Menudeo de drogas y hasta peleas de gallos en las calles de El Cabanyal: las plataformas cívicas reclaman más presencia policial

“Lo siento, no queremos que se nos identifique, las cosas están muy mal y las amenazas son continuas”. Algo no funciona como debería cuando ningún vecino ni vecina del Cabanyal, consultado por los problemas de convivencia, quiere identificarse o dar el mínimo dato por el que se le pueda ubicar por miedo a represalias.

Tampoco sucede en ningún otro punto de la ciudad que los servicios municipales de recogida de muebles y enseres tengan que ir escoltados por la Policía Local, pero esta es la situación a la que ha llegado el barrio, especialmente en la conocida como zona cero.

Este enclave es el corazón del barrio marinero por donde el PP pretendía prolongar la avenida Blasco Ibáñez, con el consiguiente derribo de 1.600 viviendas. Un plan que ya es historia.

La zona cero abarca el perímetro formado por las calles Pescadores, Amparo Guillén, Doctor Lluch y Serrería. Todo lo que queda en el interior de este anillo se ha convertido en miseria y ruina, un mundo aparte en el que las normas las marcan los diferentes ocupas y clanes que viven del negocio de la droga asentados tanto en estos viales como en otros como Progreso o Padre Luis Navarro.

“Las sillas que hay por estas calles marcan los puntos de venta de droga y aunque el Ayuntamiento suele retirarlas, al día siguiente vuelven a aparecer”, explican. A los problemas de tráfico de drogas y al repunte de consumo de heroína se ha unido el acoso sexual: “dicen auténticas burradas a las chicas que pasan por la zona, muchas veces son extranjeras que no son conscientes de dónde se meten, pero nadie les planta cara por miedo ya que las amenazas son inmediatas”, relatan varios residentes.

Y es que gritos como “¡sabemos dónde vives!” o “¡conocemos a tu familia!” son habituales a quien les causa la más mínima molestia. Una situación que les ha hecho adueñarse de las calles, utilizándolas también para hacer fiestas con música hasta altas horas, barbacoas y hasta peleas de gallos.

Otro problema añadido que se está dando son las mafias que buscan pisos para ocuparlos y alquilarlos ilegalmente: “hay vecinos que no se atreven a irse de vacaciones por miedo a encontrarse la casa ocupada a la vuelta”.

Tal y como relata la asociación de vecinos en una queja planteada el pasado año al Síndic de Greuges por estos problemas, para entender la situación actual hay que remontarse 20 años atrás, cuando el PP aprobó la prolongación de Blasco Ibáñez y “comenzó un planificado asedio a los vecinos residentes en una zona destinada por aquel entonces a la especulación inmobiliaria”.

Según el escrito de la entidad vecinal, “muchos vecinos del barrio resistieron en sus casas al pertinaz acoso, mientras que otros las abandonaron a su suerte viéndose incapaces de luchar contra la administración. Esto fue fundamental para el posterior deterioro, propiciado por la paralización de licencias para la rehabilitación de las casas, que a su vez redundó en elabandono de muchas de ellas”.

A causa de esto, “las casas vacías fueron ocupadas con el consentimiento y beneplácito del Consistorio y estos nuevos habitantes del barrio, al amparo de la desidia de las actuaciones municipales, que nada hicieron por remediar los graves problemas de convivencia que surgieron tras su llegada, han deteriorado hasta tal punto la convivencia, que hoy día es el principal problema del Cabanyal”.

Sin embargo, han pasado cuatro años del cambio de Gobierno municipal y con la llegada de Compromís y el PSPV (junto a Podemos en el pasado mandato), si bien ha habido avances a nivel de mejoras urbanísticas, los problemas de conviviencia no acaban de mejorar.

De hecho, los residentes consultados aseguran que se sienten desprotegidos por la falta de respuesta policial y exigen un plan de seguridad a tres bandas entre Ayuntamiento, Generalitat y Delegación del Gobierno, una demanda que también ha realizado la asociación de vecinos del Cabanyal.

Además, se ha creado una nueva plataforma vecinal llamada 'Zero Incívics', complementaria a la asociación de vecinos (muchos están en ambas entidades), mediante la que se denuncian y se visibilizan todos estos problemas.

El barrio con más dotación policial

Frente a esta situación, fuentes de la Policía Local han informado a eldiario.es de que “se ha intensificado dispositivo policial en el barrio, de hecho, ningún otro barrio de la cuidad cuenta con un dispositivo similar”.

