Estelas de Guerrero, así se transmitían los mensajes hace 3.000 años
¿Cómo era la sociedad toledana hace casi 3.000 años? ¿Existía realmente una estructura social al uso? Hablamos de la Edad del Bronce Final, en el siglo VIII a.d.C. Una de las pistas para conocer detalles de lo que ocurría en la época está en las llamadas Estelas del Suroeste o Estelas de Guerrero: losas de piedra con dibujos esquemáticos que están sirviendo a los investigadores para aportar algo de luz a aquel tiempo tan remoto.
En Toledo se han encontrado hasta la fecha seis de estas piezas y todas en el Valle del Tajo, en la parte más occidental de la provincia. Esa cifra, en el conjunto de la Península Ibérica, asciende a más de 120. El primero de estos hallazgos en Toledo ocurría a comienzos de los años 80 del pasado siglo XX en el municipio de Las Herencias. Dibujos esquemáticos sobre cuarcita, un material de la zona.
El último descubrimiento de una de estas estelas se producía en marzo de 2015 en un lugar bastante cercano, en La Estrella. La pieza la encontró el secretario de este municipio, Antonio Gutiérrez del Mazo, mientras realizaba trabajos agrarios, aunque solo se conserva el 60% de lo que sería la estela completa. Ambas están depositadas en el toledano Museo de Santa Cruz, mientras que en los municipios donde fueron localizadas pueden contemplarse sendas reproducciones.
Sergio Isabel es arqueólogo y miembro del equipo de trabajo del proyecto ‘Identidad y territorio en el Tajo Medio durante el Bronce Final y la Edad del Hierro’ que estudia estas piezas. Era una época de cambios sociales en la que aparecen determinadas élites que pelearán por dominar el territorio. “Por eso se piensa que puedan ser una manifestación de esas élites”. Una especie de aviso sobre el lugar en el que se encontraban. “Estás entrando en mi territorio. Es lo que parecen advertir pero al mismo tiempo nos hablan de que se está entrando en contacto con otros mundos, con gente que viene de Europa, del Mediterráneo…”
Pero esto es solo una de las teorías formuladas. Lo que sí se sabe es que existían jerarquías y que la principal actividad económica era la ganadería. “Sí había un componente comercial con estas nuevas culturas que estaban llegando. Estamos justo en el momento previo a la sociedad de los tartessos”, dice Ángela Crespo, también arqueóloga en el equipo.
Las estelas son uno de los pocos ‘documentos’ que han llegado hasta nosotros desde la Edad del Bronce porque se cree que servían para transmitir mensajes. “Podemos llamarlo documento porque están realizadas sobre piedra y su cara más plana se utilizaba para realizar inscripciones y grabados figurativos a través de los que podemos extraer datos de cómo era la sociedad de la época, sus actividades económicas, sus élites o sus divinidades”, explica Sergio Isabel.
¿Quiénes eran las misteriosas personas que aparecen en las estelas?
Las estelas de la Edad del Bronce Final se caracterizan por la aparición de la figura de un guerrero que no podemos encontrar en las de épocas anteriores porque “la propia piedra era la que representaba al guerrero”, asegura Sergio Isabel. Además, todas tienen un elemento común y central que se repite: un gran escudo. En realidad es el protagonista de la estela debido a su tamaño.
Después, se aprecian las distintas armas de la época: espadas, lanzas, un carro tirado por caballos (era un elemento de prestigio y ostentación, al estilo de los que pueden verse en películas sobre griegos o romanos) y un casco, a veces cónico, derivado de la influencia de Europa central, a veces adornado con cuernos y de procedencia mediterránea. Los grabados fueron realizados con técnicas básicas. “Usaban el repiqueteado en todo, a excepción de las manos del guerrero que se grababan con sencillas incisiones”, explica la arqueóloga.
Seguro que esta especie de piedras ‘parlantes’ tenían un papel definido hace casi 3.000 pero lo cierto que en la actualidad “no sabemos para qué servían aunque está claro que fueron hechas para ser vistas. Por eso elegían rocas, como la utilizada en la estela de Las Herencias, con una pátina rojiza para que aflore el color gris”, explica el arqueólogo. En todo caso, y a pesar de que no se conoce su función exacta, algunos investigadores creen que podría tener carácter funerario. “Sería el lugar de enterramiento de un guerrero, no con su ajuar sino con su panoplia (la armadura completa)”, señala Ángela Crespo. Otros científicos apuntan, en cambio, que se utilizaban para “marcar territorio”.
La arqueóloga explica que las últimas investigaciones se centran en estudiar su función dentro del propio paisaje. Y es que hasta la fecha no han aparecido vinculadas a estructuras (posibles restos de lugares habitados) sino en mitad del campo e incluso ‘recicladas’ en muros o cumpliendo la función de un banco. “La mayoría de ellas han aparecido descontextualizadas, no estaban donde deberían. Cada vez hay más hipótesis pero mientras hay que estudiarlas desde el punto de vista del papel que van a cumplir en el paisaje”.
La información sobre esta parte de nuestra historia es aún escasa. Queda mucho por investigar. “Cada vez que aparece una es especial porque podemos confirmar que en la Península Ibérica había unos grupos que repiten los mismos motivos en estas estelas”, dice Sergio Isabel. Se cree que pueden estar ligadas a las primeras rutas comerciales que se establecieron con el Mediterráneo, Centroeuropa y el Atlántico
El 'Proyecto BHIT Estelas Toledanas' quiere despejar algunas incógnitas. Se trata de una iniciativa interuniversitaria en la que participa la Facultad de Humanidades de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), bajo la dirección del profesor Juan Pereira Sieso y la Universidad Complutense de Madrid, bajo la dirección de la catedrática en Prehistoria, Teresa Chapa. Estudian las llamadas estelas del suroeste de la Península Ibérica, en los valles de los ríos incluyendo las encontradas en la provincia de Toledo.
El “importante” papel de la mujer en la Edad del Bronce
Las estelas de guerrero no son las únicas que estudian los investigadores. De la misma época se han encontrado otras en las que la protagonista es la figura de una mujer que porta un tocado radial, es decir, una enorme diadema. Son las llamadas estelas diademadas. El grabado femenino está siempre acompañado de guerreros a ambos lados.
“Creemos que el papel de la mujer debía ser muy importante dentro de las élites. De hecho eso se sabe que ocurría en la posterior Edad del Hierro. No significa que sean sociedades matriarcales pero sí matrilineales, con predominio de la línea materna sobre la paterna”, dice Sergio.
Este caso también hay que hablar solo de hipótesis. Se sigue investigando. En el caso de las estelas toledanas ya hay algunos datos relevantes que aún no han dado a conocer. En todo caso, y para saber más de estos curiosos elementos arqueológicos, Ángela Crespo y Sergio Isabel colaboran con la Asociación de Amigos del Museo de Santa Cruz ¡Vivo! Las estelas toledanas son durante todo junio las protagonistas del programa ‘La pieza del mes’ de este museo toledano. Todos los sábados, a las 11.30 horas, se organizan visitas guiadas gratuitas.