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COVID-19: ¿Cómo está afectando al mercado de trabajo?

Al término de la Segunda Guerra Mundial el primer ministro de Gran Bretaña, Winston Churchill, dijo: “Debemos estar enormemente agradecidos a aquellas personas que no han buscado la gloria sino simplemente han tenido como prioridad salvar vidas. Lo menos que podemos hacer es compartir su honor”.

La naturaleza inesperada del COVID-19 es lo que obstaculiza en gran medida la gestión de la crisis sanitaria y económica. Así como la propagación de la pandemia es simétrica (afecta a todos los países por igual) sus consecuencias, como era de prever, son asimétricas para la economía. La limitación de los desplazamientos de personas junto con las interrupciones en la cadena de suministro  provocan un impacto negativo sobre la economía con efectos devastadores a nivel mundial. No es necesario recordar que las economías mundiales están globalizadas y conectadas para lo bueno y para lo malo. Todos dependemos los unos de los otros.

Crisis sin precedentes

La crisis económica actual provocada por la pandemia no tiene nada que ver con la crisis financiera de 2008 y que, en términos generales,  tuvo su origen en la desregulación financiera (Sus defensores consideraban que sus beneficios compensarían los efectos negativos) con el consiguiente desarrollo de productos financieros. Fue una crisis endógena con un comportamiento sistémico y que posteriormente se trasladó  a la economía real. Mientras que en la  crisis de 2020 sus orígenes no son financieros, como así mismo no es debida a una crisis de exceso de oferta de productos o bienes debido a una escasez de demanda del mercado. Es decir, no tiene ninguna relación con su funcionamiento.  No se trata de falta de gasto sino de falta de actividad. En definitiva, 2008 fue un shock  endógeno y 2020 es exógeno.

Tras la crisis sanitaria,  ahora viene la crisis económica y social. Por ello, los organismos internacionales están preocupados por el deterioro económico. Desde la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Fondo Monetario Internacional (FMI), y la Comisión Europea pronostican un escenario pesimista. Así, recientemente Bruselas advierte de una recesión sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial con efectos muy dispares. En efecto, en 2020,  la UE retrocederá (-7,4%), pero superarán la media países como Francia (-8,2%), España (-9,4%), Italia (-9,5%) y Grecia (-9,7%).

Para la UE el impacto económico asimétrico es debido a tres factores:

  • a) Velocidad de los desconfinamientos.
  • b) Importancia de la industria turística.
  • c) Recursos financieros de cada país.

Efectos sobre el mercado de trabajo

Respecto al mercado laboral de la UE también se prevé un escenario desigual con una tasa de paro del 9%. Y situándose por encima de dicha media países como Grecia (19,9%), España (18,9%), Italia (11,8%), Francia (10,1%) y Portugal (9,7%).

Es evidente que estamos ante una crisis global y que no afecta, sólo de forma ocasional, a una determinada zona del planeta, como es el caso de la UE. Por ejemplo, está también afectando a la economía más desarrollada, en términos económicos, como es Estados Unidos. Su tasa de desempleo actual, según el Departamento de Trabajo, ha pasado del 3,5% al 14,7%, lo que representa un aumento de 36 millones de desempleados (20% de los asalariados), desde el inicio de las medidas de contención. Según el presidente de la banca central americana, Jerome Powell, se estima que la tasa de paro podría alcanzar cifras muy superiores (20/25%), el peor dato desde la Gran Depresión de 1929, según el periódico Les Echos

El turismo en la UE tiene una gran importancia económica al representar el 10% del PIB y el 12% de los empleos europeos, además recibe unos 700 millones de turistas. Así, España tras Francia es el primer destino mundial seguida de Italia; pero el peso específico del turismo en cada país es muy diferente. Por ejemplo, en Francia e Italia el turismo internacional representa sólo del orden del 3% del PIB debido a que disponen de otras fuentes de ingresos, mientras que en nuestro país (6,6%) la dependencia en la economía es mucho mayor.

En la estructura productiva de nuestra economía el sector turístico (nacional+internacional) tiene un elevado peso específico ya que representa en torno al 15% del PIB y emplea a casi 3 millones de personas.

La falta de movilidad internacional no favorece el adecuado funcionamiento del sector turístico, lo que provoca nefastas consecuencias sobre la economía de España, por ser uno de los países del sur de Europa que más se verá afectado por la destrucción de empleos debido a su elevada exposición del sector turístico (restauración, alojamiento y transporte). Este es uno de los motivos que van a incidir en la recuperación de nuestro país, sin ella no hay turismo. Las restricciones a la movilidad hacen imposible la llegada de turistas.

