Joan Romero y Andrés Boix coordinan un foro en el que especialistas en diversos campos aportarán opiniones sosegadas y plurales sobre temas de fondo para una opinión pública bien informada
La Facultad Invisible: la Universidad que quieren los Premios Nacionales
La Universidad pública es uno de los principales pilares de nuestro estado de bienestar. No solo se encarga de generar y transmitir conocimiento, pues también garantiza la libertad intelectual y construye ese modelo social justo, igualitario y sostenible al que todos debemos aspirar. Lamentablemente, desde hace décadas, la Universidad española adolece de evidentes deficiencias que le están impidiendo cumplir tales objetivos. La falta de financiación, las constantes reformas educativas y los numerosos problemas estructurales han puesto en serio peligro la calidad de la investigación y la docencia, el acceso universal a la misma y su competitividad a nivel internacional.
Para combatir estas dificultades nació en septiembre de 2014 La Facultad Invisible, una asociación sin ánimo de lucro ni filiaciones políticas dedicada a la mejora del sistema educativo universitario español y formada por más de 170 miembros de las distintas ramas del saber académico, la mayoría Premios Nacionales. La Facultad es un laboratorio de ideas, un espacio de debate y reflexión cuya misión es colaborar activamente en la regeneración de nuestra Universidad e impulsar su excelencia.
Tres son los objetivos principales:
1. diagnosticar los principales problemas que afectan a nuestras universidades.
2. proponer soluciones realistas a dichos problemas.
3. trabajar para que sean adoptadas por las instituciones pertinentes mediante el diálogo y la colaboración.
El núcleo fundacional de La Facultad Invisible está formado por personas que han sido galardonadas con el Premio Nacional de Excelencia Académica que concede el Ministerio de Educación. Muchos miembros siguen ligados a la universidad como docentes e investigadores, tanto en España como en el extranjero y otros han desarrollado su carrera profesional en el sector privado o dirigen empresas propias, pero todos están preocupados por el devenir de la Universidad pública. La Facultad reúne, por tanto, a un equipo heterogéneo y multidisciplinar, con conocimientos y experiencias diversas que permiten abordar los problemas educativos desde una perspectiva global. La asociación nació con vocación plural, de ahí que sus puertas estén abiertas constantemente a cualquier persona interesada en hacer de la universidad española una institución más eficiente, prestigiosa y comprometida con los procesos de transformación social. Desde ella se apuesta por una Universidad de todos y para todos, que permita sustentar nuestro éxito como sociedad del conocimiento; una Universidad española excelente, cuya investigación y docencia se sitúen al mismo nivel que las de nuestros vecinos europeos; una Universidad comprometida y solidaria, cuya actividad revierta en la población, regenere la vida pública e intelectual de nuestro país y retome su función de liderazgo en la transformación social.
El Decálogo
El equipo de analistas de la Facultad Invisible ha llevado a cabo un estudio de la situación del sistema universitario español para, basándose en bibliografía especializada, la opinión y experiencia de los miembros de las asociación y varias encuestas, servir de guía a la hora de establecer las prioridades de la misma. En el llamado Decálogo se ha intentado compendiar, sintetizar y desbrozar los principales problemas que aquejan a la Universidad pública de nuestro país.
El Decálogo, a pesar de su nombre, no ha nacido con vocación de ser tallado en piedra. Es discutible, maleable, opinable y, sobre todo, mejorable.
- Configurar planes de estudio enfocados al largo plazo, que fomenten el espíritu crítico y atiendan a las necesidades sociales más allá de las demandas del mercado.
El diseño de los planes de estudio responde en exceso a la demanda del mercado en detrimento de un enfoque humanista. Se hace necesario afianzar o recuperar las asignaturas que se ven hoy en peligro por no responder, precisamente, a la persecución inmediata de los intereses mercantilistas del sector privado. Aunque más difíciles de cuantificar, los aportes de una formación integral y con vocación de conocimientos transversales son esenciales para el mantenimiento de una sociedad democrática avanzada y cada vez más justa.
- Formación pedagógica inicial y continuada del profesorado. Seguimiento de la calidad de la enseñanza y reconocimiento apropiado de su valor entre los méritos curriculares de los docentes.
Existe una falta evidente de formación inicial y continuada de los profesores universitarios, donde la lupa se ha puesto siempre en su actividad investigadora y de gestión, pero no en la docente. Asimismo, y a pesar de que ésta constituye el alma misma de la Universidad, la docencia se minusvalora en la evaluación de los méritos curriculares, considerándose, además, como premio la rebaja de la carga docente conforme se avanza en la escala universitaria.
- Corregir el diseño de la carrera académica a fin de mitigar su actual inestabilidad.
