El polígono industrial de Carrases, en Llíria, encara su futuro como un espacio de concentración de empresas tecnológicas cerca de la ciudad de València. Pero además de sus instalaciones también ofrece una alta disponibilidad inmediata de suelo en grandes cantidades.
El alcalde del municipio, Joanma Miguel, es taxativo: “Cualquier inversor interesado consigue en un periodo de un mes las licencias para espacios de 15, 20, 30 o 60.000 metros cuadrados”. La agilidad de la tramitación se consigue gracias a que el polígono está completamente urbanizado, y se trata de un polígono de un millón de metros cuadrados que tiene todavía más del 50% de su suelo disponible.
Este espacio industrial empezó su andadura en 2018 y el aterrizaje de una empresa como Power Electronics, dedicada a la fabricación de componentes tecnológicos, marcó su futuro y su caracterización. Su llegada con unas instalaciones de 80.000 metros cuadrados supuso la creación de alrededor de 3.000 puestos de trabajo; en los últimos meses cuatro empresas más han decidido afincarse en este polígono ocupando 70.000 metros cuadrados más.
Para facilitar el desembarque de este tipo de empresas el alcalde explica que se hace con una política de bonificaciones de impuestos como el ICIO y el IBI de forma rigurosa: “No se puede bonificar igual a una empresa que viene a crear 10 puestos de trabajo que otra que viene para crear 1.000, igual que el volumen de inversión también marca los beneficios a los que se pueden acoger. Queremos que venga riqueza, pero también que se generen puestos de trabajo”. Con ello señala Juanma Miguel que se consigue la llegada de empresas de valor añadido, sofisticadas y sostenibles medioambientalmente“.
Reflejo en la economía local
El despegue de este polígono de Carrases ha supuesto también un repunte en la economía local, más allá de esta área. Así, el alcalde edetano indica que “en 2014 la ciudad tenía unos 5.000 afiliados en la Seguridad Social, ahora, diez años después, ya hemos superado los 9.000 afiliados”.
Aclara también que el polígono no ha supuesto una revolución de la noche a la mañana: “Ha dinamizado la economía, pero no es como la llegada de una megaempresa que duplique la población. Eso sí, el crecimiento de habitantes está produciéndose a un ritmo sostenido, entre un 2-3% durante los últimos años”.
A este crecimiento del empleo y de la población colabora la apertura de los negocios pequeños que se vinculan directamente a estas nuevas grandes empresas. Todo ello conjuntamente hace que la economía local, hasta hace unos años eminentemente vinculada a la agricultura, se haya volcado ahora hacia la industria y los servicios.
Pero para conseguir este éxito también se deben tener en cuenta las circunstancias específicas que lo han favorecido. “Tenemos unas infraestructuras que han propiciado un buen crecimiento, y el hecho de que la capacidad de los polígonos industriales en l'Horta estén llegando a su límite facilita su canalización hacia el Camp de Túria, por eso ahora el crecimiento de la comarca es exponencial”, afirma Miguel.
Como ejemplo, el alcalde apunta la ampliación de dos a tres carriles de la carretera a València. Pero de todos modos advierte que estas comunicaciones se deben mantener y optimizar infraestructuras como la variante de la CV-50 que conecta Llíria directamente con la costa en la Safor, así como también cuidar la conexión al Corredor Mediterráneo. “Esta comunicación fluida no puede perder tensión si queremos mantener la afluencia empresarial”, concluye el alcalde.