La situación es preocupante debido a que tradicionalmente siempre ha sido uno de los motores para salir de todas las crisis económicas que hemos padecido.

Por todo ello, no nos debe de  extrañar que el conjunto de todos estos factores esté incidiendo en un deterioro sobre el mercado de trabajo. En efecto, la  evolución del desempleo, entre los meses de marzo y abril, refleja un comportamiento muy negativo al aumentar en 584.000 personas (+18%) hasta alcanzar la cifra de 3,8 millones de personas en situación de desempleo.

Sin embargo, según datos del  Ministerio de Trabajo,  no todos los sectores ni CCAA se ven afectados por el desempleo  de la misma manera. Las actividades y CCAA más dependientes del sector turístico han sido las más penalizadas. Este es el caso, por ejemplo, de las comunidades de Baleares y Canarias que representan el doble del PIB turístico de España, además, más de una cuarta parte de los empleos pertenecen a las actividades turísticas.

En este sentido, el mayor aumento en el desempleo ha correspondido a Baleares (26%), Canarias (23%), Andalucía (21%), Comunitat Valenciana (20%), Cataluña (18%) y Madrid (15%) frente al 14% de media del resto de CC.AA. Ver gráfico 1.

En concreto, las seis comunidades autónomas mencionadas que concentran el 75% del empleo del sector turístico han aglutinado las tres cuartas partes del aumento del desempleo. En función de los anteriores datos podemos deducir que existe una correlación entre el comportamiento de las variables de la actividad turística y del mercado de trabajo.                                                        

Sin embargo, si queremos tener una perspectiva más amplia del mercado de trabajo,  hay que tener en cuenta que las anteriores cifras no incluyen a los afectados por un ERTE con suspensión de empleo que, según la metodología de la EPA, se consideran ocupados mientras dicha suspensión sea inferior a tres meses. Su aplicación ha permitido proteger a 3,4 millones de trabajadores en activo (21% del conjunto de asalariados). Las actividades más afectadas corresponden a alojamientos (-75%), agencia viajes (-75%), juegos de azar (-70%), comidas y bebidas (-62%), transporte aéreo (-48%). Ver cuadro 1.

Por grupos de población son los jóvenes menores de 35 años con los que se están cebando los efectos económicos de la COVID-19, al recaer sobre ellos la mayor parte de la medida de los ERTE con el 50% del total realizados.

Un reciente estudio de la consultora Foqus y la Universitat de València concluye que la crisis destruirá entre 900.000 y 1,1 millones de puestos de trabajo del sector, entre directos e indirectos.

De todos los sectores de nuestro país, el sector turístico es el que tiene más que perder ya que, por las limitaciones en la movilidad, tardará más tiempo en recuperar sus niveles de actividad con relación al resto de sectores.

No debemos olvidar el  sector de la automoción al que, a sus anteriores problemas estructurales hay que añadir ahora la crisis sanitaria. En abril las ventas se desplomaron un 97% con relación al mismo mes del año pasado, es decir, se matricularon los mismos coches que cualquier otro mes en un solo día.  Nunca se había registrado una cifra tan baja de venta de turismos.

Por último, sería deseable que prosperase la iniciativa conjunta que han presentado recientemente el presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, en materia económica y sanitaria con el fin de movilizar medio billón de euros en transferencias directas, sin ningún tipo de préstamos ni siquiera ingeniería presupuestaria.

Hay que destacar las palabras del primer ministro francés, Edouard Philippe. “El turismo probablemente se enfrenta a la peor experiencia en su historia moderna, su rescate es, por lo tanto, una prioridad nacional”.

*Vicente Castelló Roselló es profesor de la Universidad Jaume I y miembro del Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local

Al término de la Segunda Guerra Mundial el primer ministro de Gran Bretaña, Winston Churchill, dijo: “Debemos estar enormemente agradecidos a aquellas personas que no han buscado la gloria sino simplemente han tenido como prioridad salvar vidas. Lo menos que podemos hacer es compartir su honor”.

La naturaleza inesperada del COVID-19 es lo que obstaculiza en gran medida la gestión de la crisis sanitaria y económica. Así como la propagación de la pandemia es simétrica (afecta a todos los países por igual) sus consecuencias, como era de prever, son asimétricas para la economía. La limitación de los desplazamientos de personas junto con las interrupciones en la cadena de suministro  provocan un impacto negativo sobre la economía con efectos devastadores a nivel mundial. No es necesario recordar que las economías mundiales están globalizadas y conectadas para lo bueno y para lo malo. Todos dependemos los unos de los otros.