Eva Montesinos ha pasado en menos de una semana de ser alcaldesa en funciones de Alicante; acariciar con la punta de los dedos la vara de mando; posible cabeza de lista en 2019 apoyada por Ximo Puig el domingo; destituida como portavoz del grupo municipal el lunes y de nuevo nombrada portavoz este miércoles.
La Ejecutiva del PSOE de Alicante ha aprobado en la tarde noche de este miércoles y por unanimidad devolver la portavocía del consistorio alicantino a Montesinos. La dirección local, encabezada por el secretario general Miguel Millana –que no ha podido acudir por cuestiones personales- y controlada desde fuera por Ángel Franco, no tenía otra después del ultimátum que le había lanzado el PSPV.
El líder de los socialistas valencianos no ha ocultado su cabreo con la agrupación alicantina a la que ha desautorizado en público por haber actuado a sus espaldas al destituir a Montesinos solo un día después de que este le mostrara su apoyo en un almuerzo.
Todo esto ocurrió entre el domingo y el lunes. Desde entonces se han sucedido las reuniones y llamadas tensas hasta la celebración de la Ejecutiva de Alicante. Allí Franco ha cedido ante Blanquerías con respecto a Montesinos, pero ha conseguido que su apuesta, la que se votó el lunes, también gane. Es decir, Miguel Castelló, el concejal que prometió su cargo el jueves en lugar de Echávarri, pasa de ser nombrado portavoz a portavoz adjunto del grupo municipal. Su papel, aseguran desde el PSOE, será en la práctica el mismo que la exvicealcaldesa.
De esta forma, Franco cumple con Valencia al restituir a Montesinos, pero ha logrado que quede desgastada. Cualquier posibilidad que tenía el domingo de ser la cabeza de cartel de los próximos comicios –con fuerte aplauso de la militancia en el almuerzo y palabras de apoyo de Puig- ha quedado difuminada. La presencia y notoriedad que otorga la portavocía de un grupo pasa ahora a estar compartida. Franco ha vuelto a ganar.