Además han añadido que “se ha extremado vigilancia de ocupaciones ilegales, se han intensificado controles, coordinación con la Policía Nacional, también en recuperación inmuebles”. Como ejemplo han asegurado que “desde que empezó el año se ha intervenido en tres pisos donde se cultivaba marihuana”.

Desde la Policía Nacional han detallado que hasta el mes de julio ya se han cuadruplicado los registros en inmuebles, con un total de 15, y las detenciones, con un total de 23, con respecto a todo el año pasado.

Las mismas fuentes han comentado que no bajan la guardia y que “los ciudadanos pueden colaborar aportando cualquier tipo de información relacionada con tráfico de drogas de forma totalmente anónima a través del correo antidroga@policia.es o de la página web www.policia.es/colabora.php”.

Actuaciones municipales para revitalizar el barrio

Por otra parte, las diferentes delegaciones del Ayuntamiento también han puesto en marcha diferentes medidas encaminadas a paliar los problemas de convivencia. En este sentido destacan la inversión de 605.000 euros en las obras de rehabilitación del edificio municipal ubicado a la calle de la Reina 117 para un nuevo centro municipal de servicios sociales.

“Desde el centro se hará una atención integrada y polivalente dirigida a toda la población, mediante actuaciones preventivas, asistenciales y rehabilitadoras, dando respuesta a situaciones de necesidad y de exclusión social desde una dotación más próxima a la ciudadaní”, han explicado.

En cuanto a la limpieza, ha habido un refuerzo en la recogida de enseres, mobiliario viejo y residuos desde el 1 de septiembre a las calles del Cabanyal y Malvarrosa: “desde su puesta en marcha, la semana del 2 al 7 de septiembre se recogieron 2,2 toneladas de residuos y mobiliario abandonado a la calle, cerca de un 13% más que la última semana de agosto. En total se han retirado enseres en 160 puntos del barrio”. Además, se acondicionó en parque de la Remonta y de un solar adyacente a petición de los vecinos, por la acumulación de basura.

El concejal de Ecología Urbana y vicealcalde, Sergi Campillo, ha destacado que se trata de un servicio necesario para dignificar el barrio: “no vamos a permitir comportamientos incívicos que molesten a los vecinos y vecinas, se tienen que cumplir las normas”.

En cuanto a recursos sociales, se han habilitado dos trabajadores sociales que hacen una tarea de conexión con el centro de servicios sociales de la Malvarrosa y dinamizan el tejido social al barrio mediante la gestión de la Renta Valenciana de Inclusión para las familias en situación de vulnerabilidad y programas de inserción social y laboral con población gitana.

Además, está prevista la rehabilitación de viviendas públicas para alquiler asequible con un total de 28 viviendas de aquí a finales del 2020 más otras 29 previstas en el marco del segundo ARRU.

Las mismas fuentes han asegurado que próximamente serán realidad proyectos como el centro día para inserción sociolaboral de jóvenes, la oficina de atención a familias (para gestionar conflictos) o la nueva Universidad Popular cuyo proyecto se empezará a redactar en breve.

La concejala de Servicios Sociales, Isa Lozano, ha comentado al respecto que “todas estas actuaciones contribuirán, sin duda, a revitalizar el barrio urbanística, social y culturalmente, dotándolo de recursos que ayudan a ir disolviendo las situaciones de marginalidad y exclusión”.

Para Lozano, “revertir una degradación programada y mantenida durante más de una década por parte del gobierno municipal del PP no es una tarea fácil ni rápida, pero estamos en el camino de conseguirla”. 

Un nuevo plan urbanístico

Por último, más a largo plazo, pero no menos importante, a finales de año está prevista la aprobación del Plan Especial de El Cabanyal (PEC) que servirá para vertebrar el barrio, revitalizarlo y para paliar el déficit de vivienda pública del Ayuntamiento de València ya que propiciará la construcción de 800 inmuebles, lo que a su vez permitirá frenar la burbuja en los precios del alquiler, con especial incidencia en la zona. De ellos, 288 se reservarán para menores de 30 años, mayores de 65 años y colectivos vulnerables, siempre con rentas bajas. Además, incluirá un corredor verde que conectará el barrio con la Marina de València.

El PEC resuelve definitivamente la llegada de la avenida de Blasco Ibáñez al Cabanyal creando una nueva rotonda en el final de la vía e integrando la actual estación de El Cabanyal mediante una zona verde que servirá como puerta de entrada a un barrio que vio cómo la ciudad que lo anexionó hace 122 años cuando era el Poble Nou de la Mar (Pueblo Nuevo del Mar), estuvo a punto de arrebatarle su esencia.