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Cómo actúan las drogas psicodélicas sobre las enfermedades mentales

Darío Pescador

En los años 50 y 60 las drogas psicodélicas, especialmente el LSD, se estaban investigando como un prometedor tratamiento psicológico. Pero poco después, en los años 70 comenzó la guerra contra las drogas, impulsada por el gobierno de Richard Nixon, ese presidente que tuvo que dimitir por corrupción.

Por desgracia, en esa campaña se metió a las drogas psicodélicas en el mismo saco que la heroína y la cocaína. Además del LSD, una droga sintética, se ilegalizaron el peyote de los indígenas mexicanos, la ayahuasca, usada en el amazonas, o las setas alucinógenas. Todas ellas se habían usado desde hacía milenios con fines curativos.

Sin embargo, las drogas psicodélicas han vuelto. En los últimos diez años se han multiplicado los estudios que indican que estas sustancias son un tratamiento eficaz de los trastornos mentales más comunes: depresión, ansiedad, adicciones y síndrome de estrés postraumático.

Las drogas psicodélicas son diferentes. No son estimulantes como la cocaína o las anfetaminas, ni sedantes como la heroína o el cannabis. En su lugar, inducen un estado alterado de conciencia en el que la percepción cambia. Se activan ciertas partes del cerebro y se desactivan otras. Los efectos de las drogas psicodélicas son más parecidos a los que producen prácticas como el yoga o la meditación.

En un estudio de la universidad Johns Hopkins, se trató a fumadores con psilocibina, el principio activo de las setas psicodélicas. El 80% de los participantes dejaron de fumar y seis meses mas tarde seguían sin hacerlo.

El tratamiento con antidepresivos como los conocidos inhibidores de la recaptación de la serotonina no funcionan en un 30% de los casos de depresión y tienen graves efectos secundarios. Por el contrario, en un estudio con estos pacientes resistentes al tratamiento, una sola dosis de psilocibina, combinada con terapia, hizo que los síntomas de depresión desaparecieran durante tres meses. Otro estudio parecido con enfermos de cáncer que sufrían depresión clínica, consiguió que con una sola dosis de psilocibina el 80% de ellos dejaran de tener depresión durante ocho meses.

No es la única. La ibogaína, una droga psicodélica usada en África, ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de la adicción a la heroína y otros opiáceos. También hay estudios en marcha para usar LSD en el tratamiento de la ansiedad.

¿Cómo funciona esto?

Las drogas psicodélicas actúan sobre la red de modo por defecto del cerebro, la parte que controla nuestro diálogo interior, nuestros recuerdos y emociones. Esta parte está hiperactiva en los casos de depresión y ansiedad, constantemente preocupada por el pasado o el futuro.

Estos pensamientos obsesivos pueden llevar a la adicción a las drogas para aliviar el sufrimiento, o en el peor de los casos al suicidio. Los psicodélicos desactivan la red de modo por defecto, y así permiten a las personas verse desde otro punto de vista y salir de ese círculo vicioso.

Para muchos de estos pacientes, esta la experiencia más significativa de sus vidas. La clave que les permite cambiar. Quizá sea el momento de olvidarse de la imagen de las drogas psicodélicas como sustancias recreativas para ir de fiesta, y empezar a considerarlas de nuevo como medicinas.

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