España. Años 50. En pleno aislamiento económico y moral del régimen franquista, el alcalde de Benidorm, con 29 años, viaja durante ocho horas con su Vespa hacia Madrid para convencer al dictador y su esposa de que permita el uso del bikini en las playas de su municipio y, de paso, frenen el intento de excomulgarle de las autoridades eclesiásticas.
Sobre esa historia se construyó Bikini, un corto que está arrasando. Producido por Nakamura Films en 2014, la historia acumula decenas de premios, los últimos, este fin de semana, en festivales de Zaragoza y Madrid. Ademas, ha sido comprada y está siendo emitida por Digital +, la plataforma televisiva de pago con más suscriptores de España, y se ha situado estas semanas entre lo más visto en Filmin, una platafoma online de cine con más de 7.000 títulos disponibles.
El éxito de Bikini tendrá su continuación con un documental que recogerá la transformación de un pueblo pesquero en una referencia turística internacional, ‘Benidorm, Benidorm (El hombre que embotelló el sol)’. Si todo va bien, su rodaje comenzará el próximo enero. Costará más que Bikini, que se rodó en apenas una semana con poco más de 30.000 euros de presupuesto.
A pesar de las limitaciones, la historia dirigida por Óscar Bernàcer ha llegado a crítica y público. Rememora, en clave de comedia, los pormenores de la conversación entre Pedro Zaragoza, alcalde de Benidorm, y los Franco, que pasan del estupor inicial al asentimiento cuando el regidor pide la autorización del uso del bikini en su entonces rémoto y desconocido pueblo.
Carlos Areces, un actor que ha rodado con Pedro Almodóvar o Álex de la Iglesia, interpreta a Franco. Rosario Pardo (‘Cuentáme’) a la mujer del dictador. Y Sergio Caballero, un clásico de la escena valenciana, al alcalde Zaragoza. Sus interpretaciones en clave de comedia, junto con el toque siniestro que Bernàcer le da a la ambientación de el palacio de El Pardo, la residencia de los gobernantes, contrastan poderosamente.
“Me apasionaban los claroscuros de la historia”, dice el director de Bikini. Un alcalde franquista, muy religioso, pero al tiempo abierto a nuevas ideas y con ganas de trabajar por su pueblo, que se desplaza desde la luminosa Benidorm hasta la oscuridad de la morada de los Franco, donde cosas como el bikini sonaban a anatema. “Queríamos jugar con ese contraste, de ahí que los exteriores los reserváramos para el trailer y el final del corto”, dice Bernácer.
Trailer de Bikini
Finalmente, Zaragoza, con mano izquierda, consiguió que Franco primara la posibilidad de conseguir las muy necesitadas divisas del turismo frente al integrismo cristiano del régimen. A partir de la aprobación de la revolucionaria ordenanza de 1952, la historia es conocida. Un pueblo de 3.000 habitantes es ahora la tercera ciudad europea con más rascacielos, sólo por detrás de Londres y Milán. Esa es otra aventura que se contará, en un guiño claro a Nueva York, en ‘Benidorm, Benidorm’.