La Universidad adolece de una excesiva precariedad laboral en los estadios iniciales de la carrera académica que desincentiva, entre otras consecuencias, el acceso y acercamiento a la docencia de los estudiantes más brillantes y mejor cualificados. La inestabilidad laboral se acentúa, además, mediante la concurrencia de dispares figuras contractuales y la inexistencia, a estas alturas inadmisible, de un calendario fijo y claro de convocatorias públicas. Tras finalizar el posgrado, el alumno que desee seguir la carrera académica tiene delante de sí un panorama incierto repleto de fechas cambiantes y no puede disfrutar de una mínima seguridad de cara a su futuro inmediato. Se hace necesario, por ende, que las distintas administraciones (Ministerio de Educación, Gobiernos autonómicos y Universidades, principalmente) se coordinen para establecer un calendario integral y estable de convocatorias, tanto de becas predoctorales como posdoctorales.
- Selección, y posterior retención con incentivos, del personal docente e investigador más cualificado, tanto nacional como extranjero.
El español es un sistema de formación docente e investigadora con excesivas deficiencias. Si el futurible docente consigue una beca predoctoral y realizar en su marco el doctorado, primer nivel en el acceso a la Academia, se encontrará con que después de realizar aquél (generalmente tras 3 o 4 años) las perspectivas de seguridad se desvanecen. Al no existir un sistema de incentivos mínimamente diseñado y coordinado, el dinero y los medios empleados en la formación de los doctorandos puede (y tiende a) ser aprovechado finalmente por terceros países o por el sector privado. El sistema público no se ve así retribuido con el resultado final de su esfuerzo en la formación de los docentes e investigadores.
- Incremento de la partida presupuestaria destinada a educación para dotar de medios suficientes a una investigación y docencia de calidad, así como para financiar un sistema de becas garante de la igualdad de oportunidades.
Los recortes presupuestarios en educación se han centrado también en el sistema universitario español, que ha visto menoscabado su autonomía financiera y el margen de disponibilidad que le permitía avanzar en investigación y calidad docente. La escasez de medios para cumplir adecuadamente las labores investigadoras (equipamientos tecnológicos, instalaciones, etc.), así como las deficiencias en la cobertura de becas y la precariedad económica de los nuevos docentes, ha repercutido negativamente en la calidad global de la Universidad pública. De ahí que se haga necesario llegar a un acuerdo global entre las administraciones para fijar un mínimo de financiación que no esté al albur de los ciclos económicos o de las cambiantes voluntades políticas. Comunidades autónomas como Extremadura, por ejemplo, han establecido por ley (Ley 8/2014, de 1 de octubre) marcos de financiación pública estables para sus respectivas universidades.
- Reforma de la burocracia hacia un modelo más eficiente –que evite el derroche de tiempo y recursos– con un calendario estable de plazos en convocatorias y tramitaciones.
Este problema afecta principalmente al Personal Investigador en Formación y a las primeras escalas del Personal Docente, en la medida en que las diferentes convocatorias de investigación, estancias o financiación exigen una cantidad desorbitada de trámites y documentación. Ésta a veces es solicitada, además, aun obrando ya en poder de la propia administración, lo cual incumple las previsiones legales que regulan el procedimiento administrativo. La ausencia de personal técnico de apoyo y la imprevisibilidad de los plazos administrativos, muchas veces excesivamente perentorios, se unen a las deficiencias señaladas para afianzar una burocracia excesiva que resta tiempo (y energías) a las labores docentes e investigadoras.
- Transferencia efectiva de los resultados científicos y mayor colaboración con otras entidades, como las ONG y los centros extranjeros.
La colaboración de las universidades públicas con otros organismos es insuficiente y debería potenciarse, sobre todo con ONGs, fundaciones y otros centros universitarios extranjeros o de relieve internacional. Los modelos de colaboración con las empresas, generalmente a través de excesivamente opacas fundaciones universitarias, deberían revisarse para evitar que las políticas universitarias se subordinen por completo a los intereses privados y dependan de su potencialidad económica.
- Mayor divulgación de la actividad científica española para concienciar a la sociedad de su relevancia a nivel mundial.
El impacto de la investigación realizada en España es asimétrico en función de las distintas áreas de conocimiento. El nivel de exigencia para la consecución de sexenios es en ocasiones insuficiente para mejorar la relevancia de la investigación española. Sería conveniente, asimismo, la creación de convocatorias públicas y competitivas de ayudas que financien la publicación en revistas internacionales de calidad de los trabajos realizados, así como su exposición y defensa en los foros de prestigio adecuados.
- Reconocimiento de la misión social como la tercera función de la Universidad junto a docencia e investigación.
Una de las funciones básicas de la Universidad, como apuntábamos al inicio, es la de contribuir al bienestar general de una sociedad democrática avanzada, como pretende ser la española. Sin embargo, apenas existen foros ni medios a través de los cuales los resultados de investigación puedan ser transferidos de forma efectiva a la sociedad civil y otros organismos, diferentes a la Universidad. Asimismo, es notable la ausencia de un espacio televisivo o radiofónico, en los entes públicos, que dé difusión y resonancia a la actividad investigadora que se realiza en nuestro sistema público universitario.
