. “La unidad de España ni se discute ni se negocia ni se dialoga, España se defiende”, ha gritado.

En su nueva visita a Barcelona, Abascal no ha sido capaz de deslizar ni una sola propuesta sobre Catalunya que no hubiera explicado antes. Por eso, el efecto entre el público ha sido más bien limitado cuando ha asegurado que impulsarían la detención de Torra, suspenderían la autonomía, ilegalizarían el separatismo y disolverían los Mossos d'Esquadra, un catálogo de acciones que ni son nuevas ni, ya, solo de Vox.