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El activista encerrado habla desde el CIE de Valencia: “Si me deportan a Argelia estaré en una cárcel militar bajo tortura”

El activista y exmilitar Mohamed Benhlima (al fondo de la imagen) recibe la visita de compatriotas argelinos en el CIE de Zapadores.

Lucas Marco

19 de marzo de 2022 07:32 h

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El activista y exmilitar Mohamed Benhlima (Argel, 1989), condenado a diez años de prisión en su país por sus denuncias públicas de la corrupción de los altos cargos militares del Ejército y por su participación en el movimiento popular de protesta Hirak, ha presentado una segunda solicitud de asilo. Benhlima se encuentra encerrado en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Zapadores, en Valencia, y cuenta con el apoyo de Amnistía Internacional.

El activista ha solicitado este viernes una segunda solicitud de protección internacional, con lo cual su posible deportación se aplaza, al menos cuatro días, el tiempo que tiene el Ministerio del Interior para estudiar la petición (si se le deniega cuenta con dos días suplementarios para que se reexamine su caso).

El interno ha conversado con elDiario.es desde el CIE de Zapadores: “Si me deportan a Argelia estaré en una cárcel militar bajo tortura”, advierte. Mohamed Benhlima cuenta con un canal muy activo en youtube, con decenas de videos y 152.000 suscriptores. Hace tres años huyó de su país tras haber participado en el movimiento popular de protesta Hirak.

“Soy miembro del movimiento popular pacífico Hirak que pide cambio democráticos y justicia para una Argelia con un Estado civil y no militar”, cuenta desde el recinto de internamiento. El exmilitar asegura que era caporal del Ejército argelino: “Trabajé como conductor de altos mandos y de sus familias y también he trabajado con los generales de otros países cuando llegan a Argelia”, asegura.

“He trabajado con los generales del Ministerio de Defensa, en el corazón del Ejército”, insiste este joven que ha denunciado presuntos casos de corrupción en el seno de la poderosa institución militar de su país y que ha ventilado facturas supuestamente hinchadas usadas “para robar dinero”.

Benhlima arrastra una condena de 10 años de prisión. Sin embargo, su petición de protección internacional ha sido denegada en España. “Denunciar la corrupción de los jefes del Ejército fue un paso muy peligroso”, reconoce el exmilitar. “También publiqué los planes de los generales para frenar las manifestaciones populares”, agrega.

Este lunes fue detenido en Zaragoza y dos días después llegó al CIE de Zapadores, donde asegura que los agentes de policía encargados de la vigilancia del recinto lo tratan bien. Aunque lamenta que sufre problemas de estómago, entre otras dolencias. Sin embargo, ese no es ni mucho menos el mayor de sus problemas. “Amnistía Internacional está pidiendo mi libertad y que aprueben mi protección porque mi vida corre peligro”, apostilla.

Apoyo de Amnistía Internacional

Su caso, recuerda, es idéntico al de su compatriota Mohamed Abdellah. El también exiliar argelino fue deportado desde el CIE de Barcelona, donde protagonizó una huelga de hambre, y fue encarcelado en un recinto militar argelino, donde ha denunciado haber sufrido torturas.

Amnistía Internacional ha organizado una campaña de recogida de firmas ante la “inminente” expulsión del activista argelino. “Deportar a Mohamed Benhlima representaría una grave violación de las obligaciones de España en virtud del derecho internacional de los derechos humanos”, sostiene la ONG, que recuerda: “La comunidad internacional debe defender a quienes denuncian corrupción y se participan pacíficamente en manifestaciones”.

Un portavoz de la campaña CIEs No asegura que, en el caso de Benhlima, “hay un claro riesgo de torturas si es deportado”. “No tenemos ninguna duda de que, en caso de ser deportado, será encerrado en una prisión de máxima seguridad, es lo que ha estado sucediendo con perfiles parecidos al suyo”, agrega.

La segunda solicitud de protección internacional da un margen de unos días a Mohamed Benhlima mientras permanece en el CIE de Zapadores. “La expulsión es un peligro para mi”, asegura el activista y exmilitar.

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