- Refuerzo de la autonomía universitaria, en especial a la hora de contratar, estabilizar y despedir al personal docente e investigador.
La universidad pública española está perdiendo su autonomía constitucionalmente garantizada (art. 27 de la Constitución) y que se compone, esencialmente, de tres elementos: potestad de autonormación, elaboración y aprobación de planes de estudio y de investigación y, por último, libertad de selección del personal docente e investigador. Se precisa un marco jurídico más claro y estable que refuerce y blinde la autonomía universitaria y haga cumplir así el mandato constitucional.
Proyectos de la asociación
La Facultad Invisible, desde su nacimiento, ha liderado diversos proyectos y programas tendentes a coadyuvar en la consecución plena de los objetivos iniciales propuestos.
El I Premio de Jóvenes Divulgadores surgió como iniciativa de LFI, la asociación Celera y la Fundación Rafael del Pino. Se enmarcó en la Semana de la Ciencia de Madrid 2017 con el objetivo principal de acercar la ciencia a la sociedad. Para ello se invitó a jóvenes investigadores de todas las disciplinas de España a mostrar sus resultados de una forma atractiva, rigurosa y divulgativa.
Los miembros de La Facultad Invisible se prestan para ayudar a los estudiantes a encontrar su camino en el mundo académico y profesional. Por eso se ofrece desde la asociación un Q&A de orientación preuniversitaria, universitaria y postuniversitaria en formato de Tweets.
El sistema público de becas en España es insuficiente, actúa con retraso y, desde luego, no logra responder a las necesidades reales de los universitarios de nuestro país. El proyecto de Ayudas Ciudadanas tiene como objetivo apoyar económicamente a alumnos que lo necesitan y merecen, fomentando con ello un imprescindible debate sobre este grave problema estructural. A través de una campaña de financiación solidaria por medio de crowdfunding, el programa subvenciona a diez estudiantes cuya trayectoria excelente pueda verse comprometida debido a una sensible circunstancia económica.
-Mentoring-Asesoramiento a universitarios
En La Facultad Invisible creemos firmemente que el éxito de la sociedad del mañana depende de la educación del hoy. Por eso nos preocupan tanto algunos datos de los últimos informes educativos. No es buena señal que un 35% de la población con estudios superiores desempeñe un trabajo subcualificado o que un 32% de los alumnos españoles de las últimas promociones haya abandonado o cambiado de carrera. Entre los muchos factores que explican estas cifras se encuentra, sin duda, la desorientación de los jóvenes a la hora de elegir estudios o de planificar sus futuros profesionales. Ayudar a estos universitarios a encauzar su itinerario académico-laboral debería ser una prioridad de nuestra Universidad para asegurar que los estudiantes saquen el máximo rendimiento posible a su formación, de ahí el actual programa de mentoring que ofrece la asociación para todos aquellos estudiantes que necesiten orientación.
Denuncia de la situación de los Premios Nacionales
A pesar de que la excelencia académica y universitaria suele aparecer en todos los rimbombantes documentos de los Ministerios y de los poderes públicos, lo cierto y verdad es que la dejadez sobre la materia que muestran nuestros gobernantes y representantes roza el escarnio. El continuo retraso que aquejan las convocatorias de Premios Nacionales, así como la ausencia de voluntad política para celebrar las respectivas ceremonias de entrega, dan buena cuenta de la falta de consideración para quienes, obteniendo las mejores calificaciones en sus carreras, están llamados a ser parte de una nueva Universidad pública y miembros destacados de la sociedad del mañana. La Facultad Invisible nació, precisamente, tras constatar muchos de sus impulsores la negligencia del Ministerio de Educación en torno a los Premios Nacionales, cuya última convocatoria ha sido resuelta por medio de una escueta carta de felicitación y donde ni siquiera se espera ya la celebración de una ceremonia, como venía siendo habitual hasta hace unos años.
*La Facultad InvisibleLa Facultad Invisible
La Universidad pública es uno de los principales pilares de nuestro estado de bienestar. No solo se encarga de generar y transmitir conocimiento, pues también garantiza la libertad intelectual y construye ese modelo social justo, igualitario y sostenible al que todos debemos aspirar. Lamentablemente, desde hace décadas, la Universidad española adolece de evidentes deficiencias que le están impidiendo cumplir tales objetivos. La falta de financiación, las constantes reformas educativas y los numerosos problemas estructurales han puesto en serio peligro la calidad de la investigación y la docencia, el acceso universal a la misma y su competitividad a nivel internacional.
Para combatir estas dificultades nació en septiembre de 2014 La Facultad Invisible, una asociación sin ánimo de lucro ni filiaciones políticas dedicada a la mejora del sistema educativo universitario español y formada por más de 170 miembros de las distintas ramas del saber académico, la mayoría Premios Nacionales. La Facultad es un laboratorio de ideas, un espacio de debate y reflexión cuya misión es colaborar activamente en la regeneración de nuestra Universidad e impulsar su excelencia.