Como un tiro. Al PSPV de Ximo Puig no le ha sentado nada bien enterarse por la prensa de la decisión de la Ejecutiva Municipal de Alicante de revelar a Eva Montesinos como portavoz del grupo municipal socialista. El líder de los socialistas valencianos ha reconocido estar “sorprendido” de esta medida unilateral que tomó en la tarde noche de este lunes la agrupación que a la postre controla en la sombra el exsenador Ángel Franco. Y todo después de que fuera el propio Puig el que bajara hasta Alicante el domingo para animar a la militancia tras perder la alcaldía el jueves pasado por la abstención de la edil tránsfuga Nerea Belmonte.
Allí vino a respaldar a Montesinos como la garante de la estabilidad que necesita el partido de cara a este año de transición hasta los comicios de 2019. “Estamos más cerca del Gobierno de Alicante en 2019, hemos actuado con ética y responsabilidad”, llegó a decir. Nada más lejos de la realidad. 24 horas después, el PSOE alicantino decidía desplazar a Eva Montesinos de la portavocía del grupo municipal –solo cuatro días después de que fuera propuesta alcaldesa- y ponía en su lugar a Miguel Castelló, que se estrenó el pasado jueves como nuevo concejal en sustitución del dimisionario Gabriel Echávarri.
El exalcalde Echávarri, que tuvo que renunciar a su acta por su doble procesamiento por presuntamente fraccionar contratos y por despedir por venganza a la cuñada del ahora alcalde Luis Barcala, se preguntaba al enterarse de la decisión de sus compañeros si “era necesario” cesar como portavoz a la que fue su delfín.
Ahora es el PSPV el que mueve ficha y reconoce que ha constituido la Comisión de Ética y Garantías a la que van a tener que acudir “todas las personas afectadas” de la agrupación alicantina. En ella no se descarta la apertura de expedientes disciplinarios con el objetivo de restituir a Montesinos como cara visible del proyecto socialista. Blanquerías sopesa, en última instancia, la creación de una gestora en Alicante para tomar el control.